Una localidad valenciana de La Safor, lleva décadas luchando contra las corrientes de agua, la gula inmobiliaria y el desastre medioambiental. La alteración del litoral ha provocado la erosión de su orilla y cada año requiere el traslado de arena. Este año, la disminución ha puesto en peligro los edificios más próximos al agua, levantados antes de la Ley de Costas