El proceso de cambio climático, provocado por el calentamiento inducido por la actividad humana, supone una grave amenaza para España.
Para ver cuáles son las principales amenazas que se ciernen sobre nuestro entorno más próximo, se ha elaborado un informe con los principales riesgos ligados a este calentamiento.
El contexto de crisis climática en España
Enmarcado en este contexto de crisis climática, el Ministerio para la Transición Ecológica ha elaborado un informe donde identifica los factores de riesgo para España vinculados con el cambio climático. El llamado ERICC (Evaluación de Riesgos e Impactos derivados del Cambio Climático en España), organizado en torno a 14 sectores, llega a identificar hasta 51 factores de riesgo clave por su importancia y la urgencia de afrontarlos con prontitud.
La sucesiva materialización de eventos climáticos cada vez más extremos, como las DANAs que azotan el Levante, la ola de calor sufrida este verano y los terribles incendios del mes de agosto, son solo ejemplos recientes de las amenazas que pueden sacudir España si no se toman decisiones políticas importantes y una apuesta decidida por una política climática responsable.
En torno a catorce sectores principales, el Ministerio ha destacado los riesgos con mayor capacidad potencial de impacto, con importantes consecuencias tanto por separado como al interactuar entre sí; por lo que se requiere, de manera mayoritaria, una intervención a corto plazo ante la gravedad y el riesgo de generar daños irreversibles si no se actúa de inmediato.
Daños directos sobre la geografía y medio ambiente
La ausencia de una acción directa a corto plazo puede provocar importantes daños sobre el agua, la biodiversidad, la masa forestal, las costas y el medio marino.
En la situación del agua en España, la falta de actuación generará graves riesgos por sequías extremas o inundaciones, a causa de los cambios en la distribución y régimen de precipitaciones, así como en la cantidad y calidad de los recursos hídricos disponibles.
La biodiversidad del entorno también resultará gravemente afectada, con una pérdida potencial de biodiversidad que puede llegar a suponer extinciones locales en algunos ecosistemas. Además, los cambios también pueden degradar los ecosistemas, afectando procesos básicos como cadenas tróficas, patrones de vida de especies y migraciones.
Dentro de la biodiversidad, resultaría especialmente dañado el entorno forestal. Hay un grave riesgo de alteración y pérdida de masas forestales, tanto por el cambio climático como por el riesgo de grandes incendios. Esta influencia sobre las masas forestales implica otros procesos derivados, como la mayor erosión y pérdida de calidad del suelo, la disminución de la capacidad de absorción de carbono de los bosques y el riesgo de desertificación por cambios en la dinámica de precipitaciones.
Las modificaciones también afectan al aumento generalizado del nivel del mar, con consecuencias sobre el océano y la línea de costa. La subida del nivel del mar provoca pérdida de territorio costero, con el consiguiente daño a estructuras situadas en esa zona. Además, los cambios en las condiciones marinas, tanto en composición, temperatura o fenómenos de oleaje, pueden alterar infraestructuras portuarias, así como el hábitat y rutas migratorias de muchas especies marinas.
Riesgos directos sobre el ser humano
Otros riesgos afectan de manera directa a la vida, el hábitat y el bienestar de la población.
La amenaza más directa se dirige contra la salud de la población, entre la cual incrementos de temperatura y contaminación pueden provocar un aumento de la morbimortalidad, especialmente en personas vulnerables y trabajadores.
El riesgo también alcanza al sector primario (agricultura, ganadería y pesca), fuente de alimentación humana. La agricultura se puede ver dañada por la menor disponibilidad de agua y los eventos climáticos extremos; la ganadería puede sufrir por la subida de temperaturas y el descenso de lluvias; y la producción pesquera puede cambiar su distribución y concentración por la modificación de las condiciones del océano.
El hábitat humano no se escapa de estos peligros, con posibilidades de daños importantes en infraestructuras o el abastecimiento de servicios básicos por la mayor presencia de eventos climáticos extremos, así como la disminución del confort y habitabilidad de las viviendas por las altas temperaturas, afectando también los espacios públicos.
Toda esta serie de tensiones y conflictos potenciales genera graves amenazas para la paz y cohesión social. El cambio climático puede provocar degradación de medios de vida, riesgos de seguridad por interrupción de suministros básicos e incluso crisis o conflictos internacionales por el impacto sobre los recursos naturales y la competencia por los mismos.
Impacto en la economía
Además del medio ambiente y las condiciones de vida, estos riesgos tienen un impacto económico directo, con influencia sobre sectores de gran importancia económica.
Una de las principales amenazas se cierne sobre el sector energético. Hay un grave riesgo de pérdida de eficiencia de las líneas de distribución eléctrica, que podría afectar a la capacidad de suministro por el mayor consumo energético o picos de demanda, agravado por la disminución de producción de energía hidroeléctrica debido a la menor disponibilidad de agua.
Otro sector clave es la movilidad, con un importante riesgo de disminución de operatividad y daños en infraestructuras por eventos extremos, afectando transporte por carretera, ferroviario y portuario.
La industria y los servicios también pueden disminuir su capacidad operativa por eventos o temperaturas extremas, o por reducción del aporte hídrico, afectando materias primas dependientes de condiciones climáticas específicas.
Todas estas situaciones impactan el sector financiero y asegurador, con riesgos sobre precios de activos, aumento de compensaciones por pérdidas agrícolas, impago de préstamos y caída de inversión y ahorro en ciertas zonas.
En un ámbito más cultural, el patrimonio histórico puede verse dañado. Edificios y yacimientos en zonas submarinas o litorales pueden verse afectados por inundaciones o subida del nivel del mar, así como yacimientos del subsuelo, frescos o edificios históricos por cambios en precipitaciones y humedad. Además, patrimonio etnográfico y paisajes culturales sufren mayor riesgo de incendios.
Este deterioro del patrimonio cultural tiene graves consecuencias para el turismo, con la desaparición de recursos naturales, empeoramiento del confort climático y proliferación de enfermedades como factores que pueden derivar en una disminución de la demanda turística.
Son catorce sectores principales, todos relacionados con el hábitat natural y humano, que muestran una gran amenaza para nuestra salud, bienestar y condiciones de vida si no se toman acciones decididas a corto plazo contra el cambio climático provocado por la actividad humana.