Los agrocombustibles usan cultivos agrícolas (aceite de palma, caña de azúcar, colza, soja, etc), así como materia orgánica agroindustrial o desechos orgánicos para generar fuentes de energía para los motores de los vehículos. Pero lejos de ser una fuente sostenible, para generar estos agrocombustibles, se deforestan grandísimas cantidades de bosque primario, desplazando a las comunidades que dependen del bosque, destruyendo el hábitat de especies en peligro de extinción y generando problemas sociales como el acaparamiento de tierras.