El 5 de junio se celebra el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada para alertar de la peligrosidad de estas prácticas para la sostenibilidad de nuestros recursos pesqueros y los ecosistemas marinos.

Sumario

 

Los antecedentes de esta celebración se remontan al año 2015 cuando la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) propuso una iniciativa para establecer un día Internacional dedicado a combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, en el marco de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo. Tras varias consultas exhaustivas, se presentó la propuesta durante la XXXII Sesión del Comité de Pesca de la FAO (COFI). El Comité de Pesca respaldó la idea de designar el 5 de junio como el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada, en conmemoración de la entrada en vigor del Acuerdo sobre las Medidas del Estado Rector del Puerto como tratado internacional. Este acuerdo es un hito histórico, ya que es la primera medida jurídicamente vinculante que se dedica específicamente a combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.  En julio de 2017, el proyecto de resolución se presentó ante la XL Sesión del Comité de Pesca de la FAO (COFI) para su aprobación y finalmente en diciembre de 2017, la Asamblea General de la ONU, en su resolución anual sobre pesca sostenible, proclamó oficialmente este día internacional que se celebra el 5 de junio.

 

¿Qué es la pesca ilegal y por qué es tan dañina?

 

La pesca ilegal abarca aquellas actividades que transgreden las normativas establecidas en una pesquería, ya sea mediante la falta de declaración de las capturas o por la operación en zonas pesqueras no reguladas, donde nadie ejerce una gestión adecuada. Por ello hablamos de pesca ilegal, no declarada y no regulada (conocida por sus siglas en inglés como INDNR, por su Reglamento de lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no regulada).

Estas prácticas agotan las poblaciones de peces y representan una de las mayores amenazas para los ecosistemas marinos, minando los esfuerzos para conseguir una ordenación sostenible de la pesca. 

De hecho, algunas explotaciones pesqueras están al borde del colapso. El 34,2 % de las poblaciones de peces están sobreexplotadas, el 56,9 % corresponde a su capacidad y el 6,2 % se sitúa por debajo, según los últimos datos de la FAO.

 

Uno de cada 5 peces capturados en el mundo es ilegal

 

Según la FAO, uno de cada 5 peces que se capturan en el mundo proceden de la pesca ilegal. Anualmente, se estima que se capturan de manera ilegal entre 11 y 26 millones de toneladas de pescado en todo el mundo, lo que resulta en pérdidas económicas que oscilan entre los 10.000 y 23.500 millones de dólares para la economía global. Estas cifras representan aproximadamente entre el 13 % y el 31 % de la producción total notificada de productos pesqueros a nivel mundial, llegando al 40 %, en algunas regiones.

 

La Unión Europea es el mayor importador mundial de productos pesqueros

 

En 2022, con motivo del Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, la Unión Europea, en la que se calcula que aproximadamente el 15% de la pesca es ilegal, presentó un informe especial para analizar la situación de la pesca en los estados miembros.

La Unión Europea (UE) desempeña un papel significativo a nivel global en el ámbito de la pesca. Cuenta con una de las flotas pesqueras más grandes del mundo, compuesta por aproximadamente 79.000 buques, y representa el 6 % de la producción pesquera mundial a través de sus capturas. El sector pesquero emplea directamente a 129.540 pescadores y genera ingresos anuales de 6.300 millones de euros. España, Dinamarca, Francia y los Países Bajos son los estados miembros líderes en términos de volumen en el mercado pesquero. La UE consume muchos más productos de la pesca de los que captura o cría, e importa el 60 % de los productos consumidos para satisfacer la demanda. Esto la convierte en el mayor importador mundial de productos de la pesca (34 % del comercio mundial total medido con arreglo a su valor).

 

Atún, bacalao, merluza, tiburón y peces de arrecife, entre los más amenazados

 

El atún, especialmente el atún rojo, es una especie que enfrenta una alta presión de pesca ilegal debido a su alto valor comercial y demanda en el mercado internacional. El bacalao y la merluza son otras especies que se ven afectadas por la pesca ilegal en varias regiones. Muchas especies de tiburones también son objeto de pesca ilegal debido a sus aletas, que tienen un alto valor en el mercado del comercio de aletas de tiburón. La práctica de la pesca de aletas y descarte de los cuerpos de los tiburones ha llevado a la disminución de sus poblaciones en todo el mundo.

Los peces de arrecife, como los meros y los peces loro, son víctimas de la pesca ilegal debido a su atractivo en el mercado de acuarios y restaurantes de lujo. La captura no regulada y destructiva de estas especies puede tener graves consecuencias para los ecosistemas de arrecifes de coral. Los peces que se alimentan de plantas desempeñan un papel crucial en el equilibrio de los ecosistemas al alimentarse de plantas acuáticas, manteniendo así la salud de los arrecifes de coral y el crecimiento de las algas. Sin embargo, la pesca excesiva de estos herbívoros, ya sea de forma intencional o como captura accidental, puede debilitar los arrecifes y hacerlos más vulnerables a los impactos de fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático. Además, los equipos de pesca y los desechos pueden causar daños físicos a los delicados corales, que son los pilares fundamentales de los arrecifes.

Otras especies como el fletán, las gallinetas, los langostinos, el lenguado europeo, las mantas y rayas, el pez espada, la platija, el rape o el salmón del atlántico también están en peligro según el último listado elaborado por Greenpeace.

 

Avances recientes en la lucha contra la pesca INDNR

 

En los últimos años, ha habido avances significativos en la lucha contra la pesca INDNR. La adopción de tecnologías avanzadas de monitoreo y seguimiento, como los sistemas de identificación automática (AIS) y el monitoreo satelital, ha mejorado la capacidad de los países para detectar y prevenir la pesca ilegal. Además, la cooperación internacional ha sido fundamental para el éxito de estas iniciativas. Organizaciones como INTERPOL y la FAO han trabajado juntamente con gobiernos y el sector privado para fortalecer la vigilancia y aplicación de las normativas pesqueras. Desde 2016 existe el AMERP -Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto- que es el primer tratado internacional de carácter vinculante centrado específicamente en la pesca INDNR. Su objetivo es prevenir, desalentar y eliminar la pesca INDNR impidiendo que los buques que la practican utilicen puertos para desembarcar sus capturas. De esta manera, el AMERP reduce los incentivos para que estos buques continúen operando y, además, frena el flujo de productos pesqueros derivados de la pesca INDNR hacia los mercados nacionales e internacionales. La aplicación eficaz del AMERP contribuye, en última instancia, a la conservación a largo plazo y el uso sostenible de los recursos marinos vivos y sus ecosistemas. Las disposiciones del AMERP se aplican a los buques de pesca que soliciten entrar a un puerto designado de un estado que sea diferente de su estado del pabellón.

La colaboración entre gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil es esencial para proteger nuestros océanos y asegurar que las futuras generaciones puedan seguir beneficiándose de ellos.  A su vez, como consumidores, deberíamos saber que la pesca sostenible empieza por nosotros y saber de dónde procede el pescado que comemos, nos ayuda a tomar decisiones informadas.