¿Sabes realmente qué es un yogur con bífidus y por qué puede ser beneficioso para tu salud? Por poner un ejemplo porque probablemente no lo sepas, más allá de lo que dice el anuncio, pero efectivamente se trata de un producto probiótico dado que contiene bacterias beneficiosas para nuestra salud.

En nuestro mercado hay productos así. Forman parte de lo que se conoce como la microbiología de los alimentos, encargada de estudiar los microorganismos que pueden afectar a lo que comemos, según explica el técnico superior en dietética Álvaro Vargas.

 

Alimentos probióticos

 

"Hay microorganismos en los alimentos que generalmente no producen ningún tipo de alteración en nuestro organismo, no derivan en enfermedad, y pasan inadvertidos, mientras que otras veces los microorganismos se pueden manifestar modificando el alimento, produciendo una infección alimentaria o aportando propiedades positivas, como es el caso de la fermentación, que aumenta las bacterias beneficiosas en ese alimento, es decir, los probióticos", añade.

Según explica, con motivo de la publicación de su libro, Refuerza tus defensas, de Grijalbo, en nuestra microbiota hay casi 100 millones de bacterias beneficiosas para el sistema inmune, y los alimentos con probióticos llevan bacterias similares, son sobre todo alimentos fermentados, como el yogur, el chocolate negro (por encima del 75%, cuanto más puro, mejor), el chucrut, el miso, los encurtidos, las aceitunas, o el té kombucha, que aunque no son muy habituales en una cesta de la compra, porque son difíciles de encontrar algunos, e incluso caros, sí pueden ser beneficiosos para nuestra salud, según aclara.

Es más, sostiene que se pueden considerar como alimentos probióticos "todos aquellos que contienen bacterias beneficiosas en su composición". Al tomarlos, en principio, dice que estamos ingiriendo millones de estos microorganismos que pueden asentarse y formar parte de nuestro intestino o eliminarse; si bien avisa de que "no están muy estudiadas las causas de por qué ocurre una cosa u otra".

"Lo que sí que está claro es que para que estas bacterias se asienten en el colon hay que tomar los probióticos de forma regular, entre tres y seis meses, igual ocurre con los suplementos de probióticos. No es tan sencillo que estas bacterias extrañas aniden en la colonia ya formada en nuestro organismo, se necesita tiempo y a veces no se acaban de integrar", agrega Vargas.

 

La mayoría son alimentos fermentados

 

Una de las características de estos alimentos, según subraya el experto, es que la mayor parte son alimentos fermentados, es decir, que han pasado un tiempo en alguna solución acuosa y esto ha propiciado la aparición de bacterias beneficiosas.

Por otro lado, el técnico superior en dietética se muestra partidiario de la toma de suplementos de probióticos de forma continuada, y especialmente coincidiendo con los cambios de estación, y si hemos estado tomando medicamentos como los antibióticos, si hemos salido de alguna dolencia, en particular gastrointestinal, "pero no estaría de más en cualquier momento", o tras una infección.

 

Los alimentos prebióticos

 

En cuanto a los alimentos prebióticos, Vargas incide en que se trata de alimentos que no presentan en su composición estas bacterias, pero sí que propician que los intestinos las fabriquen y facilitan que se cultiven bacterias beneficiosas: "Como si fueran afrodisíacos para estos microorganismos, ya que los ayudan a procrear. Eso sí, no resultan tan efectivos en esta tarea como los probióticos, ya que su interacción con la microbiota ya existente es todavía más incierta, pero sin duda ayudarán".

Según incide estos alimentos prebióticos no llevan esas bacterias beneficiosas pero sí sirven como entrenamiento y mejoran las bacterias que ya existen. "Aquí se enmarcarían todas las verduras, que ayudan a nuestra flora intestinal, sobre todo las verduras de hoja verde como las espinacas, las lechugas, o las coles, y luego las crucíferas son muy interesantes como la coliflor, el nabo, la col rizada, o el brócoli. Otros alimentos ricos en prebióticos son el ajo, las alcachofas, la avena, la cebolla, los espárragos, los garbanzos, las lentejas, la patata, los plátanos, y el puerro", afirma Álvaro Vargas.