España vive en 2025 su peor año en materia de incendios forestales en décadas. Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), el fuego ha arrasado 354.005,11 hectáreas de terreno hasta el 28 de septiembre, una superficie equivalente a cerca de cinco veces la ciudad de Madrid.
La cifra combina los datos facilitados por las comunidades autónomas (281.163,66 hectáreas) con una estimación adicional del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) de Copernicus (72.841,45 hectáreas). Con ello, el balance sitúa al presente año como el más devastador en cuanto a superficie quemada, superando ampliamente a 2022, cuando en la misma fecha se habían contabilizado 262.315,84 hectáreas calcinadas.
Además, 2025 se ha convertido también en el año con mayor número de grandes incendios forestales, aquellos que superan las 500 hectáreas afectadas. En total se han registrado 63 siniestros de gran magnitud, más del triple de la media de la última década, situada en 20 a estas alturas del año.
Menos incendios, pero más destructivos
A pesar de la gravedad de las cifras, 2025 no ha sido el año con más incendios declarados. Hasta finales de septiembre se han registrado 7.118 fuegos, de los cuales 2.221 han sido conatos, es decir, incendios que no llegaron a afectar a una hectárea. Esta cantidad contrasta con la del año 2017, cuando se contabilizaron 11.561 incendios, aunque la mayoría de menor extensión.
La comparación refleja un fenómeno cada vez más habitual: menos incendios, pero más virulentos. Los fuegos que logran escapar al control inicial se propagan con enorme rapidez, impulsados por condiciones meteorológicas extremas y por el abandono de amplias zonas rurales, donde la vegetación acumulada se convierte en un combustible altamente inflamable.
De las hectáreas reportadas por las comunidades autónomas, 151.475,45 corresponden a matorral y monte abierto, las más castigadas por las llamas. Les siguen 83.679,53 hectáreas de superficie arbolada –bosques y masas forestales– y 46.008,68 hectáreas de pastos y dehesas, esenciales para la ganadería extensiva.
El MITECO ha advertido de que estos datos “ponen de manifiesto la urgencia de adaptar las políticas de prevención al nuevo contexto climático”, marcado por temperaturas más elevadas, sequías prolongadas y un régimen de vientos que favorece la rápida expansión de los incendios.
Un verano extremo y un desafío creciente
El año 2025 ha estado caracterizado por olas de calor prolongadas, escasas precipitaciones y fuertes rachas de viento en buena parte del interior peninsular. Estas condiciones han favorecido la propagación de incendios de comportamiento “explosivo”, que en ocasiones han resultado imposibles de contener incluso con el despliegue de medios aéreos.
Regiones como Castilla y León, Galicia, Aragón y la Comunidad Valenciana han sufrido algunos de los siniestros más graves del verano, con miles de hectáreas arrasadas en cuestión de horas.
Durante este verano, la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha tenido un papel destacado en el dispositivo de lucha contra el fuego. Según el Ministerio del Interior, la UME ha intervenido en la mayoría de los grandes incendios forestales declarados este año, tras ser activada por el Centro Nacional de Emergencias (CENEM).
En julio, por ejemplo, el Ministerio de Defensa informó de la participación simultánea de sus efectivos en tres incendios de gran magnitud en distintas comunidades autónomas, entre ellas Castilla y León, Aragón y la Comunidad Valenciana. Su despliegue ha sido clave en siniestros como los de Teresa de Cofrentes (Valencia) o Jarilla (Cáceres), donde colaboró con los servicios autonómicos en las tareas de control y extinción.
Los expertos advierten que la situación de 2025 no es un episodio aislado, sino parte de una tendencia ascendente vinculada al cambio climático. Condiciones meteorológicas más cálidas y secas, junto con la falta de gestión forestal, incrementan el riesgo de incendios de gran intensidad.
Frente a esta situación, el Gobierno ha reforzado el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Incendios Forestales, destinando 115,8 millones de euros para la campaña 2025. Según informó la ministra portavoz Pilar Alegría, la iniciativa busca mejorar la prevención, la gestión forestal y la coordinación con las comunidades autónomas, asegurando una respuesta más eficaz ante los siniestros. Además, algunas comunidades, como Asturias, han anunciado un refuerzo de los fondos destinados a prevención y gestión de incendios, con una inversión histórica de 95 millones de euros para este año.
Entretanto, 2025 queda ya marcado como el año en que el fuego se impuso con más fuerza que nunca sobre los bosques españoles: más de 354.000 hectáreas reducidas a ceniza y un desafío urgente para el futuro.