El negacionismo del cambio climático es un posicionamiento político que ya estaba instalado en el Partido Republicano mucho antes de la incorporación de Donald Trump a las filas republicanas. No obstante ello, desde el inicio de su candidatura a las elecciones presidenciales de Estados Unidos (EE UU), éste ya dejó clara cuál era su opinión sobre el calentamiento global y se declaró en varias ocasiones en contra de la existencia del cambio climático calificándolo de un “invento de los chinos”.

Hoy es 5 de junio y se celebra el Día Internacional del Medio Ambiente. Este año, los compromisos con el medio ambiente no pasan por su mejor momento en lo que a la Administración estadounidense se refiere. El nuevo mandatario norteamericano ha cumplido con su promesa electoral de sacar a Estados Unidos del pacto climático.

El ahora presidente norteamericano, Donald Trump, el jueves pasado, anunció desde los jardines de la Casa Blanca que su país se retiraba de los Acuerdos de París. Trump argumentó que los compromisos recogidos son “un mal acuerdo” que perjudican al desarrollo de la economía y la creación de empleo. También advertía que no estaba dispuesto a aceptar una "redistribución de la riqueza" norteamericana entre otros países.

Estos razonamientos contradicen los expuestos por algunas de las empresas locomotoras de la economía estadounidense entre las que se encuentran Goldman Sachs, Unilever, Coca Cola Company, Procter & Gamble, Salesforce y The Dow Chemical Company que le expresaban al presidente, en una carta abierta –del 10 de mayo del presente año–, el apoyo al acuerdo sobre el clima de París y en la que le pedían permanecer en Acuerdo ya que consideraban que era “lo mejor para los intereses y el comercio de Estados Unidos, la creación de empleo y la prosperidad americana”.

Empresas locomotoras de la economía estadounidense han apoyado el acuerdo

El anuncio de Donald Trump de la retirada del pacto climático –y como era previsible– ha provocado reacciones inmediatas tanto a nivel internacional como en su propio país, y ha generado críticas desde todos ámbitos sociales.

La Comisión Europea antes del anuncio ya consideraba decepcionante una posible confirmación de la retirada de uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero. Por ello, justo antes de la cumbre entre la UE y China –del viernes pasado– quisieron lanzar “una señal fuerte” y dejar claro que "seguirán adelante con la aplicación del acuerdo, con independencia de si otro se retira". 

Desde China se ve como una oportunidad el distanciamiento de EE UU de las viejas alianzas europeas, pese a las discrepancias democráticas y los conflictos comerciales que se miran con recelo desde Bruselas a la hora de escoger al gigante asiático como aliado estratégico. China es también uno de los principales emisores mundiales de gases de efecto invernadero y para la tranquilidad de los mandatarios europeos el primer ministro chino, Li Keqiang, reafirmó el compromiso de su país con los Acuerdos de París sobre el cambio climático.

Por otro lado en España, las organizaciones ambientales Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, WWF y SEO/BirdLife han manifestado de manera conjunta su rechazo a la decisión “ambiental” de Donald Trump de sacar a Estados Unidos de los Acuerdos de París ya que lo consideran un "grave retroceso ambiental" que, además, podría tener "repercusiones sociales y económicas dentro y fuera del país americano".

También valoran positivamente el "movimiento de indignación mundial" que ha generado Trump con su decisión y celebran que Francia, Alemania o Italia no hayan tardado en responder "firmes" al anuncio de la Casa Blanca.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, un día después del anuncio de su jefe Trump, afirmó que el Gobierno norteamericano seguía comprometido con la reducción de las emisiones de gases contaminantes a pesar de la retirada de los acuerdos sobre el clima: "Fue una decisión política y creo que lo importante es que todos reconozcan que Estados Unidos tiene un magnífico registro en reducción de emisiones".

Cabe destacar que cuando Tillerson era director ejecutivo de la petrolera Exxon Mobil Corporation, defendió públicamente la permanencia de EE UU en los Acuerdos de París para mantener la posición negociadora a nivel internacional y poder influir en diseño de las estrategias energéticas a nivel global.

Rex Tillerson defendió públicamente la permanencia de EE UU en el pacto climático

El Acuerdo de París en contra del cambio climático, sellado por cerca de 200 países en 2015, tiene como objetivo limitar el calentamiento del planeta mediante la reducción del dióxido de carbono (CO2) y otras emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles. En virtud del pacto, Washington –entonces bajo el mandato del expresidente Barack Obama– se comprometió a reducir sus emisiones para 2025 en un rango de entre 26 y 28% con respecto a los niveles de 2005.

En cualquier caso, Estados Unidos no podrá dejar el Acuerdo del Clima de París hasta el 4 de noviembre de 2020. El artículo 28.1 lo imposibilita y establece determinadas condiciones. Un país podrá solicitar su retirada oficialmente por escrito a la Organización de Naciones Unidas y solo será efectiva hasta que hubiera transcurrido el periodo de un año. Además, esta solicitud no podrá ser presentada hasta pasados tres años de la entrada en vigor de los acuerdos, –el 4 de noviembre de 2016–.

Medidas hostiles

Desde el inicio de su mandato Donald Trump ha tomado una serie de medidas que dejaban clara cuál iba ser su línea en materia de medio ambiente. Antes de su nombramiento como presidente de Estados Unidos se produjeron duras críticas y movilizaciones ciudadanas por parte de indígenas y ecologistas en contra de la reactivación de los polémicos proyectos oleoductos Keystone XL y Dakota Acces, vetados y paralizados por Barack Obama meses atrás. A juzgar por los acontecimientos posteriores, tales protestas no causaron efecto alguno  en el mandatario ya que el 24 de enero firmó dos órdenes ejecutivas que reactivaban los oleoductos.

Scott Pruitt era conocido por ser un negacionista confeso del cambio climático

Después de la Marcha de las Mujeres fue el turno de los científicos que se organizaron para manifestarse en contra de las decisiones que la Administración Trump iba perfilando. Los responsables de la March for Science (Marcha por la Ciencia), desde un planteamiento no partidista, pretendían que sus protestas tuvieran impacto en los líderes políticos y aseguraban en su web: “Esto debe preocupar a cualquiera que valore la investigación empírica y la ciencia”.

A finales del mes de enero Donald Trump ordenó a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) que eliminara la página sobre cambio climático de su sitio en Internet. Empleados de la EPA se quejaron y sostenían que si el sitio web era eliminado “los años de trabajo realizado en materia de cambio climático desaparecería".

Pocos días después nombró a Scott Pruitt como dirigente de Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos en contra de centenares de voces críticas provenientes de la misma agencia.

Scott Pruitt fue fiscal general de Oklahoma y era conocido por ser considerado un negacionista confeso del cambio climático y firme opositor a las leyes de regulación en materia de medio ambiente. De hecho, Pruitt havia desafiado en numerosas ocasiones la autoridad legal de la EPA para regular sobre contaminación de mercurio, smog, emisiones de carbono de las centrales eléctricas o la calidad de los humedales y aguas.

El 28 de marzo Donald Trump también firmó una orden ejecutiva desde la sede de la EPA –rodeado por un grupo de mineros del carbón–, que suspendía media docena de medidas promulgadas por Barack Obama y que ahora refuerzan el uso de los combustibles. Según la Casa Blanca sirven para "ayudar a que la energía y electricidad se mantengan asequibles, confiables y limpias para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos".

Se está revisando la situación de varios parques naturales para estudiar su reducción

También ha sido fuertemente criticado el hecho de que el Departamento de Interior esté revisando la situación de varios parques naturales para estudiar su reducción y conseguir posibles licitaciones para la extracción de petróleo y gas. Esto incluye el refugio nacional ártico de Alaska.

Una decisión que afecta a todo el mundo

¿Qué importancia tiene que Estados Unidos se haya retirado de los acuerdos de París? Según Pieter Tans, científico principal de la Red de Referencia Global de Gases de Efecto Invernadero de la agencia meteorológica estadounidense (NOAA), "la tasa de crecimiento de CO2 durante la última década es de 100 a 200 veces más rápida que la experimentada por la Tierra desde la última Edad de Hielo".

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera se han disparado en el mundo en las últimas décadas conforme a los datos del Centro de Análisis de Información sobre Dióxido de Carbono del Laboratorio Nacional de Oak Ridge (Estados Unidos) que maneja el Banco Mundial.

De acuerdo con las métricas per cápita de emisiones de CO2 –calculadas en toneladas– en 1960 en todo el planeta se emitían 3.093 toneladas de CO2 a la atmósfera en comparación con las 4.996 de 2013.

La temperatura media mundial en 2016 fue la más alta desde que se iniciaron los registros en 1880, superando el récord anterior establecido el año 2015 con 0,04 °C. El año pasado fue el tercero consecutivo batiendo los registros de calor. 

El aumento de la temperatura del planeta tiene múltiples consecuencias que investigadores de todo el mundo están todavía tratando de cuantificar. Quizás uno de los más visibles es el derretimiento de los polos.

El hielo marino más antiguo del Ártico está desapareciendo, y está siendo sustituido por otro reciente más delgado, muy vulnerable al aumento de temperaturas en verano.