La ONU ha declarado 2013 el Año de la Quinua con el objetivo de reconocer la importancia de este cultivo para la manutención de los pueblos de la cordillera andina desde hace milenios, pero también de dar a conocer la que puede tener en el futuro para contribuir a la erradicación del hambre en el mundo. La quinua (también se la conoce como quinoa, o como kinwa en lengua quéchua) es el único alimento vegetal que posee los ocho aminoácidos esenciales para el ser humano.

Además, su consumo proporciona al organismo hierro, calcio, fósforo, magnesio, zinc y vitaminas B, E, I y C, y no contiene gluten, lo que la convierte en un excelente sustituto del trigo u otros cereales para los celíacos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la riqueza en nutrientes de esta planta y la facilidad de su cultivo pueden hacer de ella un elemento clave para contribuir a "la seguridad alimentaria mundial".

En efecto, el aporte nutricional de la quinua (Chenopodium quinoa), considerada un pseudocereal (por no tratarse de una gramínea), es mayor que el del trigo, el arroz, el maíz o la avena, y su contenido calórico es superior al de los huevos o la leche, aunque a diferencia de éstos no genera colesterol. Y tiene efectos terapéuticos conocidos desde hace siglos por los habitantes de los Andes. Pese a ello, su producción en la región cayó en picado a principios del siglo pasado por no poder competir con los precios de los cereales importados masivamente del resto del mundo.

Se trata del único vegetal que aporta todos los aminoácidos que necesita el organismo humano

"Además de su importante valor proteico, que hace posible que pueda sustituir a la carne, destaca por su importante contenido y calidad de aceite", manifiesta la nutricionista boliviana Rita Medina. "Se estima que el grano de quinua posee un contenido de aceite promedio del 6%, superior al del maíz", afirma.

Y se trata de una especie de enorme adaptabilidad: se cultiva en zonas con humedades relativas desde el 40% hasta el 88%, desde el nivel del mar a alturas de 4.000 metros, soporta temperaturas desde 8 grados centígrados bajo cero a 38 sobre cero y es capaz de resistir a la falta de humedad en el suelo, lo que hace de ella una gran alternativa para países con problemas de suministro alimentario sometidos a condiciones climáticas extremas acrecentadas por el cambio climático. Por si ello fuera poco, la amarga cáscara del fruto contiene saponinas que actúan como eficaz repelente natural de aves e insectos y permiten su cultivo sin emplear productos tóxicos.

Según la Fundación PROINPA, que trabaja en el desarrollo de tecnologías agrícolas para ayudar a los campesinos pobres de Bolivia, existen más de 3.000 variedades o ecotipos de quinua, tanto agrícolas como silvestres, aunque se pueden agrupar en cinco grandes categorías: las que crecen a nivel del mar, en el altiplano, en los valles interandinos, en los salares (desiertos salados) y en los Yungas (bosque húmedo tropical de montaña).

 

Cultivo espacial



En 1996, la planta ya fue catalogada por la FAO como uno de los cultivos más prometedores para la humanidad, e incluso la agencia espacial estadounidense, la NASA, la ha incluido en el programa CELSS (siglas en inglés de Sistemas Ecológicamente Controlados de Apoyo a la Vida) para su posible uso como cultivo dentro de naves espaciales en viajes de larga duración o en posibles asentamientos en otros planetas. De hecho, las barritas de quinua forman parte desde hace tiempo del menú de los astronautas en las misiones actuales.

El pasado febrero, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó oficialmente el año internacional, que es fruto de una propuesta de Bolivia, país que preside los organismos que organizarán los actos relacionados con el acontecimiento. "La quinua es el regalo ancestral de los pueblos andinos, que se produce hace más de 7.000 años y que se presenta como una alternativa digna frente a la actual crisis alimentaria", proclamó ante el máximo organismo deliberativo de la ONU el presidente boliviano, Evo Morales.

Aunque es originaria de la franja montañosa de América del Sur que se extiende entre Colombia y Chile, entre los principales productores mundiales están, según datos de la FAO de 2011, además de Perú (41.168 toneladas) y Bolivia (38.257), los Estados Unidos, y está empezando a cultivarse con buenos resultados en algunas zonas de Europa, Asia y África.

 

Precios disparados



Hasta no hace muchos años no se la consideraba un producto de gran valor comercial, pero eso ha empezado a cambiar. Hoy es importada por el Reino Unido, Alemania, Suecia, Italia o Canadá, donde los consumidores están cada día más preocupados por la calidad de su alimentación. Bolivia exporta ya cerca del 90% de su producción lo que, paradojas crueles del sistema económico, está encareciendo su precio hasta hacerlo inasequible para buena parte de los consumidores locales, en un país donde, según la misma FAO, el 24% de la población, unos dos millones de personas, pasaban hambre en 2011.

Los mayores productores mundiales son Perú y Bolivia, pero ya les siguen los Estados Unidos

La quinua que llega a España procede en gran parte del comercio justo. El volumen de exportaciones globales de Bolivia por medio de este sistema pasó de 1.400 toneladas en 2001 a 4.800 en 2005, cuando generó para los pequeños productores implicados una renta de unos 4,2 millones de euros. Un estudio del año 2000 señalaba que en el país había unos 70.000 pequeños productores de quinua, aunque apenas 15.000 de ellos comercializaban sus cosechas y sólo unos 2.000 trabajaban para el mercado exterior.

Otro estudio de 2002 estimaba que hasta el 78,4% de las familias del altiplano sur boliviano la cultivaban. Evo Morales afirmó en la ONU que la superficie plantada de quinua en su país "crece un 10% cada año". La organización Justicia Alimentaria Global (VSF) confirma que el área cultivada pasó de 48.897 hectáreas en 2007 a 64.770 en 2011, pero denuncia que ello se debió en gran parte debido a la entrada de grandes empresas agroalimentarias, que ya controlan el 78% de la producción de alimentos boliviana (que hace 20 años estaba en un 80% en manos de los pequeños campesinos) y producen básicamente para la exportación. De ahí el alza de los precios.

De la quinua, el llamado grano de oro de los incas, se aprovecha todo. Se consume la semilla tostada para producir harina, cocida, añadida a las sopas, usada para hacer pastas o fermentada para producir cerveza o la chicha, una bebida alcohólica tradicional andina. Pero también son comestibles sus hojas, de un contenido nutricional similar al de la espinaca, y que los pueblos de la zona emplean para diferentes fines medicinales. Su vinculación con algunos ritos religiosos indígenas hizo que los colonizadores españoles prohibieran su cultivo durante mucho tiempo. Hoy, sus descendientes la compran a buen precio en tiendas especializadas.