El 6 de febrero se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, para concienciar a la sociedad sobre la importancia de acabar con esta práctica que supone una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.

Sumario

 

El 20 de diciembre de 2012 la Asamblea General de la ONU proclamó mediante la resolución 67/146 que el día 6 de febrero se celebrara el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina para concienciar sobre la barbarie de esta práctica y la necesidad de erradicarla. En este 2024 se celebra bajo el lema #HerVoiceMatters (#SuVozImporta) para liderar el movimiento #EndFGM (#AcabarConLaMutilaciónGenitalFemenina).

 

La MGF se practica aún en 30 países y se pretende erradicar para 2030

 

La Mutilación Genital Femenina (MGF) o ablación es una práctica tradicional en algunos países que consiste en alterar o lesionar los genitales femeninos por motivos que no son médicos. Se trata de una costumbre ancestral que se practica en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional, así como algunos países asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.

Esta práctica conlleva intensos dolores y puede resultar en hemorragias prolongadas, infecciones, infertilidad, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto y e incluso la pérdida de vidas. Internacionalmente está reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas. 

Es por esto por lo que las Naciones Unidas luchan por su erradicación plena para 2030, siguiendo el espíritu del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5. Para ello, cuenta desde 2008 con el mayor programa mundial para acelerar la eliminación de la MGF dirigido por el Fondo de Población de las Naciones Unidas y UNICEF y que actualmente se centra en países de África de manera prioritaria.

 

Más de 200 millones de niñas y mujeres la han sufrido

 

Se cree que más de 200 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de algún tipo de MGF, pero debido a la naturaleza privada del asunto, resulta imposible calcular con precisión la cantidad total de fallecimientos relacionados con ella. En la actualidad, cada año se les mutilan los genitales a tres millones de niñas y se calcula que 44 millones de niñas menores de 14 años han sufrido la ablación.

En 2024, casi 4,4 millones de niñas, es decir más de 12.000 cada día, corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina en todo el mundo. Gracias a los esfuerzos internacionales, en los últimos 25 años la prevalencia de la MGF ha disminuido en todo el mundo y en la actualidad, una niña tiene un tercio menos de probabilidades de sufrirla que hace 30 años. Sin embargo, las crisis humanitarias como los brotes de enfermedades, el cambio climático o los conflictos armados, entre otras, podrían hacer peligrar el mantenimiento de estos logros y consecuentemente hacer retroceder los avances hacia la consecución de la igualdad de género y del fin de la mutilación genital femenina para 2030.

 

Supone un coste de 1.400 millones de dólares al año

 

 Las consecuencias de la prevalencia de esta práctica no son sólo humanos y sanitarias sino también económicas. Según un informe de año 2020 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el coste económico del tratamiento de las secuelas podría ascender a 1.400 millones de dólares al año a nivel mundial.  Para determinados países, estos costes representarían por término medio casi el 10% de su gasto total en salud y para otros en cuya práctica está más extendida, puede llegar a representar hasta el 30%.

A partir de los datos correspondientes a 27 países donde la prevalencia de esta práctica es alta, el calculador de costes demuestra que la erradicación de la mutilación genital femenina tiene claras ventajas económicas. Si se abandonara esta práctica ahora, los ahorros en gastos de salud serían de más del 60% en 2050. En cambio, si no se adoptan medidas, se estima que aumentarán en un 50% durante el mismo período, habida cuenta del crecimiento demográfico y de que más niñas están expuestas a esta práctica.

 

La mayoría de las mutilaciones se realizan entre los 0 y los 15 años y cuentan con el apoyo de la comunidad

 

En algunas zonas, la MGF se realiza durante la infancia, incluso un par de días después del nacimiento. En otras, se lleva a cabo durante la niñez, a la hora de contraer matrimonio, durante el primer embarazo de una mujer o tras el nacimiento de su primer hijo. Informes recientes sugieren que la edad ha ido disminuyendo en algunas zonas y la mayoría de las MGF se realizan a niñas de entre 0 y 15 años.

Las comunidades que aún la realizan la justifican diciendo que realza la belleza, el honor, las perspectivas matrimoniales, el estatus social y la castidad de una mujer. Allí donde su práctica está muy extendida, la MGF cuenta con el apoyo tanto de hombres como de mujeres, que, por lo general, no la cuestionan, y cualquiera que se aparte de la norma puede enfrentarse a la condena, el acoso y el ostracismo. A las familias les resulta difícil abandonar la práctica sin el apoyo del resto de la comunidad. De hecho, se suele practicar incluso a sabiendas de que inflige daño a las niñas, porque consideran que los beneficios sociales son más altos que sus desventajas.

 

Testimonios de mujeres valientes que han sobrevivido han sido objetos de campañas de erradicación de la MGF

 

Los testimonios de las mujeres que han sobrevivido a la mutilación son desgarradores y se han plasmado en diferentes campañas de concienciación en los últimos años como "Nacidas completas" y "Una parte de mi".

La erradicación de la mutilación genital femenina no solo es una necesidad urgente desde el punto de vista de la salud pública, sino también un imperativo moral en la lucha por los derechos humanos. Las impactantes cifras reveladas por la Organización Mundial de la Salud resaltan el coste económico y humano devastador de esta práctica ancestral.

Al poner fin a la mutilación genital femenina, no solo se protege la salud y el bienestar de las mujeres y niñas, sino que también se generan beneficios económicos significativos para las comunidades y los países. La inversión en la eliminación de esta práctica es una inversión en un futuro más saludable, equitativo y respetuoso de los derechos fundamentales de cada individuo. Es hora de que la sociedad, los gobiernos y las comunidades se unan en un esfuerzo conjunto para poner fin a esta violación de derechos y construir un mundo donde todas las mujeres puedan vivir libres de esta amenaza a su salud y dignidad.