¿Hasta qué punto pueden resistir al calentamiento global los bosques tropicales? ¿Cuál es el límite de su resiliencia? Un megaestudio en el cual participaron decenas de científicos y científicas de diversos países apuntó a responder estas preguntas. Para ello combinó datos de 590 áreas forestales permanentes distribuidas por la franja tropical del planeta y correlacionó las variables climáticas con el ciclo de carbono de los bosques. Sus conclusiones se publicaron en la revista Science, en el artículo titulado 'Long-term thermal sensitivity of Earth’s tropical forests'.

“Este estudio mostró que la temperatura máxima es el factor que más influye sobre la biomasa situada arriba del suelo. En primer lugar, al reducir su capacidad de asimilar carbono a través de la fotosíntesis y de convertirlo en madera. En segundo lugar, al elevar la tasa de mortalidad de los árboles, lo que acentúa las emisiones de carbono y, como consecuencia de ello, el calentamiento global, en un círculo vicioso”, declara Luiz Aragão, uno de los científicos brasileños que participaron en la elaboración estudio.

Aragão es jefe de la División de Teledetección del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe), y participó en dos proyectos: La diversidad funcional de los biomas Amazonia, Bosque Atlántico y Cerrado en los ambientes intactos y en regeneración mediante imágenes hiperspectrales, y La interacción entre la sequía y el fuego en la vegetación secundaria de Brasil.

Es necesario que la temperatura global no exceda el límite de 2 °C

 

Para que los bosques tropicales puedan adaptarse a los cambios climáticos, es necesario que la temperatura global no exceda el límite de 2 °C por encima de la temperatura de la época preindustrial de acuerdo con meta estipulada en el Acuerdo de París. Y que la temperatura del área forestal no supere los 32,2 °C en el ámbito local.

“Esto vale para los bosques naturales no perturbados por la acción humana. Si le agregamos al calentamiento global eventos tales como los incendios, el desmonte y fragmentación de las áreas forestales, la resiliencia queda aún más comprometida”, añade el investigador.

Aragão explica que además de destruir la cobertura vegetal y de arrojar grandes cantidades de carbono a la atmósfera, estos eventos hacen mermar también el transporte de humedad en el interior de las selvas. Entonces, los bosques pasan a sufrir el impactado ocasionado tanto por la intensificación de las sequías en consecuencia del cambio climático global como por las sequías localizadas.

“Los bosques tropicales son sumamente resilientes. Pero existen límites que no pueden superarse. El estudio ahora publicado apuntó dos máximos limitantes: 2 °C por encima de la temperatura preindustrial para la temperatura global y 32,2 °C para la temperatura local. Con relación a los impactos causados localmente por la acción humana, estudios de modelado apuntan que una destrucción de entre el 30% y 40% puede llevar a una selva tan exuberante como la Amazónica al punto de no retorno. La fragmentación forestal crea bordes extremadamente susceptibles”, dice Aragão.

El investigador remarca que la Tierra ya pasó anteriormente por períodos de temperaturas elevadas. Pero esos cambios naturales fueron procesos a largo plazo que permitieron que las especies se adaptasen. Los actuales cambios, de origen antrópico, son tan rápidos que muchas veces no permiten la adaptación.

“Nuestro estudio demostró que aún tenemos una oportunidad de salvar a los bosques tropicales y a todo lo que representan para el equilibrio del planeta. Pero es necesario cumplir la meta global de mantener el calentamiento debajo de los 2 °C. Y localmente debemos defender los bosques contra toda acción predatoria”, culmina.