Las últimas previsiones de los expertos han anunciado las elevadas posibilidades de la próxima llegada del fenómeno de La Niña a Sudamérica.
Esta situación se caracteriza por una disminución de las temperaturas y la ausencia de lluvias, escenario que puede acarrear graves consecuencias sobre la agricultura y el abastecimiento de alimentos de la zona, aunque sus efectos también se dejan notar a un nivel más global.
¿Qué es el fenómeno de La Niña?
El fenómeno climático de La Niña es un acontecimiento de carácter cíclico que provoca el enfriamiento de las aguas superficiales de la costa pacífica sudamericana, con la consiguiente bajada de temperaturas de la zona y una importante escasez de lluvias con respecto a la situación normal.
Este proceso comienza con el fortalecimiento de los vientos alisios que soplan en dirección oeste. Este flujo empuja la superficie del océano, compuesta por aguas más cálidas, en dirección al Sudeste asiático. Este movimiento de las capas más elevadas provoca que el agua del fondo oceánico, más fría que la superficial, aflore a la superficie marina más próxima a la costa pacífica de Sudamérica.
Este flujo provoca anomalías en el comportamiento climático de ambas costas del Pacífico. En Sudamérica genera unas condiciones más frías y secas de lo normal; mientras que en el sudeste de Asia la llegada de vientos cargados de humedad provoca lluvias muy abundantes. Pero esta singularidad no circunscribe sus consecuencias solo en el Pacífico Sur, sino que afecta a la dinámica de lugares mucho más lejanos, como la temporada de huracanes del Atlántico o la temperatura media del planeta.
La complementariedad con El Niño
La Niña forma parte del fenómeno global denominado El Niño. Ambas situaciones resultan complementarias entre sí. En contraposición al frío que provoca La Niña, El Niño es un periodo más cálido, donde las aguas calientes del Pacífico se desplazan hacia las proximidades de la costa de Sudamérica, lo que provoca temperaturas más altas de lo normal que van acompañadas de lluvias muy intensas que pueden causar estragos en la zona.
Ambos fenómenos se suceden entre sí con carácter cíclico, pero no de una manera regularmente periódica. Este ciclo se ha catalogado con un periodo medio de vida de unos cuatro años, pero su repetición puede oscilar entre dos y siete años. Así, cuando el fenómeno de La Niña empieza a remitir, la superficie del mar se vuelve más cálida, lo que crea condiciones favorables para que se dé la transición hacia El Niño. Y cuando este segundo fenómeno comienza a remitir, la bajada de temperatura de la superficie del mar favorece el proceso inverso hasta desembocar en La Niña.
Efectos sobre la población del Pacífico Sur
Los expertos prevén una importante aparición de La Niña en los próximos meses. Esta situación provocará un enfriamiento de la situación meteorológica en Sudamérica y el riesgo de sufrir mayores sequías. Con la próxima llegada de la primavera austral, las temperaturas serán más frías y se dará una considerable ausencia de lluvias y las temidas sequías que acarrea. Con el paso de los meses, la llegada del invierno en el hemisferio sur puede ser anterior a lo esperado, con temperaturas más frías y mayor riesgo de heladas.
Esta situación meteorológica implica un gran peligro para las cosechas. La escasez de lluvias y las bajas temperaturas pueden afectar al crecimiento de las plantas; las consecuentes heladas pueden arruinar las cosechas de la zona y también hay un mayor riesgo de incendios por la sequía. Este riesgo es de especial importancia en los casos de Brasil, Argentina, Paraguay o Uruguay, que son los grandes productores de grano y semillas de Sudamérica. El daño que sufren las cosechas puede generar graves consecuencias económicas para las agriculturas de la zona e incluso producir problemas de abastecimiento en algunos productos propios en las regiones más afectadas por La Niña.
Además de estas evidentes consecuencias sobre Sudamérica, La Niña también deja su huella al otro lado del Pacífico, en las costas del este asiático y Australia, donde la llegada de aguas cálidas y masas de aire húmedo puede provocar lluvias torrenciales, tormentas y potenciales inundaciones.
Las consecuencias de La Niña en el clima global
Pero las consecuencias de La Niña no se limitan solamente a las dos costas del Pacífico Sur donde se origina, sino que pueden tener un alcance más global. En un contexto de calentamiento mundial, La Niña y El Niño pueden intensificar su fuerza, en mayor medida durante la fase de El Niño, ya que la subida de la temperatura global puede impulsar el calentamiento que protagoniza y hacerlo más virulento.
Además, las variaciones que sufre la temperatura de la superficie del océano también afectan a la temporada de huracanes. Si bien El Niño provoca mayor inestabilidad en el Pacífico y una mayor actividad tormentosa en él, La Niña baja la temperatura y suavizaría los ciclones del Pacífico pero, a su vez, podría provocar una mayor virulencia en la temporada atlántica de huracanes.
En este efecto mariposa que provoca La Niña en todo el mundo, en España sus efectos son de intensidad moderada y, en general, suelen desembocar en etapas de menores precipitaciones y años con tendencia a una sequía relativa.
Dentro de su comportamiento de temperaturas descendentes, La Niña podría suponer un freno temporal al calentamiento de la temperatura global, aunque solo sea un respiro momentáneo en una tendencia de largo plazo hacia el calentamiento mundial si no se toman serias medidas para remediarlo.
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