El transporte marítimo y la aviación son dos de los sectores a escala mundial con más emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que aumentan año tras año producto de las políticas públicas actuales y de la vorágine expansiva del capitalismo global

Tal como hace tiempo que denuncian diversos movimientos y entidades sociales y ecologistas, los proyectos de consolidación y ampliación de la actividad y las infraestructuras del aeropuerto y el puerto de Barcelona son incompatibles con la crisis ecológica global que vivimos, con la disponibilidad limitada de recursos energéticos y materiales, y con los diferentes compromisos y acuerdos de reducción de emisiones de GEI.

Asimismo, responden a la misma lógica consumista y depredadora del territorio de proyectos equivalentes como el del puerto de Tarragona o el aeropuerto de Palma o Madrid, entre otros. A pesar de la crisis climática y ecológica actual y los millones de toneladas de GEI y otros contaminantes que emiten el puerto y el aeropuerto de Barcelona, AENA y Puerto de Barcelona están acordando y proyectando nuevas ampliaciones, que permitirán incrementar su capacidad y también sus emisiones

Este hecho es totalmente contrario a los objetivos de reducción de emisiones de GEI que establece la Unión Europea y la Ley catalana de cambio climático, que fijan una reducción de emisiones de estos gases para el año 2030 del 40% respecto al año base (1990). Además, debido a las ingentes cantidades de residuos y partículas contaminantes y la gran contaminación lumínica y sonora que generan, el puerto y el aeropuerto afectan negativamente a la salud y el bienestar de las poblaciones vecinas (humanas y no humanas) y alteran su comportamiento.

Son, asimismo, piezas angulares de un modelo económico y turístico ineficaz a la hora de resolver necesidades vitales básicas y que implica un fuerte impacto social: encarecimiento de la vivienda, masificación del espacio urbano y del transporte público, precarización laboral, desaparición del comercio local, graves problemas de movilidad.

Finalmente, el puerto y el aeropuerto han destruido su entorno inmediato, arrasando la línea natural de costa y valiosos espacios naturales, que son fuente de biodiversidad, aportan múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos, y ayudan a atenuar los efectos del cambio climático. Que estas dos grandes infraestructuras tengan la consideración de "básicas" no ha de ser excusa para que no se incorporen al esfuerzo de reducir los impactos de la actividad humana en la biosfera, como más tarde o temprano tendrán que hacer todos los sectores socioeconómicos.

 

Manifiesto ZERØPØRT

 

Por ello, exigimos:

1. La retirada inmediata y sin condiciones de los planes de ampliación de la actividad y de las infraestructuras del puerto y el aeropuerto presentes y futuros, así como de las nuevas infraestructuras viarias previstas para absorber estos aumentos de actividad

2. La definición inmediata de planes de reducción de líneas de vuelos y rutas de transporte marítimo, prioritariamente vuelos en trayectos cortos y cruceros, para disminuir los niveles de contaminación atmosférica y acústica, y así proteger la salud de la población afectada y lograr la reducción anual de emisiones de CO2 del 7,6% para cumplir con los objetivos climáticos en 2030.

3. La eliminación de manera urgente de los privilegios fiscales y los subsidios de la actividad del puerto y el aeropuerto (vía IVA, tasación del fuel y de los viajes frecuentes...) para que incorpore los costes socioambientales que genera, y así poder reinvertir estos ingresos en la mejora de modos de movilidad más sostenibles y en el fomento de sectores económicos más justos en los ámbitos social, ambiental, laboral, climático, etc.

4. La declaración de Red Natura 2000 en todo el ámbito del Parque Agrario del Llobregat, ampliándola a nuevos espacios singulares de alto valor ambiental como el antiguo cauce del río Llobregat y su ámbito marino, y, al mismo tiempo, la reparación de los daños ambientales y sociales causados por estas infraestructuras.

La única manera de alcanzar los objetivos ambientales fijados para el año 2030 pasan por el decrecimiento, no por las engañosas estrategias de economía verde o desarrollo sostenible, perpetuadoras del sistema económico que nos han llevado a la situación de emergencia ecológica y climática actual.

 

El crecimiento infinito es imposible en un planeta finito

 

¡El crecimiento del puerto y del aeropuerto son inviables en una Barcelona finita!

Notas:

1. En 2050 está previsto que la aviación y el transporte marítimo mundiales supongan en conjunto casi el 40% de las emisiones mundiales de CO2, a menos que se adopten medidas de reducción.

2. Según el informe la Metrópolis de Barcelona hacia la Justicia Climática, el puerto de Barcelona y el aeropuerto del Prat emitieron aproximadamente el año 2017 un total de 5,9 millones de toneladas anuales de CO2 (3,2 el puerto y 2,7 el aeropuerto) y han acordado y proyectado nuevas ampliaciones, que permitirán incrementar la capacidad y también las emisiones. Se prevé ampliar el puerto con la tercera terminal de contenedores y dos terminales de cruceros de gran capacidad, y el aeropuerto con 17 nuevas equipaciones para acoger grandes aviones para rutas intercontinentales y así lograr los 70 millones de pasajeros anuales (en 2018 eran más de 50 millones).