El Gobierno de Japón ha anunciado que ha tomado la decisión de liberar el agua radioactiva tratada de la dañada planta nuclear de Fukushima al mar, tras haber determinado que no supone problemas de seguridad para los seres humanos o el medio ambiente y entre las críticas internacionales que ya han llegado ante la decisión.

El primer ministro japonés, Yoshihide Suga, se ha reunido este martes con miembros de su gabinete, para formalizar esta decisión, que llega una década después del terremoto y el tsunami de 2011 que provocó el peor desastre nuclear de Japón, con tres de los seis reactores de Fukushima afectados.

"La eliminación del agua tratada es un tema inevitable en el desmantelamiento de la planta de Fukushima Daiichi", ha explicado Suga en la reunión, donde ha detallado que el plan se implementará "al tiempo que se garantiza que los estándares de seguridad sean aprobados por un amplio margen y se tomen medidas firmes para evitar la daño", recoge Kyodo.

Se pone así fin al debate que ha durado más de siete años sobre qué hacer con este agua almacenada, que se prevé llene los tanques de almacenamiento de la instalación nuclear a mediados del año 2022. En septiembre, el agua almacenada ascendía a 1,23 millones de toneladas y llenaba 1.044 tanques.

El proceso comenzará dentro de dos años y podría durar décadas, según las previsiones de las autoridades.

Un subcomité del Ministerio de Economía, Comercio e Industria concluyó en febrero de 2020 que liberar el agua en el mar y evaporarla eran opciones viables, aunque la primera era técnicamente más factible, una medida respaldada por la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Preocupación por el impacto ambiental

 

Los pescadores y residentes locales ya se han opuesto a esta solución debido a los temores de que los consumidores eviten el marisco de la zona, mientras que organizaciones de la sociedad civil han mostrado preocupación por el impacto ambiental que podría tener este vertido.

Corea del Sur es uno de los países que, actualmente, prohíbe las importaciones de mariscos y otros productos agrícolas de la zona por las filtraciones que se produjeron tras el desastre de 2011, restricciones a las importaciones que podrían aumentar tras esta decisión.

En Corea del Sur ya se ha expresado su rechazo a la decisión tomada por Tokyo, y se han organizado protestas en las calles de Seúl para manifestarse, informa Yonhap. El Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano también ha expresado que la decisión "puede tener un impacto directo e indirecto en la seguridad de nuestro pueblo y del medio ambiente circundante".

También Estados Unidos se ha referido a la decisión, señalando que el Gobierno japonés "en esa situación única y desafiante" ha sido "transparente en su decisión y parece no haber adoptado un enfoque de acuerdo con las normas de seguridad nuclear aceptadas a nivel mundial".