El 44,4% de los vegetales que se consume tiene restos de plaguicidas y en algunos casos, como las fresas, una fruta en plena temporada, se han detectado hasta 37 plaguicidas diferentes, 25 de los cuales pueden afectar al sistema hormonal, según denuncia Ecologistas en Acción que alerta de los efectos perjudiciales de estas sustancias en la salud.

Por ello, anima a las administraciones a ser "valientes y favorecer la transición a una agricultura que utilice menos sustancias tóxicas, más respetuosa con la salud y con el medio ambiente".

 

'Directo a tus hormonas. Guía de alimentos disruptores'

 

La ONG ha presentado este martes el informe Directo a tus hormonas. Guía de alimentos disruptores en el que denuncia la contaminación con plaguicidas de los alimentos que están a la venta en España. De hecho, el estudio asegura que España es "líder europeo" en venta de plaguicidas, con un total de 75.190 toneladas vendidas según los últimos datos europeos.

Entre los datos que refleja en el informe, señala que el 31% de los residuos detectados pertenecen a plaguicidas no autorizados por su toxicidad y por ello, considera que una solución a esta contaminación está en el hecho de que las administraciones cumplan con la normativa y reduzcan en un 50% el uso y el riesgo de los plaguicidas.

Además, explica que parte de los plaguicidas empleados quedan en los alimentos como residuos invisibles y llegan a las bocas de las y los consumidores.

Respecto a los análisis que realiza la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para garantizar que estos residuos no superan los límites máximos de seguridad, la ONG afirma que de acuerdo con sus últimos resultados sobre muestras de alimentos del año 2019, muestran que el 98,3% de las muestras cumplen la normativa porque, aunque tienen restos de plaguicidas, estos residuos están por debajo del límite establecido.

 

 

Disruptores endocrinos

 

Sin embargo, alerta de que las analíticas muestran que en los alimentos de venta en España hay una amplia presencia de plaguicidas. En concreto, el 34% de todas las muestras estudiadas contenían uno o más plaguicidas, un porcentaje que aumenta hasta el 44,4% en las frutas y verduras. De hecho, en algunas muestras se detectaron hasta nueve plaguicidas diferentes.

El informe de Ecologistas en Acción denuncia que las fresas son el alimento con más residuos de plaguicidas, 37, de los que 25 son disruptores endocrinos.

Precisamente, la ONG subraya los plaguicidas que afectan al sistema hormonal, a consecuencia de los conocidos como disruptores endocrinos, porque cualquier cantidad de estas sustancias pueden desencadenar daños en la salud, de manera equiparable a las sustancias cancerígenas.

Es decir, la ONG denuncia que "los límites máximos de residuos empleados por AESAN no protegen frente a estos plaguicidas para los que la única protección es prohibir su uso".

 

Cóctel de diferentes sustancias no autorizadas

 

Asimismo, alerta de que el efecto combinado del cóctel de diferentes sustancias pone a la población ante un peligro desconocido e imposible a evaluar, según la comunidad científica.

Por otro lado, Ecologistas denuncia que España sigue usando un "elevado número" de plaguicidas no autorizados por la legislación europea. De hecho, asegura que el 31% de los residuos detectados pertenecen a plaguicidas no autorizados.

Incluso alerta de que el porcentaje real es mayor porque la AESAN deja fuera del análisis a los plaguicidas más utilizados en el campo. Un ejemplo es el del 1,3-dicloropropeno, que no se analiza en las muestras a pesar de ser el tercer plaguicida más utilizado en 2019 y cancerígeno por la IARC.

Frente a esta realidad, según Ecologistas en Acción, la AESAN "empeora la calidad de su control" y ha reducido "tanto el número de plaguicidas que analiza como el número de muestras que toma", de modo que España se ha situado "a la cola de toda Europa en número de muestras por cada 100.000 habitantes".

Ecologistas en Acción recuerda que la normativa europea como la Estrategia "De la granja a la mesa" y la Directiva de uso sostenible de plaguicidas obliga a reducir en un 50% el uso de plaguicidas químicos de aquí a 2030.