Un equipo internacional de científicos y científicas, entre ellos investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), han publicado este martes una serie de medidas para mejorar la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, de manera que esta pueda hacer frente a problemas como la pérdida de biodiversidad, la contaminación o el abandono rural, que afectan al sector agrario. Los investigadores piden a la UE que tenga en cuenta los estudios y análisis científicos en la PAC, cuya reforma se decidirá a finales de año.

Según explica Mario Díaz, investigador del MNCN-CSIC, la PAC es “una de las primeras políticas comunes de la UE, creada con el objetivo de mantener una agricultura autónoma y capaz de producir alimentos a precios asequibles. Sin embargo, ha generado efectos ambientales y socioeconómicos negativos que se llevan intentando solventar desde los años 90 con sucesivas reformas”.

“Científicos y científicas –puntualiza – llevamos estudiando desde entonces estos problemas y buscando formas de afrontarlos, por lo que contamos con el conocimiento y las herramientas necesarias para poder diseñar un modelo agrario más justo y sostenible; el problema es que no solo no vemos nuestras propuestas plasmadas en las medidas políticas, sino que se aplican medidas contrarias a la evidencia científica”. Por todo ello, los firmantes proponen medidas aplicables a nivel europeo.

Redistribuir fondos para financiar objetivos ambientales y socioeconómicos 

 

Elena Concepción, también investigadora del MNCN, detalla algunas de estas: “Incrementar la superficie de zonas de pasto protegidas, aumentar las partidas reservadas a paliar los efectos negativos sobre la biodiversidad y el clima, o redistribuir fondos para financiar objetivos ambientales y socioeconómicos que deben ser evaluados rutinariamente”.

No obstante, las y los científicos también proponen actuaciones concretas para los estados miembros. “En el caso de las dehesas y cultivos de cereales extensivos españoles, las medidas pasan por el mantenimiento de linderos, charcas y otros elementos del paisaje; la limitación de la expansión de cultivos intensivos de plantas leñosas; o la dedicación de al menos un diez por ciento de las explotaciones a pastos extensivos permanentes y barbechos cubiertos, entre otras cosas”, señala.

 “La evaluación que hemos realizado de las reformas planteadas este año muestra que no cubren las necesidades del sector agrícola ni de la conservación del medio ambiente. La propuesta prácticamente no cambia el modelo de explotación actual, que debería sustituirse por otro más sostenible que se puede alcanzar con una distribución más equitativa de los fondos y diseños basados en el conocimiento disponible”, argumentan los investigadores en la propuesta.

En definitiva, consideran que estas medidas deberían guiarse por estudios científicos que los evalúen y avalen. “En los próximos días, el Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeos se reúnen para aprobar estos nuevos cambios, por lo que es el momento de actuar si queremos alcanzar objetivos ambiciosos de la UE como el Pacto Verde o las Estrategias sobre Biodiversidad y De la granja a la mesa”, concluyen los/las investigadoras.