El 11 de octubre de cada año se celebra el Día Internacional de la Niña, con la finalidad de resaltar los derechos de las niñas y las mujeres jóvenes, así como los desafíos que enfrentan globalmente. El lema de este año es La visión de futuro de las niñas

Sumario

 

El 11 de octubre fue designado como el Día Internacional de la Niña por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011 mediante la resolución 66/170 . Esta fecha busca reconocer los derechos y desafíos únicos que enfrentan las niñas en todo el mundo, promoviendo su empoderamiento y el respeto de sus derechos humanos.

Cada año se establece un lema para esta celebración y en este 2024 es La visión de futuro de las niñas. El tema abarca tanto la necesidad de actuar urgentemente como la esperanza persistente, impulsada por el poder de las voces de las niñas y su visión de futuro.

La generación actual de niñas sufre de forma desproporcionada las consecuencias de las crisis mundiales del clima, los conflictos, la pobreza y el retroceso de los logros conseguidos con tanto esfuerzo en materia de derechos humanos e igualdad de género. A demasiadas niñas todavía se les niegan sus derechos, se restringen sus opciones y se limita su futuro.

Sin embargo, análisis recientes muestran que las niñas no solo son valientes ante situaciones de crisis, sino que tienen esperanza en el futuro. Cada día toman medidas para hacer realidad la visión de un mundo en el que todas las niñas estén protegidas se las respete y se las empodere.

Ahora bien, las niñas no pueden alcanzar esta visión solas. Necesitan aliados que escuchen y satisfagan sus necesidades. Con el apoyo, los recursos y las nuevas oportunidades adecuadas, el potencial de los más de 1.100 millones de niñas que hay en el mundo sería ilimitado. Cuando las niñas lideran, los efectos son inmediatos y de gran alcance: las familias, las comunidades y las economías son más sólidas, y nuestro futuro, más brillante.

 

La importancia de celebrar este día y sus principales objetivos

 

Uno de los propósitos primordiales de esta conmemoración es destacar y concienciar sobre los derechos fundamentales de las niñas, abordando aspectos como el acceso a la educación, la salud, la igualdad de oportunidades y la protección contra la discriminación y la violencia. Es crucial subrayar los desafíos particulares que enfrentan, como la discriminación de género y el acceso limitado a recursos vitales.

El empoderamiento de las niñas constituye otro pilar central de esta celebración. Se busca proporcionar a las jóvenes herramientas, oportunidades y recursos para que puedan lograr su máximo potencial en todos los ámbitos de sus vidas, desde la educación hasta la participación en sus comunidades.

Asimismo, el Día Internacional de la Niña busca crear conciencia sobre la importancia de invertir en su educación y desarrollo. Esta inversión no solo beneficia a las niñas a nivel individual, sino que también contribuye de manera significativa al desarrollo sostenible de las comunidades y del mundo en general.

Un aspecto crucial es desafiar los estereotipos y las barreras sociales que suelen limitar las oportunidades de las niñas. Las niñas están desafiando estereotipos y exclusiones, incluso aquellas con discapacidades o en comunidades marginadas. Como emprendedoras y líderes de movimientos globales, están creando un mundo relevante para ellas y las futuras generaciones.

Las adolescentes tienen derecho a una vida segura, educada y saludable, y cuando se les brinda apoyo efectivo, tienen el potencial de transformar el mundo en diversas áreas. Esto incluye roles como trabajadoras, madres, emprendedoras, mentoras y líderes políticas del futuro.

La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados en 2015, incluyen en su punto 5 la igualdad de género como un componente esencial. Solo al garantizar los derechos de mujeres y niñas en todos los objetivos, lograremos justicia, inclusión y un futuro sostenible para todos.

 

La brecha de género empieza en la infancia

 

Actualmente hay aproximadamente 1.100 mil millones de niñas en el mundo, muchas de las cuales carecen de las habilidades necesarias para prosperar en mercados laborales que experimentan cambios acelerados. Aproximadamente, una de cada cinco niñas no logra completar el primer ciclo de educación secundaria. En cuanto al segundo ciclo, la cifra es aún más preocupante, ya que casi cuatro de cada diez niñas no logran culminarlo. Este dato refleja una brecha significativa en el acceso y la finalización de la educación para las jóvenes. Este desequilibrio se acentúa aún más al considerar que 1 de cada 4 niñas de entre 15 y 19 años no se encuentra empleada, no está cursando educación o formación, en comparación con 1 de cada 10 niños de la misma edad. La pandemia de COVID-19 ha agravado la situación para millones de niñas, especialmente aquellas que provienen de comunidades marginadas. Más de 11 millones de niñas corren el riesgo de no regresar a las aulas tras la pandemia, lo que acarrea consecuencias de gran envergadura para sus futuros. Esta realidad pone de manifiesto la urgente necesidad de tomar medidas significativas para apoyar y empoderar a las niñas, garantizando que tengan igualdad de oportunidades para prosperar en un mundo en constante cambio.

Además, en países de bajos ingresos, alrededor del 90% de las adolescentes y mujeres jóvenes no hacen uso de Internet, mientras que sus pares masculinos tienen el doble de probabilidades de estar conectados en línea. Esta disparidad subraya la importancia de abordar la brecha digital de género y garantizar un acceso equitativo a la tecnología y la información para todas las jóvenes.

 

Desigualdades en materia de salud y libertades fundamentales

 

En términos de salud, las niñas pueden experimentar barreras en el acceso a servicios médicos de calidad, lo que puede resultar en un mayor riesgo para su bienestar. Además, en algunas regiones, se enfrentan a desafíos específicos como la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y el acceso limitado a la planificación familiar y servicios reproductivos. Casi 1 de cada 4 adolescentes casadas o en pareja de entre 15 y 19 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja al menos una vez en su vida. Antes de la pandemia, 100 millones de niñas corrían el riesgo de contraer matrimonio infantil en los 10 años siguientes. Ahora, en el transcurso del próximo decenio, hasta 10 millones de niñas más en todo el mundo correrán el riesgo de casarse siendo niñas como consecuencia de la pandemia.

 

600 millones de adolescentes en desigualdad de oportunidades laborales

 

Según datos de UNICEF, en la actualidad, el mundo cuenta con una población de más de 600 millones de adolescentes. Si todas tuvieran los recursos y oportunidades adecuadas, estas jóvenes están destinadas a convertirse en el colectivo más importante de líderes, innovadoras, emprendedoras y agentes de cambio femeninas que la historia haya presenciado. A pesar de los desafíos sin precedentes, desde la pandemia hasta crisis climáticas desenfrenadas y situaciones de fragilidad y conflicto, las niñas han demostrado un coraje, fuerza y resiliencia extraordinarios.

Sin embargo, los datos globales indican que las niñas de entre 5 y 14 años dedican 160 millones de horas diarias más al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los niños de la misma edad. Su potencial aún se ve limitado por diversas barreras que van desde estereotipos negativos y normas sociales perjudiciales hasta la discriminación en el acceso a la tecnología y a programas de formación. Es imperativo invertir en el éxito de estas jóvenes, ya que ello desencadena un efecto multiplicador que beneficia tanto a las niñas individualmente como a sus familias, comunidades y a la sociedad en su conjunto.

 

Es necesario incorporar a las niñas en estudios STEM

 

El futuro del mercado laboral se proyecta con un enfoque destacado en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), así como en emprendimiento social. Sorprendentemente, más del 90 por ciento de los empleos a nivel global cuentan con un componente digital. Sin embargo, las opciones para que las niñas, especialmente las adolescentes, sobresalgan en estos campos, todavía son limitadas o inexistentes, en gran parte debido a la preeminencia masculina en estas áreas.

Solo el 35% de los graduados en Ciencia, Tecnología, Educación y Matemáticas (STEM) son mujeres, lo cual muestra una brecha significativa. En muchos contextos, las adolescentes no tienen voz en las decisiones que las afectan directamente, lo que resulta en programas y servicios que no responden a sus necesidades específicas. Esto obstaculiza su capacidad para alcanzar su máximo potencial en estos campos en expansión. Para paliar esta situación UNICEF ha puesto en marcha una campaña específica hasta 2025 llamada Skills4Girls.

 

Una victoria lleva a la otra: el deporte como vía de empoderamiento

 

Otra de las iniciativas internacionales destacables para empoderar a las adolescentes a través en este caso del deporte es el programa “Una victoria lleva a la otra, un programa conjunto de ONU Mujeres y el Comité Olímpico Internacional. Esta iniciativa, que ha empoderado a más de 1.200 niñas y adolescentes en barrios populares de Buenos Aires, utiliza el deporte como herramienta para fortalecer el liderazgo, la autoestima y la salud de las participantes. Además, busca prevenir la violencia de género y fomentar el empoderamiento económico y la planificación financiera

 

El crucial papel de los gobiernos y organizaciones en la defensa de los derechos de las niñas

 

En la lucha por los derechos de las niñas, gobiernos y organizaciones desempeñan un rol crucial. Los gobiernos deben establecer políticas y leyes que protejan a las jóvenes de prácticas como el matrimonio infantil o la mutilación genital femenina. Asimismo, es vital que asignen recursos adecuados para programas educativos y de salud destinados a su bienestar.

La promoción de la igualdad de género es un objetivo clave, fomentando la participación activa de las niñas en la vida pública y desafiando estereotipos. Las organizaciones, por su parte, tienen un rol esencial en educar y concienciar sobre los derechos de las niñas, además de proporcionar apoyo a quienes han sido víctimas de violencia.

Realizar un seguimiento y evaluar la efectividad de políticas y programas es esencial. Así, gobiernos y organizaciones trabajan en conjunto para crear un entorno propicio para el desarrollo pleno de las niñas y su contribución positiva a la sociedad.