Tras dos décadas de negociaciones, la Unión Europea y el Mercosur (unión comercial y aduanera formada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) han ultimado un acuerdo comercial -pendiente todavía de su ratificación por parte de las instituciones comunitarias- que una vez más antepondrá los intereses del comercio globalizado a los de la justicia social y el medio ambiente.

El mayor acuerdo comercial firmado hasta ahora por la UE crea un área de libre comercio de 800 millones de personas, con el 91% de los productos liberalizados y que supone el 24% del PIB mundial. Es decir, promoverá el modelo de comercio a gran escala y larga distancia que es uno de los principales responsables del deterioro del planeta, además de favorecer la producción de determinados productos en los países con peores condiciones laborales y las más laxas legislaciones de seguridad y medioambientales.

Crea un área de libre comercio de 800 millones de personas, con el 91% de productos liberalizados y supone el 24% del PIB mundial

Las asociaciones agrarias y ganaderas, y un bloque de países con un fuerte sector primario liderados por Francia, creen que el acuerdo puede causarles pérdidas de miles de millones de euros por una competencia desleal. La organización agraria COAG estima que la entrada en vigor del pacto puede suponer una pérdida de 2.700 millones de euros anuales sólo al sector ganadero español -casi una sexta parte de los 16.000 millones que genera-, y los productores de cítricos creen que el acuerdo "hipoteca" su futuro.

Los costos laborales y estándares de producción agropecuarios suramericanos son mucho más bajos que los europeos. En aquella parte del mundo hay muchas menos restricciones a los pesticidas y herbicidas más nocivos y abundan los cultivos transgénicos. Solamente este año, el nuevo Gobierno brasileño del ultraderechista Jair Bolsonaro ha aprobado el uso de 239 nuevos pesticidas, un tercio de los cuales no estan autorizados en Europa.

Por el contrario, el sector industrial exportador se ha mostrado encantado con el acuerdo, con países impulsando su consecución como Alemania o España. La automovilística es una de las industrias que esperan obtener más beneficios del tratado.

Desde el punto de vista medioambiental, los grupos ecologistas han volcado sus críticas sobre el compromiso. "Intercambiar autos por vacas nunca puede ser aceptable cuando implica la destrucción de los bosques del Gran Chaco y el Amazonas, ataques a los pueblos indígenas y la creciente hostilidad hacia la sociedad civil. Además, el acuerdo produciría un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero", resume Amanda Starbuck, directora de Programas de Greenpeace.

Bolsonaro y el acuerdo de París

Greenpeace ha recordado que Bolsonaro ha anunciado su intención de sacar a Brasil del Acuerdo de París contra el cambio climático. Su homólogo francés Emmanuel Macron ha respondido amenazando con no ratificar el acuerdo con Mercosur si Brasil abandona el tratado medioambiental ratificado por la práctica totalidad de naciones del planeta, siguiendo los pasos de los Estados Unidos de Donald Trump.

Según Ecologistas en Acción, "este tratado supone una de las peores expresiones de la globalización. Los acuerdos tendrán efectos nocivos sobre el cambio climático, la biodiversidad y los derechos humanos, por una parte, y sobre los derechos de los trabajadores, agricultores, pequeños empresarios y consumidores y la salud, por otra". La organización ecologista destaca el impacto del transporte de mercancías a larga distancia con el consumo de combustibles fósiles y el hecho de que los consumidores europeos estarán más expuestos a alimentos tratados con agrotóxicos.

Francia amenaza con no ratificarlo si Bolsonaro saca a Brasil del acuerdo de París sobre el cambo climático

En 2018, la UE exportó a los países miembros del Mercosur por un valor de 45.000 millones de euros e importó desde ellos bienes y servicios valorados en 42.600 millones, lo que convierte a Europa en el segundo mayor socio comercial del Mercosur, con un 20% del total, tras los Estados Unidos. España envió el año pasado el 1,4% de sus exportaciones al bloque comercial suramericano, y las importaciones del mismo supusieron el 2,04% del total. La balanza comercial española es deficitaria con Brasil y Argentina mientras con Paraguay y Uruguay es positiva.

Las negociaciones técnicas para un acuerdo entre la UE y el Mercosur se iniciaron en Buenos Aires (Argentina) en abril de 2000 y desde entonces se han celebrado más de una treintena de rondas de negociación en un proceso arduo y complejo, durante el que se han registrado fuertes desavenencias que han provocado bloqueos de muchos años.