El pasado 25 de agosto de 2023 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró mediante la resolución A/RES/77/327 que el 26 de enero se celebre el Día Internacional de la Energía Limpia. Dicha fecha conmemora el aniversario de la fundación de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en el año 2009.

Sumario

 

La generación de energía por fuentes no renovables (petróleo, carbón y gas) ha provocado grandes impactos negativos al medio ambiente. De hecho, los combustibles fósiles generan casi el 90 % de todas las emisiones de dióxido de carbono y son los responsables del 75 % de emisiones de gases o efecto invernadero (GEI) vinculados al cambio climático.

Aunque se han observado mejoras en la transición energética, aún estamos lejos de cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, que busca garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos antes de 2030. La Asamblea General realizará una evaluación global del ODS 7 en abril de 2024 para medir el progreso y proponer soluciones que nos encaminen hacia un futuro donde la energía sea un derecho universal, no un privilegio.

En un mundo en lucha contra el cambio climático, la energía limpia reduce emisiones y tiene la capacidad de distribuir electricidad en aquellas comunidades que carecen de acceso a fuentes de energía confiables. Aún hoy en día 675 millones de personas viven en la más absoluta oscuridad; 4 de cada 5 se encuentran en el África subsahariana.

 

Las energías limpias: la revolución sostenible respetuosa con el medio ambiente

 

En la búsqueda constante de soluciones para abordar el cambio climático y garantizar un suministro de energía sostenible, las energías limpias, también conocidas como energías renovables, se destacan por su capacidad para generar electricidad de manera respetuosa con el medio ambiente.

La joya de la corona en este repertorio es la energía solar, que captura la radiación del sol a través de paneles fotovoltaicos, transformando la luz en electricidad de manera eficiente y sostenible. De manera similar, la energía eólica aprovecha la fuerza del viento mediante majestuosos aerogeneradores, convirtiendo la energía cinética en una fuente potente de electricidad limpia.

En el ámbito acuático, tenemos la energía hidroeléctrica basada en el movimiento del agua de ríos y embalses, mientras que la energía de los océanos abre un mundo de posibilidades, capturando la energía de mareas y corrientes oceánicas.

En las entrañas de la Tierra, la energía geotérmica utiliza el calor interno del planeta para generar electricidad y proporcionar calefacción, y la biomasa, que emplea materiales orgánicos, completa el abanico de energías limpias.

 

Ascenso irrefrenable de las energías renovables

 

El imparable avance de las energías renovables queda patente en las últimas estadísticas de la  Agencia Internacional de la Energía (AIE). Según las proyecciones de este organismo, la contribución de las energías renovables al suministro eléctrico mundial experimentará un notable aumento, pasando del 28,7 % en 2021 al 43 % en 2030. Asimismo, se anticipa que estas fuentes sostenibles serán responsables de dos tercios del crecimiento en la demanda eléctrica registrado durante este período, destacando especialmente las tecnologías eólica y fotovoltaica.

En consonancia con los informes de la AIE, se prevé un considerable incremento del 82 % en la demanda mundial de electricidad entre 2020 y 2040, siempre y cuando se cumplan los compromisos de reducción de emisiones ya anunciados por diversos países. Este ascenso, que elevará la participación de la electricidad en el uso de energía final del 38 % al 63 % en el mismo periodo, estará impulsado principalmente por regiones emergentes como India, China, África, Oriente Medio y el sureste asiático. Asimismo, la electrificación del transporte en las economías avanzadas jugará un papel clave en este cambio de paradigma energético a nivel global.

Desde el año 2010, las energías renovables han experimentado un vigoroso impulso que ha marcado un hito en la esfera energética mundial. Actualmente, un total de 156 países han adoptado políticas relacionadas con estas fuentes de energía sostenible. Las inversiones y la capacidad de producción han experimentado un ascenso vertiginoso, llegando al punto crucial en la última década, donde el consumo de electricidad generada a partir de fuentes renovables se ha triplicado. No obstante, en el contexto del cambio climático, la velocidad de esta transición requiere un impulso más urgente.

 

España a la cabeza de energía eólica y solar

 

En el contexto español destacamos especialmente en el uso de las energías eólica y solar. En cuanto a la energía eólica, se consolida como la principal fuente de generación renovable en España, con una potencia instalada de 29.994 MW. Durante el año 2022, esta capacidad experimentó un crecimiento del 4,9 % con respecto a 2021, lo que se traduce en la adición de 1.400 MW en todo el territorio nacional.

En el ámbito solar, España cuenta actualmente con una potencia fotovoltaica instalada de 19.621 MW, según datos de UNEF (Unión Española Fotovoltaica) correspondientes a 2022. En cuanto a la distribución de esta nueva capacidad fotovoltaica por sectores, se observa que el 47 % se ha implementado en el sector industrial, el 32 % en el residencial, el 20 % en el comercial, y el restante 1 % corresponde a instalaciones de autoconsumo aislado. Estos números revelan el sólido avance de las energías limpias en el panorama energético español, marcando una pauta positiva hacia la diversificación y sostenibilidad en el sector.

 

Desafíos y horizontes en el futuro de las energías limpias

 

A pesar de los desafíos que enfrentan, las perspectivas son alentadoras, marcando un camino hacia la transformación positiva de nuestro sistema energético global. Los desafíos, desde la necesidad de infraestructuras más robustas hasta la capacitación y formación especializada de los profesionales del sector, no pueden subestimarse. Sin embargo, estas barreras se presentan como oportunidades para la innovación tecnológica, la inversión estratégica y la creación de empleo en un sector en constante evolución.

La perspectiva de una economía circular, donde la reutilización y el reciclaje son prioridades, promete no solo mitigar impactos ambientales sino también impulsar la sostenibilidad a largo plazo. La adopción a nivel global, respaldada por el compromiso de más países con objetivos climáticos ambiciosos, configura un escenario propicio para la expansión de las energías limpias y la colaboración internacional.

Por último, la importancia de las energías limpias radica en su capacidad para forjar un futuro donde la energía sea sostenible, accesible y respetuosa con el medio ambiente. A medida que avanzamos hacia este horizonte, la colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades se vuelve esencial. Con una visión compartida y acciones concretas, podemos construir un futuro donde las energías limpias no solo sean una opción, sino la fuerza impulsora detrás de un mundo más sostenible y resiliente para las generaciones venideras.