Cocinar bien los alimentos durante un tratamiento antibiótico podría reducir la resistencia a los antibióticos, al impedir que las bacterias portadoras de genes de resistencia entren en el intestino, según un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE (1).

Una nueva investigación de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) ha modelizado cómo se acumulan los genes de resistencia a los antibióticos a través de la exposición a lo largo de la vida por la ingesta de alimentos y el tratamiento antibiótico. La investigación aporta nuevos datos sobre el aumento a largo plazo de los genes de resistencia en las bacterias intestinales y cómo podría prevenirse.

Las infecciones bacterianas resistentes a los antimicrobianos representan una de las crisis sanitarias mundiales contemporáneas más graves

Las infecciones bacterianas resistentes a los antimicrobianos representan una de las crisis sanitarias mundiales contemporáneas más graves. La adquisición y propagación de infecciones resistentes puede producirse a través de la comunidad, los hospitales, los alimentos, el agua o las bacterias que viven en nuestro interior o a las que podemos estar expuestos, como 'E. coli'.

 

La diversidad de genes antibióticos en la microbiota intestinal está relacionada con la edad

 

La investigación modelizó los datos de un estudio anterior que descubrió que la diversidad de genes antibióticos en la microbiota intestinal está relacionada con la edad. El estudio demuestra que el aumento a largo plazo de la resistencia en los microbiomas intestinales humanos puede reducirse sustancialmente reduciendo la exposición a los genes de resistencia presentes en los alimentos y el agua, así como el uso médico de antibióticos.

El trabajo sugiere que la reducción de la ingesta de genes de resistencia es especialmente eficaz durante los periodos de tratamiento antibiótico, en los que existe un mayor riesgo de retención de genes. Los investigadores sugieren que se den consejos dietéticos a las personas sometidas a tratamiento antibiótico para evitar los productos con mayor riesgo de portarlos (incluso en bacterias por lo demás inofensivas), así como asegurarse de que todos los alimentos consumidos durante el tratamiento estén totalmente cocinados.

Si comemos algo que contiene bacterias que no nos causan ningún daño, pero que contienen algunos genes resistentes a los medicamentos, y que estamos tomando antibióticos, esas resistencias podrían establecerse en nuestro ecosistema intestinal, de modo que la próxima vez que necesitemos antibióticos puede que no funcionen eficazmente

DOV STEKEL, catedrático de Biologís Computacional de la Universidad de Nottingham

Dov Stekel, catedrático de Biología Computacional de la Universidad de Nottingham, que ha dirigido el estudio, explica que "cuando se están tomando antibióticos es exactamente cuando se es más susceptible de crear problemas a largo plazo debido a las bacterias resistentes a los medicamentos procedentes de los alimentos. Si comemos algo que contiene bacterias que no nos causan ningún daño, pero que contienen algunos genes resistentes a los medicamentos, y resulta que estamos tomando antibióticos cuando lo comemos, esas resistencias podrían establecerse en nuestro ecosistema intestinal, de modo que la próxima vez que necesitemos antibióticos puede que no funcionen eficazmente", añade.

El estudio también demuestra otros factores que pueden reducir la adquisición y retención a largo plazo de genes que proporcionan resistencia a diferentes clases de antibióticos. Dado que los genes se acumulan a lo largo de la vida, cuanto menor sea la exposición a ellos, mejor, por lo que un enfoque conservador de la disponibilidad de antibióticos y las directrices de dosificación, como ya se aplica en muchos países, y como se defiende en gran parte de la literatura sobre la resistencia a los antibióticos, sería un enfoque práctico para reducir el número de resistencias adquiridas a largo plazo.

 

Controlar el microbioma intestinal del ganado

 

La reducción del número de genes adquiridos a lo largo de la vida también podría lograrse mediante cambios de políticas y prácticas en la cadena de suministro de alimentos, incluida la agricultura y la producción de alimentos después de la cosecha. Una investigación de la Facultad de Veterinaria de Nottingham estudia esta posibilidad utilizando inteligencia artificial para controlar el microbioma intestinal del ganado.

El profesor Stekel añade que "el nivel de beneficio que puede obtenerse de las alteraciones en el tratamiento médico y los cambios en la dieta depende en gran medida del nivel de uso de antibióticos, que varía mucho de un país a otro.Aunque nuestro modelo general demuestra beneficios en todos los niveles de prescripción, un enfoque más matizado que tenga en cuenta las prácticas específicas de cada región y país, junto con detalles específicos de las clases de antibióticos y los genes de resistencia asociados, proporcionaría un medio mejor de cuantificar las ventajas potenciales de estos cambios", concluye.

Referencias