Cuando la resistencia antimicrobiana está en el aire que respiramos
Reducir la contaminación no solo salvaría vidas por enfermedades respiratorias: también podría frenar la expansión global de las bacterias resistentes a los antibióticos.
Un antibiótico, es una sustancia química producida por un ser vivo o derivado sintético, que mata o impide el crecimiento de ciertas clases de microorganismos sensibles. Se utiliza para combatir las infecciones bacterianas.
Reducir la contaminación no solo salvaría vidas por enfermedades respiratorias: también podría frenar la expansión global de las bacterias resistentes a los antibióticos.
Esta crisis vuelve a poner en evidencia los "graves riesgos asociados a la ganadería intensiva, un modelo marcado por el hacinamiento, el uso masivo de antibióticos y prácticas que facilitan la propagación de enfermedades con potencial pandémico"
La creciente presencia de antibióticos en las aguas subterráneas evidencia un riesgo ambiental y sanitario que compromete un recurso esencial para el abastecimiento, la estabilidad de los ecosistemas y la resiliencia frente a sequías y cambios climáticos
Investigadores alertan de la presencia de más de cuarenta contaminantes emergentes en distintos puntos de la cuenca del río Tajo, donde han identificado sustancias asociadas al tráfico que podrían afectar a la calidad del agua y a los ecosistemas
Un nuevo estudio advierte que los cambios demográficos podrían aumentar las infecciones bacterianas resistentes en la sangre, especialmente entre las personas mayores, de aquí a 2030
Un nuevo estudio internacional demuestra que, cuando el agua se queda estancada por periodos largos, los metales de las cañerías estimulan la proliferación de bacterias y el desarrollo de resistencia a los antibióticos
Aunque las estaciones depuradoras de aguas residuales están diseñadas para eliminar contaminantes orgánicos convencionales, muchas de estas moléculas farmacéuticas escapan a los procesos de depuración habituales y pueden acabar en ríos y arroyos
Cada año, unas 8.500 toneladas de antibióticos, lo que representa casi un tercio del consumo humano mundial, acaban en ríos y arroyos, incluso después de haber pasado, en muchos casos, por sistemas de tratamiento de aguas residuales
Ríos y lagos se están convirtiendo en el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de bacterias superresistentes, concebidas a partir de mutaciones genéticas azarosas. Las infecciones bacterianas farmacorresistentes fueron responsables de aproximadamente 1,27 millones de muertes en 2019
Este descubrimiento no solo ayuda a comprender mejor cómo los microorganismos se adaptan a entornos contaminados, sino que también podría "mejorar los procesos de depuración de aguas y reducir el impacto ambiental de los fármacos"