Un nuevo estudio realizado en células de las vías respiratorias humanas es uno de los primeros en mostrar una posible relación entre la exposición a los pesticidas organofosforados y una mayor susceptibilidad a la infección por COVID-19.

Se cree que la exposición a los pesticidas organofosforados es una de las posibles causas de la Enfermedad de la Guerra del Golfo, un conjunto de síntomas crónicos inexplicables desde el punto de vista médico que pueden incluir fatiga, dolores de cabeza, dolores articulares, indigestión, insomnio, mareos, trastornos respiratorios y problemas de memoria. Se calcula que más del 25% de los veteranos de la Guerra del Golfo padecen esta enfermedad.

"Hemos identificado un mecanismo básico relacionado con la inflamación que podría aumentar la susceptibilidad a la infección por COVID-19 entre las personas expuestas a los organofosforados -afirma el doctor Saurabh Chatterjee, de la Universidad de Carolina del Sur, especialista en investigación sanitaria del Centro Médico de Veteranos de Columbia y líder del equipo de investigación-. Este mecanismo también podría aumentar el riesgo para las personas con enfermedades metabólicas y cáncer porque tienden a mostrar el mismo tipo de inflamación".

El doctor Ayan Mondal, becario postdoctoral en el laboratorio de Chatterjee, ha presentado la investigación en la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular durante el encuentro virtual de Biología Experimental (EB) 2021.

Enfermedad de la Guerra del Golfo

 

"No está claro el motivo por el que el COVID-19 causa una forma grave de la enfermedad que conduce a la hospitalización y a altas tasas de mortalidad en un pequeño segmento de la sociedad -señala Prakash Nagarkatti, coautor del estudio y vicepresidente de investigación de la Universidad de Carolina del Sur-. Este trabajo arroja nueva luz sobre la exposición a los pesticidas y la posible susceptibilidad a la COVID-19 a través de una respuesta inmunitaria alterada".

En trabajos anteriores, los investigadores descubrieron un aumento de los niveles de interleucina 6 (IL-6) en muestras de veteranos y en un modelo de ratón de la Enfermedad de la Guerra del Golfo. El organismo produce estas proteínas proinflamatorias para ayudar a combatir las infecciones y responder a las lesiones de los tejidos. Sin embargo, la producción continua de IL-6 puede conducir a una inflamación crónica y se ha demostrado que disminuye la respuesta del sistema inmunitario a los virus.

En el nuevo estudio, los investigadores/as querían averiguar si la exposición al pesticida organofosforado clorpirifos y el aumento de los niveles de IL-6 podían aumentar el riesgo de infección por el SARS-CoV-2. Durante seis horas, expusieron las células epiteliales de las vías respiratorias humanas a la IL-6 o al clorpirifos o a ambos en combinación. Otro grupo de células no recibió ninguna exposición para servir de control.

A continuación, los investigadores trataron las células con las proteínas de espiga que cubren el exterior del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. Durante la infección, las proteínas de espiga se unen a los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) de nuestras células, iniciando un proceso que permite al virus liberar su material genético en la célula sana. Los investigadores/as descubrieron que las células expuestas a la IL-6 y al pesticida mostraban un aumento de la apoptosis -o muerte celular controlada- cuando la proteína pico del SARS-CoV-2 estaba presente.

Pesticida

 

Las células expuestas tanto al pesticida como a la IL-6 también tenían una expresión significativamente mayor de ACE2 en la superficie celular apical en comparación con las células no expuestas o expuestas sólo al pesticida. La membrana apical de las células de las vías respiratorias está orientada hacia el interior de las mismas, mientras que la membrana basolateral está en contacto con los tejidos circundantes. El aumento de la expresión del receptor ACE2 en la superficie apical significa que se adherirá más virus a las células.

"Hasta donde sabemos, éste es el primer estudio que demuestra que el receptor ACE2 se traslada de la membrana celular basolateral a la apical tras la coexposición al organofosfato y a la IL-6 -señala Chatterjee-. Dado que las personas con obesidad, diabetes de tipo 2 o cáncer también tienen altos niveles circulatorios de IL-6, pensamos que las personas con estas condiciones también tendrán una mayor susceptibilidad a la infección por SARS-CoV-2 debido a la mayor translocación del receptor ACE2 a la superficie celular apical".

Los investigadores afirman que, aunque sus resultados son preliminares, el trabajo sienta las bases para la realización de otros estudios en animales que podrían identificar los mecanismos de susceptibilidad a la COVID-19 en la población general y en los veteranos expuestos a los organofosforados. Tienen previsto estudiar la exposición a los organofosforados y a la IL-6 seguida de la administración de la proteína de la espiga del SARS-oV-2 en ratones para comprender mejor las respuestas inmunitarias y orgánicas.