La llegada de las precipitaciones a la Península ha supuesto una drástica reducción del número de incendios forestales, que se convirtió en un problema de emergencia nacional durante el verano. La reducción de las temperaturas y la aparición de las lluvias ha supuesto la práctica desaparición de siniestros de importancia en España, con una relativa concentración de varios casos en el tercio sur de la Península.
Mapa de los incendios forestales en España
Mapa de los incendios forestales activos a 17 de noviembre de 2025 / Foto: EA En esta ocasión, la fachada norte destaca por la ausencia de siniestros de importancia. A 17 de noviembre apenas se producen dos casos de relativa importancia en la provincia de Huesca, uno en su zona occidental y otro en la región oriental, casi en el límite con Lleida.
Con el tercio medio peninsular libre de siniestros, hasta cuatro incendios se sitúan en la zona sur. De este a oeste, el primer siniestro se ubica al sur de Jumilla, en el norte de la Región de Murcia. En el margen sur del tercio medio del Guadalquivir se concentran otros dos sucesos, uno al sur de la provincia de Córdoba y otro al este de Sevilla. Por último, el cuarto incendio se ha producido en el centro de la provincia de Huelva. Además de estos siniestros peninsulares, hay otro fuego en el este de la isla de Gran Canaria, cerca de la costa.
Hectáreas quemadas por incendios forestales
Incendios forestales en España en datos hasta el 17 de noviembre de 2025 / Infografía: EA Dos meses y medio después de la catastrófica ola de incendios forestales que calcinó buena parte de la Península, las estadísticas oficiales del Ministerio permiten transmitir con toda la crueldad el balance de dichos siniestros. Cuando prácticamente se han incorporado la totalidad de los datos de todos los incendios padecidos en verano, resulta dolorosa la comparación de la superficie calcinada hasta el 31 de octubre con la de años anteriores.
En lo que va de 2025 se han calcinado al menos 347.534 hectáreas. Para dar dimensión a esta cifra podemos ver que la media del decenio es de 100.405 hectáreas y, mayor aún, es la brecha con el balance de 2024, cuando se habían calcinado 49.363 hectáreas, prácticamente 300.000 menos que las siniestradas este año. Esta enorme superficie se traslada a una desmesurada cantidad de grandes incendios forestales con una superficie afectada superior a 500 hectáreas. En 2025 se ha dado un total de 63 siniestros de este tipo, frente a los 18 y 16 grandes incendios ocurridos durante los dos años anteriores.
Esta desmesurada diferencia en superficie no se traslada de la misma medida al número de siniestros totales. En lo que va de año se han producido 7.808 siniestros, números que se encuentran por debajo de los 8.669 sucesos de media del último decenio. El dato actual sí se encuentra por encima del balance del año pasado, cuando acontecieron 5.767 fuegos, unos 2.000 menos que en el presente año. La cifra de 2025 se reparte entre 5.356 conatos inferiores a una hectárea y 2.452 incendios con una superficie mayor a la hectárea.
La consecución de los datos definitivos de los siniestros del verano permite analizar con plenitud la huella dejada en las distintas regiones afectadas. La zona más dañada ha sido, con mucha diferencia, las regiones del Noroeste (Galicia, Asturias, Cantabria, León y Zamora). Este territorio abarca el 71,52% de la superficie calcinada en España, casi 250.000 hectáreas. Con mucha diferencia con respecto a este dato se encuentran las comunidades interiores, que incluyen otras provincias afectadas por los fuegos como Salamanca, Cáceres o Badajoz y que sufrieron el 25,18% de la superficie calcinada. En menor medida se vieron golpeadas la zona mediterránea, con un 3,07%, y Canarias, donde apenas ardió un 0,03% del total.
En cuanto al tipo de vegetación afectada, como suele ser habitual, el matorral y monte abierto es la flora más dañada con 181.499 hectáreas, algo más de la mitad de la superficie calcinada. Con cifras bastante inferiores aparecen la superficie arbolada, que ha visto arder 104.717 hectáreas, y los pastos y dehesas, cuya extensión afectada se sitúa en 61.317 hectáreas.






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