Un nuevo análisis alerta de que las propuestas de aplicación de impuestos sobre el carbono tienden a aplicarse a todas las emisiones por igual a pesar de que no todas se realizan por el mismo motivo: van desde fines más esenciales, como calentar la casa, hasta actividades "de lujo" no esenciales, como los viajes de ocio. Esto puede dar lugar a desigualdades y agravarlas, alertan los investigadores en la revista One Earth (1).

El trabajo sugiere, en cambio, gravar las emisiones de carbono de lujo con un tipo más elevado ya que si los 88 países analizados en este estudio adoptaran la política centrada en el lujo, se lograría el 75% de la reducción de emisiones necesaria para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el cambio climático muy por debajo de 2 °C para 2050.

Existe una injusticia en cuanto a quién utiliza la energía, o el carbono, para fines básicos o de lujo, pero aún no se ha traducido en una política explícita.

YANNICK OSWALD, economista de la Universidad de Leeds (Reino Unido)

"Existe una injusticia en cuanto a quién utiliza la energía, o el carbono, para fines básicos o de lujo, pero aún no se ha traducido en una política explícita --afirma Yannick Oswald, economista de la Universidad de Leeds (Reino Unido)--. En este estudio, probamos por primera vez políticas derivadas de este conocimiento".

 

El mismo precio a todas las emisiones

 

Varios países, como Canadá y México-,tienen políticas activas de tarificación del carbono, que ponen el mismo precio a todas las emisiones o se centran en un tipo de emisión, como la calefacción o el combustible.

Sin embargo, investigaciones anteriores han demostrado que, en los países de renta alta, estas políticas tienden a afectar más a los hogares de renta baja y no tienen un gran impacto en las emisiones. Esto podría deberse a que recursos como la calefacción o el combustible representan una mayor parte del gasto de los hogares de renta baja y es difícil prescindir de ellos.

Para probar el impacto de un programa fiscal que distinguiera entre las emisiones de carbono de actividades básicas o de lujo, los investigadores/as construyeron un modelo basado en las huellas de carbono de los hogares de 88 países diferentes

Para probar el impacto de un programa fiscal que distinguiera entre las emisiones de carbono de actividades básicas o de lujo, los investigadores construyeron un modelo basado en las huellas de carbono de los hogares de 88 países diferentes.

 

Tipo impositivo para diferentes tipos de compras

 

Para cada país, diseñaron un tipo impositivo para diferentes tipos de compras, asegurándose de que las actividades que representan una mayor proporción del gasto de bajos ingresos se gravaran menos en relación con las actividades que representan una mayor proporción del gasto de altos ingresos. En Estados Unidos, por ejemplo, los viajes de vacaciones se gravarían a un tipo más alto que la calefacción.

Utilizaron este modelo para probar el resultado de sus tipos impositivos sobre el carbono de lujo o de un tipo impositivo uniforme sobre el carbono. Con un tipo impositivo uniforme, el 37% de la recaudación global del impuesto sobre el carbono procedería de las compras de lujo. Esta cifra aumenta hasta el 52% con un programa impositivo centrado en el lujo.

El impuesto sobre el lujo no sólo era "más justo" en función de la renta de los hogares -afectaba menos a los hogares con rentas bajas y más a los de rentas altas-, sino que también era ligeramente mejor a la hora de reducir las emisiones anuales de los hogares a muy corto plazo. Los investigadores señalan que esto podría deberse a que es más factible renunciar a las compras de lujo que a una compra esencial si el precio aumenta.

Aunque el impuesto de lujo resultó más justo en todos los países estudiados, los investigadores/as descubrieron que, en los países de renta baja, un impuesto uniforme también podría ser justo.

La fiscalidad del carbono centrada en el lujo también se dirige a los grupos de renta alta, que pueden ser los más preparados para ejercer presión contra la entrada en vigor de una política de este tipo.

En Sudáfrica, por ejemplo, los hogares de renta baja ya gastan mucho menos en combustible o calefacción que los de renta alta. Por lo tanto, un impuesto uniforme sobre el carbono ya se dirige por diseño a los grupos de renta alta.

En cambio, el impuesto de lujo sobre el carbono es más beneficioso en términos de equidad cuando se aplica a los países de renta alta. Este impuesto puede tener más en cuenta las compras flexibles y no esenciales en países como Estados Unidos, donde es difícil evitar actividades que emiten carbono, como conducir un coche, en un estilo de vida de bajos ingresos.

Aunque este tipo de política podría suponer un avance significativo hacia la reducción de las emisiones mundiales, los investigadores/as también señalan que este objetivo podría ser difícil de alcanzar en la práctica. Pocos países cuentan actualmente con un régimen fiscal sobre el carbono tan riguroso.

La fiscalidad del carbono centrada en el lujo también se dirige a los grupos de renta alta, que pueden ser los más preparados para ejercer presión contra la entrada en vigor de una política de este tipo.

 

La opinión pública mundial está muy a favor de políticas climáticas justas

 

"La opinión pública mundial está muy a favor de políticas climáticas justas, y es probable que los impuestos de lujo sobre el carbono gocen de la misma popularidad --afirma Oswald--. A pesar de las limitaciones del modelo, la gran conclusión es la siguiente: a la hora de diseñar políticas climáticas, es posible prestar atención a la diferente naturaleza de los fines del consumo, y esto mejoraría la equidad de la política climática casi por defecto".

Referencias