El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Cepsa han firmado un acuerdo para estudiar la posible plantación de cultivos energéticos de cobertura en zonas rurales de España para producir biocombustibles de segunda generación.

Realizarán de manera conjunta un estudio técnico-económico de diferentes áreas del país con el objetivo de determinar las zonas de cultivo más adecuadas

Ambas entidades realizarán de manera conjunta un estudio técnico-económico de diferentes áreas del país con el objetivo de determinar las zonas de cultivo más adecuadas, atendiendo a la viabilidad de la plantación y analizando los cultivos "más idóneos" en cada zona y su capacidad de absorción de CO2.

 

Ampliar la obtención de materias primas circulares

 

El objetivo de este acuerdo es, en palabras de el director de Biocombustibles de Cepsa, Javier Antúnez, ampliar la obtención de materias primas circulares para la producción de biocombustibles de segunda generación que permitirá "impulsar la descarbonización de sectores cuya electrificación es compleja", como el transporte pesado por carretera, el marítimo o el aéreo, a la vez que generan "nuevas oportunidades económicas y de desarrollo para el campo español".

Los cultivos de cobertura actúan como barrera protectora del suelo frente a la erosión en periodos de siembra, así como contribuyen al incremento de la fertilidad del suelo, el aumento de la capacidad de retención del agua de lluvia o una mayor absorción de CO2

Los cultivos de cobertura actúan como barrera protectora del suelo frente a la erosión en periodos de siembra, así como contribuyen al incremento de la fertilidad del suelo, el aumento de la capacidad de retención del agua de lluvia o una mayor absorción de CO2. Mediante el fomento de esta clase de cultivos, según ha señalado el CSIC, se consigue maximizar la rentabilidad de un mismo terreno, aumentando su calidad, diversificando sus ingresos y manteniendo la actividad durante todo el año.

 

Cultivos no alimentarios

 

"En España hay potencial para la introducción de cultivos no alimentarios en terrenos no empleados para la producción de alimentos o en épocas del año en las que el suelo no se cultiva", ha afirmado el investigador en el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) del CSIC, Leonardo Velasco.

Asimismo, Velasco ha asegurado que desde la institución llevan años investigando sobre nuevos cultivos que pueden aportar materias primas para la producción de biocombustibles "dentro de un manejo sostenible de los recursos naturales como suelo y agua", así como fuentes de energías renovables.

 

Reducir el 90% de las emisiones de CO2

 

Parte de la biomasa producida por estos cultivos puede emplearse en la generación de biocomustibles, que pueden llegar a reducir el 90% de las emisiones de dióxido de carbono. Así, Cepsa podrá complementar sus fuentes de suministro materia prima para la producción de biocombustibles, uno de los desafíos de la industria y que, para 2030, la compañía estima contar con una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas de ellos.

La participación del CSIC responde a la política de la entidad de transferir sus resultados de investigación al sector privado con el fin de que la investigación pública ocasione un impacto real en la sociedad. De este modo, este proyecto es una iniciativa liderada por la Plataforma Temática Interdisciplinar Horizonte Verde, en la que intervienen investigadores de tres centros del CSIC (Instituto de Agricultura Sostenible, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria y el Instituto de la Grasa).