La Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) liderará un proyecto pionero sobre el impacto y las consecuencias de los micro y nanoplásticos en la salud humana, a los que las personas estamos expuestas por "su omnipresencia en el medio ambiente".

Se trata de Plasticheal y su finalidad es "proporcionar a los reguladores nuevas metodologías y evidencias", con la combinación del uso de la investigación avanzada y métodos fiables para establecer las bases de conocimiento para una correcta evaluación del riesgo, según ha informado este miércoles en un comunicado.

Se hará mediante la identificación, el tamaño y caracterización de micro y nanoplásticos en el aire, el agua y los alimentos, así como muestras biológicas humanas de grupos de población con potenciales altos niveles de exposición.

Investigadores e investigadoras aplicarán una variedad de modelos y metodologías experimentales complementarias para examinar los efectos potenciales inducidos con técnicas in vitro, in vivo, ex vivoi in silico para desarrollar una toxicología predictiva de estos plásticos.

 

Evaluar el impacto sobre la población

 

La combinación de métodos analíticos y computacionales avanzados permitirá descifrar respuestas celulares o identificar secuencias críticas relevantes para condiciones clave, y determinar un conjunto de características de gran valor para predecir la toxicidad.

El coordinador del proyecto y catedrático del Departamento de Genética y Microbiología de la UAB, Ricard Marcos, ha explicado que el objetivo es evaluar el impacto a medio plazo sobre la población y en grupos más vulnerables.

El proyecto busca proporcionar información para diseñar mejores políticas de protección de trabajadores, consumidores y de medio ambiente y la caracterización de riesgos generada permitirá determinar "los niveles aceptables" de micro y nanoplásticos para la salud.

Plasticheal ha recibido seis millones de euros de la Comisión Europa y cuenta con la participación de diez universidades como la de Wageningen (Países Bajos), la de Manchester (Inglaterra) y la de Leipzig (Alemania), entre otras, y centros de investigación de siete países de la Unión Europea (UE), como la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómicas y el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica y el Instituto Finlandés de Salud Laboral.