Los acuarios del siglo XXI son importantes centros de investigación. Muchos de ellos alojan grandes mamíferos marinos, como delfines mulares y belugas. En los acuarios es posible realizar con ellos investigaciones que son imposibles cuando viven en libertad y que nos permiten conocer a fondo incluso sus emociones.

Las conclusiones de los estudios ayudan a que los gigantes del mar no desaparezcan.

 

Descubrir una nueva especie de ballena

 

En el año 2021, los científicos identificaron una nueva especie de ballena en el golfo de México. Regularmente se descubren animales de pequeño tamaño, pero descubrir en el siglo XXI una nueva especie de gran mamífero es algo extraordinario. Por esta razón, el descubrimiento de la ballena de Rice –así se llama la nueva especie de ballena– nos demuestra cuánto nos falta por aprender acerca de la vida en los océanos. Desgraciadamente, también nos recuerda que está muy amenazada: poco después de ser descubierta, la ballena de Rice se catalogó como “en peligro crítico de extinción”, entre otras cosas porque tan solo quedan unos 50 ejemplares.

La relación entre los humanos y los cetáceos –delfines, orcas, ballenas, etc.– ha estado llena de contradicciones. Por una parte, la caza industrial de ballenas diezmó de forma dramática muchas de sus poblaciones y aún hoy varias especies de cetáceos se encuentran amenazadas de extinción.

Por otra parte, los grandes mamíferos marinos han despertado siempre la curiosidad y la admiración de las personas, en parte por su inteligencia y su sofisticado comportamiento social.

Debido probablemente a la admiración que despiertan, algunas especies de cetáceos –especialmente el delfín mular– se han mantenido en acuarios de todo el mundo desde hace mucho tiempo. Una de las prioridades de los acuarios modernos debe ser realizar investigaciones que nos permitan conocer mejor a los animales y el estudio del bienestar animal es una de sus áreas más activas.

Algunos de los estudios realizados sobre el bienestar de los cetáceos que viven en acuarios nos permitirán conservar mejor a sus congéneres en libertad.

 

El optimismo de los delfines

 

Las emociones de los animales son una parte esencial de su bienestar, pero estudiarlas es difícil, sobre todo en animales en libertad. Sin embargo, el trabajo desarrollado por un equipo de científicos en el acuario Parc Astérix de Francia ha permitido identificar una conducta que es más frecuente en delfines mulares cuando son “optimistas”. Esta conducta –que es fácil de observar incluso en delfines en libertad– es el “nado sincrónico”, que consiste en que dos delfines nadan uno al lado del otro, sincronizando sus movimientos.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores adaptaron previamente a los delfines una prueba que se había realizado ya en otras especies y que mide el carácter optimista o pesimista de los animales. Esta prueba se llama test de sesgo cognitivo de interpretación y su objetivo es averiguar si un animal se comporta frente a un estímulo ambiguo como si este fuera agradable. Si es así, se concluye que el animal es “optimista”, mientras que en caso contrario se considera que el animal está dominado por emociones negativas y es “pesimista”.

En cierto modo, la prueba averigua si los animales ven el vaso medio lleno o medio vacío. Pues bien, los delfines que pasan más tiempo nadando en sincronía con otro delfín suelen ser más optimistas que los delfines que apenas realizan esta conducta.

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Medir el estrés de larga duración

 

Además de las emociones, otro aspecto que interesa mucho a los científicos que estudian el bienestar de los animales es el estrés. La forma más conocida de estudiar si un animal está estresado o no es medir la cantidad de una hormona –conocida como cortisol– en su sangre. Esta medición, sin embargo, tiene dos problemas. En primer lugar, sacar sangre a un animal no siempre es fácil, sobre todo si es un animal de vida libre. En segundo lugar, la cantidad de cortisol en sangre refleja sobre todo si el animal ha sufrido un estrés de corta duración, mientras que es poco útil para identificar un estrés de larga duración. Esto es importante porque el estrés de larga duración es el que tiene más consecuencias negativas para el bienestar de los animales.

El trabajo realizado por investigadores del Oceanogràfic València y de la Facultad de Veterinaria de la UAB ha permitido comprobar la utilidad de una técnica que permite medir el cortisol en la capa más superficial de la piel de los delfines.

El cortisol de esta capa se puede obtenerse de manera muy sencilla y sin molestar al animal, y refleja precisamente el estrés de larga duración.

Los investigadores están trabajando para poner a punto la prueba en otras especies de cetáceos –como las belugas– y en el futuro pretenden aplicarla a animales de vida libre.

El objetivo final de este proyecto es disponer de una herramienta que permita saber si determinadas actividades humanas, como el avistamiento de mamíferos marinos o el ruido de las embarcaciones, son estresantes a largo plazo para los cetáceos.

La conservación de los mamíferos marinos está estrechamente relacionada con su bienestar, ya que los animales que sufren estrés o emociones negativas suelen vivir menos y tienen más riesgo de enfermar. Por el contrario, las emociones positivas se asocian a un mejor estado de salud.

Estas son solo algunas de las razones por las que las investigaciones sobre los mamíferos marinos que se hace en los acuarios son importantes, no solo para mejorar su bienestar, sino también para conservar mejor a los cetáceos que viven en libertad.The Conversation