Cuando el submarino Titán desapareció, el 18 de junio de 2023, con cinco turistas a bordo, medios de comunicación de todo el mundo cubrieron el caso al detalle, casi minuto a minuto.
Pocos días antes, el naufragio del Adriana, un barco con cientos de personas migrantes a bordo frente a las costas de Grecia, había recibido una cobertura muy limitada.
¿Qué motiva una atención mediática tan distinta ante el hundimiento de dos barcos, casi al mismo tiempo?
Esa fue una de las preguntas que nos llevó a entrevistar a 21 periodistas especializados en migraciones en España. Buscábamos entender cuáles son los factores que condicionan la cobertura mediática de este ámbito.
los periodistas manifiestan tener margen para decidir, pero son los directivos de los medios quienes determinan en gran medida, motivados por intereses políticos o económicos, el enfoque, la intensidad y el tono de estas coberturas
Los periodistas tenen margen para decidir, pero son los directivos de los medios quienes determinan en gran medida, motivados por intereses políticos o económicos, el enfoque, la intensidad y el tono de estas coberturas
A lo largo de las entrevistas, detectamos dos marcos narrativos que se repiten en la cobertura mediática de la inmigración. Por un lado, el esencialismo cultural, que tiende a encasillar a las personas migrantes en estereotipos y visiones reduccionistas o descontextualizadas: el migrante como víctima pasiva, como amenaza o como carga para la sociedad. Por otro lado, el paralelismo institucional, que alinea los relatos con las versiones oficiales o, dicho de otro modo, narrativas que parten de enfoques alejados de los derechos humanos.
Estas formas de representación no son solo fruto de decisiones editoriales. Están influidas por factores estructurales que van desde la precariedad laboral en las redacciones hasta la presión por obtener clics y satisfacer a los anunciantes.
En palabras de uno de los periodistas entrevistados: “Imagina que tengo que elegir entre el Titán y el Adriana. Me quedo con el naufragio porque soy muy sensible a estos temas, pero también tengo que encontrarle un lugar a la implosión porque, aunque hubo cuatro millonarios que fueron voluntariamente, el público se lo comió. ¡Se lo comió! Y tengo que cumplir con los objetivos diarios de audiencia. Es terrible, pero así es”.
Periodistas bajo presión: precariedad y falta de libertad
Uno de los hallazgos del estudio remite a la escasez de recursos humanos y materiales, lo que dificulta una cobertura matizada y rigurosa. La mayoría de periodistas entrevistados afirmó que no hay suficientes reporteros especializados, ni presupuesto para viajar a los lugares de origen o tránsito de las personas migrantes.
“Hay escasez de reporteros en las redacciones y, por lo tanto, de especialistas dedicados a las migraciones y los derechos humanos”, afirmó una de las personas entrevistadas. Esto aumenta la dependencia de fuentes institucionales, ya que acceder a información directa suele ser difícil o costoso.
A esta escasez se suman otros factores: plazos ajustados, falta de formación específica y una precariedad generalizada. Todo esto limita el margen para construir relatos complejos, matizados y contextualizados.
La tiranía de las audiencias
Otro factor central es la presión de las audiencias. En muchos medios, especialmente los privados, se prioriza aquello que genera tráfico web: titulares impactantes, emociones rápidas e intensas, historias virales. La inmigración, salvo en momentos de tragedias extremas, no suele encajar en ese perfil que satisface la búsqueda del clic. Y en esos casos, a menudo se priorizan fórmulas sensacionalistas que incurren en la deshumanización de sus protagonistas.
“Algunos medios de comunicación realizaron una cobertura destacada, aunque fueron muy pocos”, señalaba otra de las entrevistadas. Entre sus valoraciones y las del resto de periodistas, destacan términos como cobertura “predecible”, “imprecisa”, “información epidérmica” o “de menor impacto”. También otros, en referencia al accidente del Titán, como “objetivación”, “sobreinformación”, “espectacularización” o “morbo” (un adjetivo recurrente) o expresiones características de la industria del entretenimiento: “Un espectáculo en vivo”, “un reality show”, una cobertura “basada en una cuenta atrás que mantuvo enganchada a la audiencia”.
Varios periodistas señalaron también que existen presiones políticas, ya directas o indirectas, sobre la forma de contar la inmigración. Esta presión se manifiesta en alineamientos ideológicos, autocensura o en decisiones empresariales que priorizan no incomodar a ciertos sectores. “La llegada de migrantes es susceptible de ser manipulada por políticos demagógicos o populistas, con un trasfondo de exaltación nacionalista”, señalaba otro de los entrevistados.
Una autonomía más percibida que real
Paradójicamente, la mayoría de periodistas entrevistados afirmó sentirse libre para elegir y desarrollar sus historias. Lo cierto es que el grado de autonomía que ejercen los periodistas en los procesos selectivos y creativos está muy influido por factores originados a nivel gerencial o de propiedad del medio.
El análisis sugiere que la empresa tiende, por un lado, a atender las demandas percibidas del público para optimizar las estrategias de monetización, lo que explica en parte por qué ciertas historias reciben más atención y recursos que otras.
Además, se reduce la inversión en recursos humanos y técnicos en el lugar de trabajo, lo que obliga a los reporteros a depender de información proveniente de fuentes institucionales.
Por último, la empresa impone narrativas alineadas de un modo u otro, y con distintos grados de intensidad, con discursos políticos externos. Esta contradicción entre la libertad insinuada por los entrevistados y los condicionantes derivados de las dinámicas empresariales sugiere una autonomía más simbólica que real.
La migración no es un fenómeno excepcional, sino una constante en la historia de la humanidad, que ha sido nómada desde sus orígenes
La migración no es un fenómeno excepcional, sino una constante en la historia de la humanidad, que ha sido nómada desde sus orígenes. En el contexto actual, marcado por conflictos armados, crisis políticas y emergencias climáticas, todo indica que los flujos migratorios y las solicitudes de asilo seguirán aumentando.
Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de abordar estas realidades con rigor, empatía y profundidad, evitando silenciar, deshumanizar o criminalizar a quienes se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad
Ante este escenario, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de abordar estas realidades con rigor, empatía y profundidad, evitando silenciar, deshumanizar o criminalizar a quienes se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Para ello, es necesario repensar los modelos de negocio de los medios, fortaleciendo la independencia editorial, mejorando las condiciones laborales del periodismo y priorizando enfoques basados en los derechos humanos por encima del clic fácil o de presiones políticas, económicas o ideológicas.
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