Greenpeace ha realizado una protesta simbólica frente a la sede europea de la ONU en Ginebra, donde se lleva a cabo una ronda de negociaciones para establecer un tratado destinado a reducir la contaminación por plásticos. Como parte de la acción, la organización ecologista vertió pintura negra —simulando petróleo— a las puertas del edificio, y desplegó dos pancartas con los mensajes: "El tratado de plásticos no está en venta" y "Dentro se está contaminando con petróleo".
Influencia de las compañías petroleras
“El derrame simbólico de petróleo y el despliegue de pancartas son un llamado urgente a los gobiernos para que se enfrenten a la presión de la industria petrolera y prioricen el bienestar colectivo sobre los intereses corporativos”, explicó Graham Forbes, líder de la delegación de Greenpeace en estas negociaciones.
Nos encontramos en la fase final del proceso, y en cada ronda es más evidente la influencia de las compañías petroleras, que buscan imponer sus intereses a costa del bien común, mientras la contaminación plástica asfixia al planeta”
GRAHAM FORBES, Greenpeace
Forbes subrayó además que “nos encontramos en la fase final del proceso, y en cada ronda es más evidente la influencia de las compañías petroleras, que buscan imponer sus intereses a costa del bien común, mientras la contaminación plástica asfixia al planeta”.
Firme oposición de potencias productoras de petróleo
Esta es la sexta y posiblemente última fase de un proceso de negociación que comenzó en 2022, y cuya conclusión está prevista para el 14 de agosto. De los 180 países participantes, cerca de un centenar respaldan un acuerdo que implique una drástica reducción en la producción de plásticos —Greenpeace propone un recorte de hasta el 75%—. Sin embargo, este objetivo enfrenta la firme oposición de potencias productoras de petróleo como Estados Unidos, Rusia, las naciones del Golfo Pérsico, y grandes economías emergentes como China e India.
Un diálogo estancado y debates que rozan lo absurdo
Según fuentes diplomáticas del grupo de países que defienden un tratado lo más ambicioso posible, las negociaciones recientes se han caracterizado por ser poco más que un “intercambio de monólogos”, con posiciones profundamente enfrentadas y discusiones que, según describen, resultan “absurdas para estar ya en la quinta o sexta ronda de negociaciones”.
Las mismas fuentes expresaron su sorpresa por la postura rígida de China, a pesar de que un acuerdo internacional podría representar una oportunidad para el país asiático de impulsar nuevas formas de desarrollo económico a través de materiales alternativos al plástico.
Por otro lado, el bloque de países conocidos como los like-minded countries "países afines" —entre ellos Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí, Irán y Emiratos Árabes Unidos— continúa cuestionando aspectos fundamentales del tratado, como su objetivo central o la definición misma de lo que se considera un material “sostenible”, señalaron diplomáticos del grupo de países denominados “ambiciosos”.
Algunas organizaciones no gubernamentales que actúan como observadoras en el proceso, han pedido que el acuerdo final se alcance por consenso y no por votación, para evitar que los intereses de los países productores de petróleo se impongan sobre la voluntad mayoritaria
En el entorno de las organizaciones no gubernamentales que actúan como observadoras en el proceso, también se respira escepticismo. Algunas de ellas han pedido que el acuerdo final se alcance por consenso y no por votación, para evitar que los intereses de los países productores de petróleo se impongan sobre la voluntad mayoritaria. Sin embargo, persisten las dudas sobre la posibilidad de cerrar un tratado antes del 14 de agosto, fecha prevista para la conclusión de esta última ronda de negociaciones.
Presión desde la comunidad científica y organizaciones sociales
Para intensificar la presión sobre las negociaciones, organizaciones ecologistas, artistas y activistas han realizado diversas acciones reivindicativas en Ginebra, destacando la urgencia de reducir el consumo de plásticos. A su vez, la comunidad científica ha elevado el tono de sus advertencias respecto a los riesgos que implican estos materiales.
Este lunes, varias instituciones de investigación colaboraron en la publicación de un artículo en la prestigiosa revista médica The Lancet, en el que recuerdan los efectos nocivos del plástico. El texto señala que su impacto en la salud humana y en la biodiversidad, genera pérdidas económicas que superan los 1,5 billones de dólares anuales y advierte sobre la detección de microplásticos en órganos como los pulmones, riñones, cerebro, así como en la sangre y el semen y se han detectado en la fauna y la flora.
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