Los adolescentes y adultos jóvenes que redujeron su uso de las redes sociales en un 50% durante sólo unas pocas semanas experimentaron una mejora significativa en cómo se sentían sobre su peso y su apariencia general en comparación con sus compañeros que mantuvieron niveles constantes de uso de las redes sociales, según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología en la revista Psychology of Popular Media (1).

La adolescencia es un periodo vulnerable para el desarrollo de problemas de imagen corporal, trastornos alimentarios y enfermedades mentales", afirma el autor principal, Gary Goldfield, del Instituto de Investigación del Hospital Infantil del Este de Ontario (Canadá).

"Los jóvenes pasan, de media, entre seis y ocho horas al día frente a pantallas, gran parte de ellas en las redes sociales --prosigue--. Los medios sociales pueden exponer a los usuarios a cientos o incluso miles de imágenes y fotos cada día, incluidas las de celebridades y modelos de moda o fitness, lo que sabemos que conduce a una internalización de los ideales de belleza que son inalcanzables para casi todo el mundo, lo que resulta en una mayor insatisfacción con el peso corporal y la forma".

Sin embargo, gran parte de la investigación psicológica sobre las redes sociales, la imagen corporal y la salud mental es correlacional, según Goldfield, por lo que no se sabe con certeza si las personas con problemas de imagen corporal y salud mental pasan más tiempo en las redes sociales o si el uso de las redes sociales conduce a mayores problemas de imagen corporal y salud mental.

 

Niveles de ansiedad y/o depresión

 

Para comprender mejor los efectos causales de la reducción del uso de las redes sociales en la imagen corporal, Goldfield y sus colegas realizaron previamente un estudio piloto con 38 estudiantes universitarios con elevados niveles de ansiedad y/o depresión.

A algunos de los participantes se les pidió que limitaran su uso de las redes sociales a no más de 60 minutos al día, mientras que a otros se les permitió un acceso ilimitado. En comparación con los participantes que tenían acceso ilimitado, los participantes que restringieron su uso mostraron mejoras en la forma en que consideraban su apariencia general (pero no su peso) después de tres semanas. Sin embargo, debido al pequeño tamaño de la muestra, los investigadores no pudieron realizar un análisis significativo del efecto del sexo.

El experimento, en el que participaron 220 estudiantes universitarios de entre 17 y 25 años (76% mujeres, 23% hombres, 1% otros), pretendía ampliar el estudio piloto y abordar la limitación de género. Los participantes debían ser usuarios habituales de las redes sociales (al menos dos horas al día en sus teléfonos inteligentes) y presentar síntomas de depresión o ansiedad.

Durante la primera semana del experimento, se indicó a todos los participantes que utilizaran las redes sociales como lo hacían normalmente. El uso de las redes sociales se midió mediante un programa de seguimiento del tiempo de pantalla al que los participantes proporcionaron una captura de pantalla diaria. Después de la primera semana, se pidió a la mitad de los participantes que redujeran su uso de las redes sociales a no más de 60 minutos al día. Al inicio del experimento, los participantes también respondieron a una serie de afirmaciones sobre su aspecto general (por ejemplo, "Estoy bastante contento con mi aspecto") y su peso (por ejemplo, "Estoy satisfecho con mi peso") en una escala de 5 puntos, en la que 1 indicaba "nunca" y 5 "siempre". Los participantes completaron un cuestionario similar al final del experimento.

 

Restringir el uso de las redes sociales un 50%

 

Durante las tres semanas siguientes, los participantes que recibieron instrucciones de restringir su uso de las redes sociales lo redujeron aproximadamente en un 50%, hasta una media de 78 minutos al día, frente al grupo de control, que registró una media de 188 minutos de uso de las redes sociales al día. Los que redujeron su uso de las redes sociales experimentaron una mejora significativa en la forma en que consideraban su aspecto general y su peso corporal después de la intervención de tres semanas, en comparación con el grupo de control, que no experimentó ningún cambio significativo. El sexo no pareció influir en los efectos.

Nuestra breve intervención de cuatro semanas utilizando rastreadores de tiempo de pantalla mostró que la reducción del uso de las redes sociales produjo mejoras significativas en la apariencia y la estima del peso en jóvenes angustiados con un uso intensivo de las redes sociales", explica Goldfield. Añade que "reducir el uso de los medios sociales es un método factible para producir un efecto positivo a corto plazo sobre la imagen corporal entre una población vulnerable de usuarios y debería evaluarse como un componente potencial en el tratamiento de las alteraciones relacionadas con la imagen corporal".

Aunque el estudio actual se llevó a cabo como prueba de concepto, Goldfield y sus colegas están en proceso de realizar un estudio más amplio para ver si la reducción del uso de los medios sociales puede mantenerse durante períodos más largos y si esa reducción puede producir beneficios psicológicos aún mayores.

Referencias