La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) ha realizado un informe de valoración sobre la implementación del etiquetado frontal de los alimentos Nutriscore, y ha concluido que "es necesario mejorar los criterios para la implantación de este sistema en España", ya que "no es claro ni se adapta a la dieta mediterránea", tal y como ha manifestado la presidenta de dicha organización, Ascensión Marcos Sánchez.

Específicamente, el Nutriscore es un etiquetado frontal de perl global usado en Francia y Bélgica, y cuya puesta en marcha está prevista en España en los primeros meses de 2021. Además, Alemania ha anunciado a la Comisión Europea su deseo de implementarlo próximamente.

En concreto, el sistema se focaliza en la cantidad de calorías, azúcares, sodio y grasa saturada de los alimentos y, mediante un algoritmo, se atribuyen puntos positivos y negativos en relación con la cantidad de los constituyentes. Así, se hace un perl nutricional global de los productos que se muestra en un gráfico, a modo de semáforo, de 5 colores (del verde al rojo), y 5 letras (de la A a la E).

Así las cosas, según la presidenta de FESNAD, el etiquetado frontal es "una buena herramienta" para ayudar a los consumidores a realizar una compra saludable. Sin embargo, para que este sea efectivo, debe ser fácilmente comprensible, neutral, y adaptado a los hábitos alimentarios y a las guías alimentarias de la población a la que va dirigido, algo que no ocurre con el Nutriscore.

"El algoritmo de Nutriscore está calculado a partir de la cantidad de energía y de algunos nutrientes por 100 gramos o 100 mililitros, así como del porcentaje de presencia de ciertos alimentos, sin considerar la porción ni la frecuencia con que se consume dicho producto en la dieta, que es algo fundamental a tener en cuenta", ha argumentado Marcos.

Asimismo, ha señalado otras desventajas de este sistema, como que no se adapta a la dieta mediterránea, basada en un consumo equilibrado, variado y moderado de alimentos; y que el algoritmo no está bien ponderado, ya que la presencia de algunos puntos favorables enmascara los puntos desfavorables, "lo cual no es científicamente razonable y genera dudas en el consumidor", ha señalado la presidenta de FESNAD.

Mejoras en el algoritmo, como la valoración del equilibrio social, económico y medioambiental del producto

 

Por eso, la experta aboga por realizar algunas mejoras al algoritmo de Nutriscore que incluyan aspectos como la valoración del equilibrio social, económico y medioambiental del producto, "así como la frecuencia con la que ese producto debería aparecer en la dieta", ha sugerido Marcos.

Además, la presidenta de FESNAD ha advertido de que no se ha demostrado la comprensión y transparencia de esta herramienta de etiquetado nutricional en consumidores españoles, pues esta evalúa los alimentos y bebidas con criterios distintos. Otro fallo es que no considera el grado de procesamiento de los alimentos, ni la calidad ni la procedencia de la proteína de los mismos.

"Tampoco diferencia la cantidad y calidad de la grasa presente, como los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, ni considera el valor esencial de minerales, vitaminas, ni de otros compuestos bioactivos con funciones fisiológicas, imprescindibles para una buena nutrición", ha lamentado Marcos en cuanto a los puntos desfavorables de este sistema.

Algunos ejemplos de la ambigüedad de este etiquetado frontal se encuentran en alimentos como los frutos secos, concretamente en los anacardos. "Observamos que los anacardos naturales tenían la letra C, pero los fritos también tenían la C", ha apuntado la experta.

En este sentido, ha destacado otros errores, como que productos como los churros congelados tienen la letra B. "Este producto es necesario freírlo para consumirlo, con lo que ya no tendría letra B", ha especificado Marcos, que ha continuado señalando que las patatas peladas y cortadas, congeladas para freír tienen la letra A, el mismo caso que el anterior. Otro caso a destacar es el de algunos yogures sabor a fruta azucarados, que también tienen la letra letra B, al igual que algunos cereales de desayuno infantiles azucarados.

Otro inconveniente de este etiquetado frontal de perl global, según FESNAD, es que no valora la cantidad de nutrientes en su conjunto, sino solo de los ingredientes por separado. Por otro lado, tampoco mide las necesidades concretas de determinados grupos de población española, con carencias nutricionales.

Asimismo, la experta ha destacado, a propósito del anuncio del Ministerio de Consumo de que el aceite de oliva no llevará el etiquetado Nutriscore, que este debería tener "una clasificación apropiada en el etiquetado frontal que no contradiga las alegaciones de salud autorizadas por la Unión Europea (UE)".

Por todo ello, a juicio de la experta, además de una mejora de los criterios nutricionales de Nutriscore, es imprescindible realizar "un profundo trabajo previo a la implantación del etiquetado frontal con el fin de conseguir un amplio consenso que garantice su éxito, y en el que participen todos los sectores implicados en el consumo de alimentos, tales como profesionales de la salud, productores alimentarios (agricultores, ganaderos, industria), así como administración y consumidores", ha propuesto Marcos.

Además, para estos expertos, también es "esencial" desarrollar campañas de educación nutricional de forma continuada a través de los profesionales de la nutrición, alimentación y dietética para que el consumidor sea capaz de tomar decisiones informadas, con el fin de realizar la compra y el consumo de alimentos y bebidas más saludables.

"Todas las estrategias desarrolladas para fomentar hábitos alimentarios saludables deben ir dirigidas a acercar el consumo de alimentos al patrón tradicional, que en nuestro caso es la dieta mediterránea", ha concluido Marcos.