Cada vez más urbanitas disfrutan del brunch con boles de açaí, un superalimento lleno de antioxidantes. El açaí que se consume a media mañana en Barcelona, París o Nueva York procede en gran parte del Estado de Pará, en Brasil, donde también se concentran importantes brotes de la enfermedad de Chagas. Allí, esta fruta se suele consumir en forma de zumo, y cuando está contaminada supone una vía de transmisión oral de la enfermedad, una vía que puede producir una de las formas más graves y letales del Chagas.

El açaí que se consume a media mañana en Barcelona, París o Nueva York procede en gran parte del Estado de Pará, en Brasil, donde también se concentran importantes brotes de la enfermedad de Chagas

Allí, esta fruta se suele consumir en forma de zumo, y cuando está contaminada supone una vía de transmisión oral de la enfermedad, una vía que puede producir una de las formas más graves y letales del Chagas

 

La Amazonía: biodiversidad y salud

 

La Amazonía alberga casi el 25% de las especies vegetales descritas y alrededor del 20% de las reservas de agua dulce del planeta. Su inmenso dosel verde regula el clima global, pero bajo él conviven grandes ciudades, pequeños poblados y comunidades indígenas aisladas. Esta diversidad dificulta la vigilancia sanitaria y favorece la aparición de enfermedades transmitidas por vectores.

El vínculo entre la región y la enfermedad de Chagas se remonta a 1924, cuando el brasileño Carlos Chagas identificó el parásito en animales y triatominos silvestres de la zona. Durante buena parte del siglo XX se pensó que la infección humana era excepcional, y que los insectos locales no infestaban las viviendas. Por ello, la enfermedad se consideraba enzoótica pero no endémica en la Amazonía.

 

Chagas en expansión

 

Investigaciones recientes han mostrado que las infecciones humanas son más habituales de lo esperado, con focos activos y tasas de infección superiores al 5% en algunos territorios amazónicos. La expansión del açaí y otros factores —como la deforestación, la migración interna y la expansión agrícola— han favorecido el contacto entre humanos, vectores y reservorios silvestres. Esto indica que la transmisión vectorial, y específicamente oral, de Chagas está en crecimiento, sobre todo en la Amazonía oriental.

La expansión del açaí y otros factores —como la deforestación, la migración interna y la expansión agrícola— han favorecido el contacto entre humanos, vectores y reservorios silvestres. Esto indica que la transmisión vectorial, y específicamente oral, de Chagas está en crecimiento, sobre todo en la Amazonía oriental

En América Latinacasi 100 millones de personas están en riesgo de infección por Trypanosoma cruzi, con 8 millones afectados y miles de muertes anuales. La transmisión puede ocurrir por la picadura de triatominos, por contacto con sus heces, o de madre a hijo. De no detectarse y tratarse a tiempo, 4 de cada 10 personas desarrollará complicaciones graves, principalmente cardíacas.

 

Cooperación regional para la salud

 

Una reciente reunión de responsables del control de Chagas de los nueve países amazónicos (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela), celebrada en Belem do Pará, puso el foco en este problema. Junto con la OPS y otras organizaciones, los países desarrollaron una estrategia regional que debe adaptarse a cada uno de sus territorios.

Aunque parezca muy lejos, todos, incluso en los brunch de açaí de Barcelona o Los Ángeles, dependemos de la inmensa fragilidad del Amazonas y de su capacidad de sobrevivir. Una nueva razón para entender que la lucha por la salud siempre es global o no es

Los especialistas coinciden en que la detección temprana, la educación comunitaria y la cooperación entre países son esenciales para evitar que el Chagas se consolide como una amenaza endémica en la región.

 

Un recordatorio global

 

La Amazonía no es solo un tesoro natural, sino también un recordatorio de la estrecha relación entre el ambiente y la salud humana. Frente a la expansión del Chagas, reforzar la vigilancia epidemiológica y la investigación científica es clave para proteger tanto la biodiversidad como a las poblaciones que dependen de ella. Por ello sería deseable que la agenda de salud de la COP30 recogiera la preocupación por la expansión del Chagas.

Sería deseable que la agenda de salud de la COP30 recogiera la preocupación por la expansión del Chagas

En el corazón verde del planeta, la salud del bosque y la humana laten al mismo ritmo Y, aunque parezca muy lejos, todos, incluso en los brunch de açaí de Barcelona o Los Ángeles, dependemos de la inmensa fragilidad del Amazonas y de su capacidad de sobrevivir. Una nueva razón para entender que la lucha por la salud siempre es global o no es.