En general, se consideran especies exóticas invasoras aquellas que son introducidas en lugares distintos de los que les son propios en origen, y donde presentan la capacidad de ser invasoras. Estas especies, con frecuencia, representan "una grave amenaza para la conservación de la biodiversidad autóctona y la sostenibilidad de los lugares receptores, y no sólo en el medio natural sino también en las ciudades".

 

Animales y vegetales introducidos artificialmente

 

En la provincia de Huelva se ha prestado especial atención a especies como carpobrotus edulis (uña de león), opuntia spp. (chumberas), acacia dealbata (acacia, mimosa), lantana camara, onagra, entre otras plantas, mientras que carpas o galápagos exóticos, entre otros, son animales frecuentes en el seguimiento.

Así, como han explicado, cada día el transporte y comercio globales ponen en contacto lugares del mundo que, de otro modo para las mencionadas especies, permanecerían aislados por fronteras geográficas. Como consecuencia, muchos animales y vegetales son introducidos artificialmente en zonas distintas a su área de distribución natural, a veces de manera intencionada, aunque normalmente de forma involuntaria o accidental.

 

Proliferaran de manera desmedida

 

No obstante, no todas las especies exóticas suponen una amenaza al nuevo territorio, sino sólo aquellas que, ante esas nuevas condiciones que les son favorables, proliferaran de manera desmedida provocando "desequilibrios" en las comunidades locales. En concreto, llegan a provocar impactos importantes sobre las poblaciones naturales, y a veces sobre el medio socioeconómico, siendo en esos casos cuando se consideran como "invasoras".

Por tanto, los efectos negativos de las especies invasoras pueden ser muy variados, como modificación de los procesos ecológicos autóctonos o la reducción, o incluso desaparición, de poblaciones de especies autóctonas por desplazamiento u ocupación de su biotopo. Esto último puede ser, entre otras causas, por predación directa, por disminución de los recursos disponibles o por transmisión de enfermedades o parásitos, como han explicado.

Por ello es "necesario" realizar trabajos encaminados al control de las especies invasoras en el campo a fin de reducir los daños provocados en el medio.

 

Información a la población

 

No obstante, como estas situaciones vienen ocurriendo de manera más o menos frecuente, como consecuencia de las actividades humanas (jardinería, comercio, suelta de mascotas, etc.), para que la gestión sea efectiva, la actuación conviene que sea mantenida, integrando las actuaciones en campo, con la prevención de los sectores implicados y la divulgación para informar a la población.

Además, desde las administración regionales prestan, en general, una especial atención a las áreas naturales o seminaturales y, eventualmente, a otras de mayor presencia humana cuando se derive "un evidente riesgo de afección a áreas naturales".