Un centenar de activistas se han concentrado este lunes frente a la terminal de Enagás en la provincia de Huelva para protestar en contra de "las empresas gasistas e industriales impongan su agenda frente a los intereses de las mayorías sociales". Con esta acción, el movimiento Rebelión por el Clima quiere criticar que la ciudadanía "más vulnerable en el Norte y en el Sur Global es la que está pagando la crisis energética de la que se lleva años avisando".

Según ha indicado la ONG en una nota de prensa, Greenpeace ha señalado que "el 78% del gas que se consume en el Estado español lo acapara la industria y la generación de energía eléctrica". En Andalucía esa cifra "asciende al 84,6 %, siendo Huelva y Cádiz las provincias con mayor índice de consumo", ya que "un cálculo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico muestra que el conjunto de las industrias y centrales de polo químico consume el equivalente a 1,5 millones de hogares con calefacción en un año.

 

Sectores industriales y mineros altamente tóxicos

 

"Sin embargo, son las familias en pobreza energética las que sufren las consecuencias por la escalada de precios y la inflación. En el plan Más Seguridad Energética presentado recientemente por el Gobierno hay medidas de protección a las familias vulnerables, pero también pretende destinar muchos recursos y esfuerzos a nuevos proyectos de gas y a una industria altamente consumidora de gas y electricidad", ha subrayado la ONG.

Por ello, con esta acción, las personas activistas ha exigido que sean los sectores industriales "más contaminantes y tóxicos, como los que existen en Huelva, los que asuman un mayor ahorro energético y alcancen su descarbonización antes de 2040".

De este modo, Rebelión por el Clima ha realizado esta acción en una de las provincias que, a su juicio, "más han sufrido durante décadas las consecuencias sociales, ambientales y sanitarias de ser una zona de sacrificio".

"La concentración en la provincia de sectores industriales y mineros altamente tóxicos ha originado la contaminación de todo el entorno. Las balsas de fosfoyesos y otros residuos radiactivos o la dispersión de contaminantes industriales en la atmósfera llevan años degradando la salud de las personas y los ecosistemas. Con esta acción, Rebelión por el Clima exige que las industrias respondan a su deuda histórica e inicien la transformación o el cierre de estos sectores", han aseverado.

 

Industrias de alto consumo energético

 

Al respecto, Rebelión por el Clima ha incidido en que la disminución del consumo de estos sectores "destensaría el mercado, produciendo una relativa reducción del precio del gas y la electricidad", toda vez que han señalado que el Gobierno, junto con la UE, debe retirar su apoyo "sin condiciones" a las industrias "de alto consumo energético, como la siderúrgica, la cementera o la química, para compensar sus pérdidas, o la subvención de medidas de descarbonización, que las industrias deberían haber puesto en marcha hace tiempo, beneficiándose de los derechos gratuitos del sistema de comercio de emisiones de la UE".

Así, este movimiento ha pedido una hoja de ruta para "el desmantelamiento progresivo de estas infraestructuras sin dejar a nadie atrás" que "deben ir acompañado en paralelo con un adecuado despliegue de energías renovables y ahorro de energía respetuoso con las personas y el planeta".

"Para el movimiento climático, la continuidad del gas en la producción eléctrica debe frenarse, alcanzando su completa desaparición antes de 2030", han agregado.

Por otro lado, Greenpeace ha señalado que "han sido numerosas las acciones que durante muchos años diversos colectivos han realizado reivindicando la salida de un modelo de producción y consumo basado en combustibles fósiles", ya que "la enorme dependencia de las economías de esta energía ha financiado a corporaciones y países que violan de forma sistemática los derechos humanos".

 

Haciendo prohibitiva la energía 

 

"A su vez, los combustibles fósiles están originando un enorme impacto ambiental y climático del que ya se están sufriendo las consecuencias. Los altos precios internacionales del gas ocasionados por la demanda europea están haciendo prohibitiva la energía para amplias capas de la sociedad este invierno. También sume en una crisis energética mucho más grave a países del Sur Global.

Por todo ello, la ONG ha apuntado que esta transformación "debe cimentarse en la participación activa de la ciudadanía en este cambio (autoconsumo, comunidades energéticas, eficiencia, ordenación territorial, toma de decisiones...) y los programas de transición justa para las personas trabajadoras".

"Ante la situación de emergencia social es preciso incrementar el apoyo urgente a los colectivos más vulnerables para garantizar el derecho a una vida digna. Unas medidas que deben de contemplar un plan sin precedentes de mejoras de aislamiento y eficiencia energética que unido a la transformación de las calderas de gas por calefacción renovable y autoconsumo deberían lograr dejar de quemar gas en nuestros hogares y edificios en 2035", ha concluido la ONG.