Todos conocemos la importancia del agua en la vida de cualquier ser vivo del planeta. Por ello, su calidad es un tema que preocupa cada vez más en países de todo el mundo por motivos como la salud de la población, el desarrollo económico nacional y la calidad ambiental de los ecosistemas. Cabe recordar que hay 2.400 millones de personas que no tienen garantizado el acceso al saneamiento y unos 760 millones de personas no tienen acceso a agua potable, pese a que tanto el agua como el saneamiento son derechos humanos reconocidos por las Naciones Unidas.

Pero, ¿qué factores determinan la calidad del agua? Son las características químicas, físicas, biológicas y radiológicas del elemento, que hacen que sea apto para un uso determinado y no lo sea para otro. Es evidente que no es necesario que reúna los mismos requisitos un agua destinada al consumo humano que una destinada al riego.

Tampoco se pueden tener en cuenta los mismos parámetros a la hora de analizar la calidad de las aguas de origen residual, industrial, doméstico y urbano que son vertidas a los ríos y mares, ya que acumulan una elevada carga de materia orgánica e inorgánica, y además contienen compuestos peligrosos. Esto puede perjudicar gravemente a los ecosistemas acuáticos, afectando a su vegetación, a su fauna e incluso llegándolos a convertir en auténticos vertederos si no se realiza una buena gestión. La única forma de garantizar que los ecosistemas acuáticos nos sigan proporcionando agua para satisfacer nuestras necesidades de agua, en términos de calidad y cantidad, es cuidándolos y conservándolos en buen estado.

La falta de gestión y de tratamiento de los residuos causan su contaminación 

Una mala calidad de agua puede deberse tanto a causas naturales, como las debidas a la geología del terreno, o artificiales, como la contaminación en zonas con gran presión antrópica. La fuente más importante de su contaminación es la falta de gestión y tratamientos adecuados de los residuos humanos, industriales y agrícolas. Es indiferente de dónde proceda este alejamiento del estado natural del agua, lo importante es establecer los tratamientos y límites necesarios para los diferentes usos y actividades, y de este modo garantizar una buena calidad de vida para todos los ciudadanos, a la vez que cuidamos y respetamos el medio ambiente.

La Directiva 2000/60/CE, por la que se establece una Directiva Marco del Agua (DMA), fue la respuesta a la necesidad de unificar las actuaciones de gestión y calidad de agua en la Unión Europea, lo que ha supuesto un gran cambio en lo que se refiere a gestión de este recurso.

Existen numerosas empresas dedicadas a su gestión, ya sean ingenierías, consultoras, constructoras, empresas de servicios, o la propia administración, por lo que el nicho de trabajo para esta especialidad en España es sin duda uno de los más importantes.

El Instituto Superior de Medio Ambiente cuenta con una importante oferta formativa en este sector. En él se imparte el curso Gestión y monitorización del estado de la calidad de las aguas, centrado en la calidad y gestión hídrica, así como en sus requisitos y en la aplicación de la Directiva Marco del Agua.

También cuenta con otros cursos relacionados con la gestión integral del agua como los cursos Contaminación del suelo y de las aguas subterráneas y Tratamiento y depuración de aguas, con los que podrás profundizar más en este ámbito y te serán muy útiles si ya trabajas en el sector o quieres entrar en él.