El reciente anuncio de la Fundación Bill y Melinda Gates de una donación de 100.000 dólares estadounidenses (unos 73.000 euros) para la investigación de posibles preservativos confeccionados con grafeno ha dado a conocer a la opinión pública un material que numerosos expertos consideran que va a revolucionar el futuro de gran cantidad de sectores industriales.

Mucho más fino y resistente que el látex, con el que puede mezclarse para aportarle sus propiedades, el grafeno podría hacer posible la fabricación de condones más seguros y placenteros que los actuales, provocando una tormenta en el sector. Pero los motivos de la donación de la multimillonaria pareja van más allá de un placer sexual más intenso y seguro. El nuevo condón del siglo XXI podría convertirse en una eficaz herramienta de desarrollo.

Según declaraciones de Papa Salif Sow, responsable de investigación sobre el VIH en la Fundación Gates, un condón más eficiente y sensible contribuiría a acallar algunas de las actuales reticencias hacia este método anticonceptivo, un elemento estratégico para frenar la expansión del sida, enfermedad que se ha convertido en una auténtica pandemia en zonas del centro y sur de África.

El material es 200 veces más resistente que el acero y casi tan duro como el diamante

Y una mayor confianza en los condones ayudaría a implementar políticas de planificación familiar claves para la reducción de la pobreza. Pero todo apunta a que, a pesar del gran impacto mediático que ha tenido la donación del fundador de Microsoft, aún será necesario un largo trecho antes que estos preservativos de última generación lleguen a las farmacias y otros comercios.

El grafeno es un material confeccionado con una lámina de carbono de un solo átomo de grosor, extremadamente ligero, flexible, 200 veces más resistente que el acero y casi tan duro como el diamante. Además es elástico, transparente y resulta un conductor eléctrico muy eficiente (cien veces más rápido que el silicio de los actuales chips).

Además, su producción es barata y de escaso impacto ambiental: es un subproducto del mismo grafito con el que se hacen las puntas de los lápices. La generación de circuitos electrónicos de grafeno, más eficientes, que perderían menos energía y durarían más que los actuales, también reduciría la generación de residuos. Finalmente, su aplicación permitiría sustituir en dispositivos electrónicos transparentes otros materiales más caros y contaminantes, como el óxido de titanio o el óxido de estaño indio.

Desde su descubrimiento en 1994 se ha producido –a nivel académico pero también en el campo de la investigación industrial– una auténtica fiebre del grafeno y se especula con miles de posibilidades para su uso. Periódicamente se anuncian nuevas y revolucionarias aplicaciones de este material, algunas casi próximas a la ciencia ficción. Desde la electrónica al textil, pasando por la aeronáutica, los paneles solares, la informática y, ahora, los preservativos.

Pocos usos prácticos

En los laboratorios se le buscan usos sin descanso. Técnicos surcoreanos, de la universidad Sungkyunkwan de Seúl, han diseñado una primera pantalla táctil de este material, de 30 pulgadas, que puede doblarse y enrollarse hasta ocupar un espacio mínimo, y en ella ya ha puesto sus ojos Samsung. Sus impulsores creen que en pocos años puede arrinconar a los actuales Smartphone y tabletas.

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts han diseñado con grafeno la radio más pequeña del mundo. IBM ya ha creado sus primeros chips de grafeno, 10 veces más veloces que los de silicio. Y los fabricantes de baterías para móviles creen que el nuevo material revolucionará el sector.

Pero, en los 20 años transcurridos desde su descubrimiento, el uso del grafeno aún es prácticamente experimental y sólo algunas empresas como Toshiba lo utilizan en pequeñas cantidades en algunos de sus productos, como por ejemplo el aislamiento de cables muy pequeños de los ordenadores.

La mayoría de industrias que fabrican grafeno son startups (compañías de aparición reciente y ligadas habitualmente a innovaciones tecnológicas) impulsadas por capital riesgo y que necesitan de “ayudas” como la de la Fundación Bill y Melinda Gates.

Científicos surcoreanos han desarrollado una pantalla táctil que se puede doblar y enrollar 

Sus escasas salidas comerciales actuales impiden que bajen los precios del grafeno, por lo que por ahora sigue siendo más caro, por ejemplo, que el silicio, uno de sus competidores naturales en electrónica e informática.

El aislamiento del material sólo fue posible en 2004 y les valió el Premio Nobel de Física a Andrei Geim y Konstantin Novoselov, de la universidad británica de Manchester, en 2010. A este centro académico se destinará la financiación de los Gates. El Instituto Nacional de Grafeno de Manchester será pronto una realidad gracias a 27 millones de euros procedentes de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional.

Pero aún hoy no se han conseguido crear láminas estables de un grosor superior a un solo átomo. Tal vez 2014 sea el año de un nuevo salto hacia la generalización del nuevo material. Una promesa que ya se ha hecho –y frustrado– en más de una ocasión.

La investigación del grafeno es uno de los pocos campos en I+D+i en que España es una potencia puntera, y no sólo en la investigación académica: existen en el país hasta cuatro empresas que producen grafeno industrialmente. Sólo los EEUU y Japón cuentan hoy por hoy con capacidades productivas similares a la española.