La ecología llega también al sexo. Los preservativos no sólo son el medio que mejor garantiza una actividad erótica responsable, sin riesgos de embarazos no deseados o contagios de infecciones. Ahora además, pueden proporcionar la satisfacción (añadida) de favorecer el medio ambiente y unas condiciones de trabajo dignas para los productores de su materia prima. 

La mayor parte de los condones convencionales se producen a partir del látex o el poliuretano, a los que se añaden agentes estabilizantes y se somete a un proceso de vulcanización (endurecimiento por medio del calor) para que pierdan su naturaleza biodegradable. Los agentes químicos empleados para su conservación y lubricación resultan nocivos para el medio ambiente, tanto en su proceso de producción como cuando deben destruirse. Además, las plantaciones suelen invadir territorios ocupados anteriormente por la selva y las condiciones de vida de los recolectores de látex en diversos países tropicales son de gran precariedad.

Por ello, y bajo el lema Justo por partida doble, la compañía británica Fair Squared Condoms ha lanzado una línea de preservativos de látex natural que ya se pueden encontrar en diversas tiendas ecológicas y de comercio justo en España.

Estos condones se fabrican a partir del caucho extraído de la corteza de la Hevea brasilensis que se cultiva en plantaciones certificadas FSC (Forest Stewartship Council –bosques gestionados de manera sostenible, un certificado avalado por el WWF–) en Sri Lanka e India y que son gestionadas por comunidades que se benefician de las pautas del comercio justo.

El sello Fair Deal Trading garantiza condiciones de trabajo y un sueldo justo para los trabajadores de estas plantaciones y equivale en sus parámetros a una certificación FLO-Cert (indicador independiente que exige un determinado nivel de estándares laborales a los productores).

El comercio justo y el ecológico se desarrollan bajo criterios muy parecidos, aunque el primero promueve una relación comercial y voluntaria entre productores y consumidores que no contempla necesariamente el segundo. Sin embargo, los seguidores de ambos coinciden habitualmente en su respeto y cuidado por el medio ambiente y apuestan por una economía sostenible. Se trata de luchas de objetivos paralelos.

Los condones ecológicos y de comercio justo se comercializan en las variedades normal y extra fina, transparentes y en color, y con diversos texturas y sabores. Cumplen con los estándares europeos, tanto por lo que respecta la certificación médica (CE 0197) como por las normas de control de calidad específicas para los preservativos de látex convencional.

Otra de las novedades de los ecocondones es la neutralidad en emisiones de CO2 de su fabricación. De los 0,08 quilogramos de CO2 generados en la producción de cada unidad, la mitad se compensa con la plantación de árboles de maderas nobles en Alemania y la otra mitad mediante la sustitución de hornos de leña por hornos solares en las plantaciones de caucho en India.

En el Reino Unido existe otra empresa que apuesta por este tipo de producto en su vertiente ecológica y que también trabaja con caucho natural procedente de las mismas plantaciones. Se trata de la French Letter Condom Company (French Letter es una denominación popular de los preservativos en Gran Bretaña).

Por otro lado, desde el año 2008, la compañía brasileña Natex también cuenta con una línea de condones ecológicos. La planta es de propiedad estatal y está situada en Xapurí, un pueblo del estado amazónico de Acre en el que convive población indígena, blanca y mestiza.

La materia prima procede de la reserva Chico Mendes, un área que recibe el nombre del destacado conservacionista y recolector de caucho brasileño asesinado en 1988 en homenaje a los seringueiros, los trabajadores que sangraban el caucho de la Amazonia brasileña, que desarrollan su trabajo en condiciones laborales extremadamente duras y cuyas luchas sociales, de las que Mendes fue uno de los principales líderes, han sido constantes durante el último siglo.