Un equipo de investigadores ha resuelto el misterio de una desconcertante interrupción en la continuidad de los registros del calentamiento de los océanos que desató mucha controversia después de que se publicaran los datos climáticos en la revista Science en 2015.

Las últimas investigaciones de las universidades de York (Reino Unido) y California-Berkeley (Estados Unidos) confirman las conclusiones del documento de investigación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA, por sus siglas en inglés), que abrieron un amplio debate al sugerir que no había una desaceleración detectable en el calentamiento del océano.

El análisis de 2015 realizado por los científicos de la NOAA mostró que las boyas oceánicas que ahora se utilizan para medir las temperaturas del agua tienden a presentar temperaturas ligeramente más frías que las de los antiguos sistemas ubicados en buques. Como las mediciones de las boyas han reemplazado las de los buques, esto enmascaró parte del calentamiento real en todo el mundo.

Los científicos corrigieron este "sesgo frío" y concluyeron que los océanos en realidad se han calentado 0,12 grados Celsius por década desde 1997, casi el doble de rápido que las estimaciones anteriores de 0,07 grados Celsius por década. Esto llevó la tasa de subida de la temperatura del océano en línea con las estimaciones de los 50 años anteriores, entre 1950 y 1999.

Muchos científicos, entre ellos el Panel Internacional sobre el Cambio Climático, reconocieron el "hiato del calentamiento global", mientras que los científicos que tenían dudas lo señalaron como evidencia de que el cambio climático es un engaño. El nuevo estudio, que utiliza datos independientes de satélites y flotadores robotizados, así como boyas, concluye que los resultados de NOAA, que niegan una desaceleración detectable, fueron correctos.

El doctor Kevin Cowtan, del Departamento de Química de la Universidad de York, destaca: "La replicación es una parte importante de la ciencia, pero a menudo no es recompensada: todos quieren obtener el nuevo gran resultado en lugar de comprobar los antiguos. En este caso, la controversia política que se originó en torno al documento NOAA proporcionó una fuerte motivación para hacer el estudio".

Registros específicos

"Inicialmente, estuvimos escépticos con respecto al resultado de la NOAA, porque mostró un calentamiento más rápido que un registro actualizado de la Oficina Meteorológica de Reino Unido. Así que nos pusimos a analizarlo por nosotros mismos, utilizando diferentes métodos y datos diferentes. Ahora pensamos que NOAA lo hizo bien y un nuevo conjunto de datos de la Agencia Meteorológica de Japón también está de acuerdo", subraya.

Históricamente los marineros medían la temperatura del océano recogiendo un cubo de agua del océano y metiendo un termómetro en él. Sin embargo, en la década de 1950, los buques comenzaron a medir automáticamente el agua canalizada a través de la sala de máquinas, que es típicamente caliente.

Hoy en día, las boyas cubren gran parte del océano y sus datos están comenzando a suplantar los datos de los buques. Las boyas informan de temperaturas ligeramente más frías porque miden el agua directamente del océano en lugar de después de un viaje a través de una sala de motores caliente.

El estudiante de posgrado en el Grupo de Energía y Recursos de UC Berkeley Zeke Hausfather explica: "Sólo se está empleando una pequeña fracción de las mediciones oceánicas por grupos de monitorización climática y están tratando de combinar datos de diferentes instrumentos, lo que lleva a una gran cantidad opiniones sobre cómo sopesar uno sobre otro y cómo ajustar la transición de uno a otro".

"Así que creamos un registro de la temperatura sólo de las boyas, o simplemente de los satélites, o simplemente de los flotadores Argo, por lo que no había mezcla ni combinación de instrumentos", explica. Utilizando datos de un solo tipo de instrumento ─satélites, boyas o flotadores Argo─ los resultados coincidieron con los del grupo NOAA, apoyando el planteamiento de que los océanos se han calentado 0,12 grados centígrados por década en las últimas dos décadas.

Esto significa que la tendencia ascendente observada en la última mitad del siglo XX continuó durante los primeros 15 años del siglo XXI, sin que hubiera una "ruptura" repentina del calentamiento global.