La Comunidad de Madrid ultima estrategia para la conservación del lobo ibérico, una especie protegida por la Unión Europea, y cuya supervivencia debe ser compatible con la ganadería extensiva.

Consiste en un documento estratégico que se ha presentado el pasado viernes en una mesa específica celebrada en la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura y que recoge más una veintena de iniciativas para desarrollar entre 2023 y 2027.

 

Tres millones de euros

 

El plan estará dotado de un presupuesto que supera los 3 millones de euros. Para su elaboración, los expertos de este departamento autonómico se han basado en los datos obtenidos a través de la técnica del fototrampeo y de los seguimientos intensivos de tres ejemplares que fueron marcados el año pasado con radioemisores -collares con GPS- que han permitido conocer cuántos son, los lugares donde crían, sus hábitos de alimentación y las causas de mortalidad.

Además, se ha realizado un estudio de la situación en las explotaciones a partir de encuestas a propietarios, estadísticas agrarias, análisis de ataques y ayudas recibidas.

Actualmente, se conoce la existencia de cinco manadas reproductoras en la Sierra del Rincón, Valle del Lozoya y alrededores de Santa María de la Alameda. Además, también hay presencia estable en varios puntos al suroeste del Guadarrama, donde es posible que puedan llegarse a asentar en el futuro. Se incluyeron en los rastreos a una loba joven, de marzo de 2021 a marzo de 2022, y a dos machos desde febrero y marzo de 2022, respectivamente.

Estas conclusiones, como las actuaciones que recoge el documento, se han expuesto en esta reunión técnica en la que han participado expertos medioambientales, asociaciones profesionales (ASAJA, UGAMA, UPA, AGIM- COAG, UCAM), asociaciones (WWF España, Ecologistas en Acción y Asociación Red Montañas), el SEPRONA, el Cuerpo de Agentes Forestales, el Colegio de Veterinarios de Madrid y Federación Madrileña de Caza.

 

Más de 20 medidas para manejar mejor la especie

 

La Comunidad de Madrid lleva años gestionando el manejo del lobo desde que reapareció en la región para que su convivencia sea lo más compatible posible con el ganado doméstico. De hecho, los ataques han disminuido desde 2018, cuando se empezaron a implementar ciertas prácticas para su cohabitación.

Para seguir con esta línea de trabajo, la estrategia recoge actuaciones que ya se están aplicando, como el radiomarcaje de lobos, el trabajo de cuidado de ganado con mastines, la promoción de ayudas a profesionales afectados o el asesoramiento veterinario.

A ello se suman otras, como la publicación próximamente de una nueva línea de ayudas para pequeñas explotaciones, de manera que puedan iniciar labores de prevención, así como el incremento de las cuantías por cada animal atacado o la formación especializada de los agentes forestales y los pastores.