Una nueva investigación ha comprobado que la dieta de una madre durante el embarazo juega un papel fundamental en la determinación de la trayectoria del índice de masa corporal (IMC) de sus hijos e hijas, según publican sus autores en The American Journal of Clinical Nutrition.

Niñas y niños con obesidad tienen un mayor riesgo de padecer asma, diabetes tipo 2 y trastornos ortopédicos y los estudios también han encontrado vínculos entre la obesidad infantil y la baja autoestima y el bajo rendimiento académico.Las niñas y niños con obesidad, a su vez, tienen más probabilidades de volverse obesos en la edad adulta.

Como adultos con obesidad, experimentarán un mayor riesgo de enfermedad de las arterias coronarias, hipertensión, accidente cerebrovascular, enfermedad renal y hepática crónica, muchos tipos de cáncer, depresión y otros trastornos de salud mental.

Las investigaciones han demostrado que el aumento de peso acelerado en la primera infancia se asocia con la obesidad más adelante en la infancia y durante la adolescencia. Por lo tanto, la identificación de los determinantes de las trayectorias de peso aceleradas en niños y niñas puede sentar las bases para el desarrollo de estrategias para reducir con éxito la obesidad, así como las condiciones asociadas, tanto en la niñez como en la edad adulta.

Las influencias intrauterinas

 

Los problemas de peso infantil pueden originarse durante el embarazo porque las vías que programan el metabolismo, el crecimiento y las conductas alimentarias de un niño o niña son sensibles a las influencias intrauterinas. Según la autora principal del estudio, la doctora Carmen Monthé-Drèze, "hasta la fecha, los estudios que relacionan la nutrición materna durante el embarazo con el crecimiento de la descendencia se han centrado en el período del recién nacido, recién nacida y la primera infancia, con datos limitados que se extienden más tarde a la infancia. Queríamos mejorar comprender los cambios dinámicos del crecimiento que ocurren desde la niñez hasta la adolescencia como resultado de la nutrición materna durante el embarazo", explica.

Para llevar a cabo su investigación, el equipo de estudio analizó datos de 1.459 parejas de madres e hijas/hijos del Proyecto Viva, un estudio de cohorte en curso sobre la salud maternoinfantil realizado en Boston (Estados Unidos), en el Harvard Pilgrim Health Care Institute.

Los datos dietéticos se recopilaron a través de cuestionarios alimentarios completados por las madres durante el embarazo. Con estos datos, los autores calcularon tres índices dietéticos: el índice inflamatorio dietético (DII), la puntuación de la dieta mediterránea y el índice alternativo de alimentación saludable para el embarazo.

Tras el nacimiento, se midieron varias veces el peso y la altura de los hijos e hijas entre el nacimiento y la adolescencia. A partir de estos datos, se calculó el índice de masa corporal (IMC). A continuación, las autoras determinaron cómo se asociaban las puntuaciones del índice dietético de la madre con las trayectorias de crecimiento de hijas e hijos basadas en el IMC durante períodos específicos desde el nacimiento hasta la adolescencia.

Según la doctora Monthé-Drèze, los resultados del estudio "sugieren que la nutrición materna durante el embarazo puede tener un impacto a largo plazo en las trayectorias del peso de los niños y de las niñas y que existen períodos de desarrollo específicos en los que la nutrición durante el embarazo puede influir en el crecimiento de la descendencia".

"Por ejemplo -prosigue-, encontramos que una dieta de embarazo con mayor potencial inflamatorio se asoció con tasas de crecimiento del IMC más rápidas en niñas y niños entre tres y diez años de edad. También encontramos que una menor adherencia a una dieta de estilo mediterráneo durante el embarazo se asoció con trayectorias de IMC más altas durante la adolescencia". Curiosamente, la puntuación del índice alternativo de alimentación saludable para el embarazo de las madres no predijo la trayectoria de crecimiento de su descendencia.

Dieta mediterránea

 

Dados los resultados de este estudio, la doctora Monthé-Drèze enfatiza que "es importante asesorar a las mujeres que están embarazadas o que planean quedar embarazadas sobre la importancia de una dieta saludable durante el embarazo. En particular, las mujeres que están embarazadas o pueden quedar embarazadas deben considerar una dieta mediterránea, que no solo puede beneficiar su propia salud, sino que también puede ayudar a su hijo o hija a mantener un peso saludable".

Una dieta de estilo mediterráneo tiene un bajo potencial inflamatorio y es rica en verduras, frutas, legumbres, frutos secos, pescado con bajo contenido de mercurio y aceites de buena calidad como el aceite de oliva virgen extra. Estos alimentos proporcionan fuentes importantes de vitamina D, ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y otros nutrientes que han demostrado ser beneficiosos para la salud de la descendencia.

Según la doctora Monthé-Drèze, "la investigación ha demostrado que los alimentos que comemos durante el embarazo pueden influir en el metabolismo del niño o niña en crecimiento, así como en sus conductas alimentarias y preferencias alimentarias". Insiste en que, "además, es probable que las elecciones de alimentos que hacen las mujeres durante el embarazo sean similares a las opciones de alimentos que ofrecen a sus hijos. Por lo tanto, es concebible que la nutrición materna durante el embarazo pueda estar relacionada con problemas de peso a largo plazo en la descendencia. Por lo tanto, se necesitan más investigaciones para comprender mejor la relación entre la dieta materna durante el embarazo y el IMC infantil y los patrones de aumento de peso".

La doctora razona que "si la nutrición materna durante el embarazo pueda estar relacionada con problemas de peso a largo plazo en la descendencia se necesitan más investigaciones para comprender mejor la relación entre la dieta materna durante el embarazo y el IMC infantil y los patrones de aumento de peso".

En su opinión, "si la nutrición materna durante el embarazo pueda estar relacionada con problemas de peso a largo plazo en la descendencia, se necesitan más investigaciones para comprender mejor la relación entre la dieta materna durante el embarazo y el IMC infantil y los patrones de aumento de peso".

La experta también señala que los proveedores de atención médica deben estar particularmente alerta a los niños y a las niñas con alto riesgo de aumento de peso en función de los hábitos dietéticos de la madre durante el embarazo, fomentando la elección de alimentos saludables y nutritivos para mantener un peso saludable durante la infancia, la niñez y la adolescencia.

"Como científicos y como sociedad en su conjunto, no hemos logrado detener la ola de aumento de la obesidad infantil. Este fracaso les cuesta caro a las madres y los niños y niñas -advierte la doctora MonthéDrèze-. Hay razones para ser optimistas sobre el futuro pero debemos conceptualizar el problema de manera diferente para poder resolverlo".