El Día Mundial de la Salud Mental 2025 se celebra el 10 de octubre con el objetivo de crear conciencia global sobre los problemas de salud mental y promover la importancia de cuidar y mantener una buena salud mental. El tema de este año 2025 es Acceso los servicios: salud mental en catástrofes y emergencias.
- Las crisis humanitarias desastres naturales y guerras cobran protagonismo en el lema de este año
- Un problema que puede costar hasta 16 billones de dólares
- Estigma social y discriminación, barreras para mejorar la salud mental
- La salud mental en el ámbito laboral
- Supone una de las principales causas de discapacidad y el 13% de las enfermedades mundiales
- Recomendaciones para mantener una buena salud mental
El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una cita que comenzó a conmemorarse en 1992 de la mano de la Federación Mundial para la Salud Mental (WMHD en inglés) y apoyada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año se centra en un tema específico relacionado con la salud mental. Estos temas van desde la prevención del suicidio hasta la promoción de la salud mental en el lugar de trabajo, y buscan abordar cuestiones importantes en torno a la salud mental en todo el mundo.
Las crisis humanitarias desastres naturales y guerras cobran protagonismo en el lema de este año
En este año 2025 el lema oficial es Acceso los servicios: salud mental en catástrofes y emergencias. Esta temática cobra especial relevancia en el contexto actual, marcado por crisis humanitarias, desastres naturales, conflictos armados y pandemias que afectan a millones de personas en todo el mundo.
Según datos de la WFMH y la OMS, casi un tercio de las personas afectadas por desastres experimentan consecuencias significativas en su salud mental. Se estima que uno de cada cinco individuos que ha vivido una guerra o conflicto en la última década padece depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia. Las emergencias no solo agravan los problemas preexistentes, sino que generan nuevas dificultades como la separación familiar, el duelo, el abuso de sustancias y la discriminación.
El acceso a servicios de salud mental sigue siendo desigual y, en muchos casos, inexistente durante las crisis. La falta de recursos, la escasez de personal capacitado, el estigma y las barreras culturales dificultan la atención adecuada. La WFMH hace un llamamiento a gobiernos, ONG y sistemas de salud para que integren la salud mental en los planes de respuesta ante emergencias, formen a los trabajadores de primera línea en primeros auxilios psicológicos y promuevan enfoques comunitarios que respeten la diversidad cultural y la resiliencia local.
Entre las principales recomendaciones para mejorar la salud mental en situaciones de catástrofes y emergencias, los expertos subrayan la importancia de integrar la atención psicológica en todos los planes de preparación y respuesta, garantizar el fortalecimiento de las redes comunitarias y fomentar la participación de los colectivos más vulnerables. Asimismo, se recalca la necesidad de proteger los derechos de las personas que padecen trastornos mentales graves, especialmente en contextos de crisis, e invertir tanto en la formación de profesionales como en el desarrollo de sistemas de atención sostenibles y accesibles para toda la población.
El impacto de las crisis en la salud mental de niños y adolescentes es aún más devastador, ya que pueden sufrir ansiedad, depresión, bajo rendimiento escolar y, en casos extremos, autolesiones o suicidio. UNICEF y otras organizaciones insisten en la necesidad de crear entornos seguros, ofrecer apoyo psicosocial y combatir el estigma para garantizar el desarrollo pleno de la infancia.
La campaña 2025 es un recordatorio de que la salud mental no es un lujo, sino una necesidad básica y un derecho humano fundamental. La WFMH invita a la sociedad a sumarse a las actividades del 10 de octubre y a exigir políticas públicas que garanticen el acceso equitativo a servicios de salud mental en cualquier circunstancia, especialmente en contextos de catástrofe y emergencia.
Un problema que puede costar hasta 16 billones de dólares
Los trastornos mentales tienen un impacto económico significativo en la sociedad, que incluye costes directos en tratamientos, así como costes indirectos relacionados con la pérdida de productividad y el absentismo laboral.
El Foro Económico Mundial (2018) señaló que los trastornos de salud mental están en aumento en todos los países del mundo y podrían costarle a la economía global hasta 16 billones de dólares entre 2010 y 2030 si no se aborda la falta de respuesta colectiva. Nos enfrentamos a una crisis internacional de salud mental y hemos sido advertidos durante las últimas dos décadas sobre esta inminente catástrofe. Sin embargo, se ha visto poco avance en el cambio de la agenda de inversión en salud mental a pesar del análisis global de retorno de inversión y los beneficios económicos.
Según la encuesta "Atlas de Salud Mental 2014" de la OMS, los gobiernos gastan en promedio el 3% de sus presupuestos de salud en salud mental, variando desde menos del 1% en países de bajos ingresos hasta el 5 % en países de altos ingresos. El valor de la inversión necesaria durante el período 2016-2030 para ampliar el tratamiento, principalmente ayuda psicosocial y medicamentos antidepresivos, ascendió a 147 mil millones de dólares.
Sin embargo, los beneficios superan ampliamente los costes. La OMS afirma que, por cada dólar invertido en la ampliación del tratamiento para trastornos mentales comunes, hay un retorno de 4 dólares en salud y productividad mejoradas. A pesar de un aumento en la conciencia sobre la salud mental y de los argumentos a favor de la inversión en salud mental, la inversión ha estado estancada en todo el mundo. Es evidente que se necesita un mayor movimiento y acción dentro de los países para aumentar el acceso a la salud mental para todos.
Estigma social y discriminación, barreras para mejorar la salud mental
El estigma social y la discriminación siguen siendo barreras significativas para aquellos que buscan ayuda para sus problemas de salud mental. Esta estigmatización puede llevar a un retraso en la búsqueda de tratamiento o incluso a ocultar los síntomas, lo cual puede tener graves consecuencias para la salud de las personas afectadas.
El estigma puede llevar a la exclusión y al aislamiento, haciendo que quienes padecen trastornos mentales se sientan reticentes a buscar apoyo o hablar sobre sus desafíos, a menudo manteniendo en secreto su situación. Las personas afectadas pueden encontrarse con la incomodidad o incluso el rechazo de amigos, familiares y comunidades que no comprenden o estigmatizan los problemas de salud mental, lo que resulta en la falta de un apoyo crucial. El miedo al estigma puede obstaculizar la búsqueda de ayuda profesional cuando más se necesita. El temor de ser etiquetados, o malinterpretados por otros, puede retardar el diagnóstico y tratamiento adecuados.
El estigma también puede llevar a la discriminación en el ámbito laboral, lo que puede resultar en la pérdida de empleo o la falta de oportunidades de crecimiento profesional. Esto contribuye a una falta de comprensión sobre cómo las adaptaciones en el trabajo pueden beneficiar a quienes enfrentan desafíos de salud mental.
Las representaciones negativas y estereotipadas de las personas con problemas de salud mental en los medios y la cultura popular alimentan el estigma. Esto puede llevar a la percepción errónea de que estas personas son peligrosas o incapaces de llevar una vida productiva. Aquellos que luchan con problemas de salud mental pueden internalizar el estigma, lo que puede llevar a una baja autoestima, falta de confianza en sí mismos y negación de la necesidad de ayuda.
La educación, la sensibilización y la promoción de la compasión y empatía son pasos cruciales para reducir el estigma y crear un entorno más comprensivo y solidario para quienes enfrentan problemas de salud mental. Esto no solo beneficia a los individuos afectados, sino que también contribuye a una sociedad más inclusiva y empática en su conjunto.
La salud mental en el ámbito laboral
Millones de personas sufren trastornos como estrés, ansiedad, depresión y agotamiento, comúnmente conocido como burnout. Estos problemas no solo afectan la calidad de vida de los empleados, sino que también tienen un coste económico significativo para las empresas y las economías. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos mentales relacionados con el trabajo generan pérdidas anuales de productividad valoradas en 1 billón de dólares.
El estrés laboral es uno de los problemas más extendidos. La OMS estima que entre el 15% y el 30% de los trabajadores en todo el mundo sufren de niveles severos de estrés en sus empleos, lo que puede desencadenar enfermedades mentales y físicas a largo plazo. Las causas principales son entornos laborales tóxicos, alta presión por resultados y una gestión inadecuada del trabajo.
La ansiedad laboral también afecta a una gran parte de la población trabajadora. Según estudios recientes, alrededor del 15% de los empleados a nivel global reportan sufrir síntomas de ansiedad relacionados con su entorno laboral, lo que repercute negativamente en su rendimiento profesional y bienestar personal. La presión por cumplir plazos, la inseguridad en el empleo y la falta de apoyo social son factores comunes que disparan estos trastornos.
La depresión es otro trastorno mental vinculado estrechamente al trabajo, siendo una de las principales causas de discapacidad a nivel global. Más de 300 millones de personas en el mundo padecen de depresión, según la OMS, y una parte significativa de estos casos está relacionada con el entorno laboral. La falta de control sobre las tareas, largas jornadas y el ambiente laboral hostil son factores que agravan esta condición. Además, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que la depresión provoca la pérdida de 12 mil millones de días de trabajo cada año.
El burnout ha sido oficialmente reconocido por la OMS como un síndrome asociado al estrés laboral crónico que no ha sido gestionado adecuadamente. Se estima que dos de cada tres empleados experimentan burnout en algún momento de sus carreras, y un 23% lo padece de manera frecuente, según un estudio de Gallup. Este síndrome se manifiesta a través de agotamiento emocional, desapego del trabajo y disminución en el rendimiento, lo que afecta tanto a los individuos como a las organizaciones.
Otro de los problemas derivados del trabajo es el impacto negativo en el sueño. Un estudio de la Asociación Americana de Psicología (APA) reveló que el 40% de los trabajadores estadounidenses experimentan problemas de sueño debido a las exigencias laborales. La falta de descanso adecuado reduce la capacidad de los empleados para desempeñarse eficazmente y puede agravar otros problemas de salud mental.
Con un 80% de los trabajadores globales reportando estrés en sus empleos, y un 25% considerando su trabajo como el principal causante de su angustia emocional, queda claro que la salud mental en el lugar de trabajo es un problema urgente que necesita soluciones inmediatas. La implementación de políticas de bienestar mental en el trabajo, gestión del estrés y prácticas de inclusión social se presentan como medidas clave para mitigar esta crisis y promover entornos laborales más saludables.
Supone una de las principales causas de discapacidad y el 13% de las enfermedades mundiales
La salud mental es una preocupación de gran envergadura a nivel global, ya que afecta a personas de todas las edades, géneros y grupos socioeconómicos. Los trastornos mentales representan una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo, con la depresión a la cabeza de la lista. Los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias tienen un alto impacto en los resultados de salud y suponen el 13 % del total de enfermedades a nivel global.
Aproximadamente una cuarta parte de la población mundial experimentará algún tipo de trastorno de salud mental a lo largo de sus vidas, según la OMS. Estos trastornos tienen un impacto significativo en la calidad de vida y el bienestar de las personas afectadas.
El suicidio es otra preocupación seria en el ámbito de la salud mental que se cobra alrededor de 800.000 vidas cada año y es una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Es importante destacar que, por cada suicidio consumado, existen muchas más tentativas.
A pesar de la importancia de la salud mental, existe una brecha notable entre la necesidad de tratamiento y el acceso real a servicios de salud mental. Se estima que aproximadamente el 75% de las personas con trastornos mentales no recibe el tratamiento que necesita, lo cual resalta la necesidad de mejorar el acceso y la disponibilidad de servicios de salud mental de calidad. La brecha en el acceso a tratamiento sigue siendo amplia, con el 50% de las personas con trastornos mentales en países de ingresos altos y el 85% de las personas en países de ingresos bajos y medianos sin acceso a tratamiento.
Es importante comprender que la salud mental es una cuestión multifacética que puede ser influenciada por una variedad de factores, incluyendo factores biológicos, ambientales y sociales. Además, los problemas de salud mental también afectan a niños y adolescentes, y se estima que el 20% de este colectivo se ve afectado.
Recomendaciones para mantener una buena salud mental
Mantener una buena salud mental es esencial para nuestro bienestar general y nuestra vida. Algunos consejos para cuidarla son los siguientes:
1. Practica el autocuidado:
Dedica tiempo a actividades que te traigan alegría y relajación, como leer, hacer ejercicio, meditar o practicar hobbies. Establece rutinas saludables que incluyan una dieta equilibrada, ejercicio regular y un adecuado descanso.
2. Cultiva relaciones significativas:
Mantén conexiones sociales positivas con amigos y familiares. Hablar y compartir experiencias puede fortalecer tu bienestar emocional.
3. Exprésate abiertamente:
No temas expresar tus sentimientos y preocupaciones. Comunicarte abiertamente con personas de confianza puede aliviar la carga emocional.
4. Establece límites:
Aprende a decir "no" cuando sea necesario. Establecer límites saludables protege tu bienestar emocional.
5. Práctica la gratitud:
Apreciar las pequeñas cosas de la vida puede mejorar tu perspectiva y promover una actitud positiva.
6. Busca ayuda profesional:
No dudes en buscar la ayuda de un profesional de la salud mental si sientes que lo necesitas. Los terapeutas y consejeros están capacitados para ofrecer apoyo y orientación.





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