Una revisión sistemática de 301 artículos académicos sobre los servicios culturales de los ecosistemas ha permitido a los investigadores/as identificar cómo estas contribuciones no materiales de la naturaleza están vinculadas al bienestar humano y lo afectan significativamente, según publican en la revista Science Advances.
Beneficios intangibles de la naturaleza
Identificaron 227 vías únicas a través de las cuales la interacción humana con la naturaleza afecta positiva o negativamente al bienestar. A continuación, se utilizaron para aislar 16 mecanismos subyacentes distintos, o tipos de conexión, a través de los cuales las personas experimentan estos efectos.
Esta exhaustiva revisión reúne las observaciones de un campo de investigación fragmentado, que podría ser de gran utilidad para los responsables políticos que buscan beneficiar a la sociedad mediante el uso cuidadoso y la protección de los beneficios intangibles de la naturaleza.
Aparte del agua limpia, los alimentos y las materias primas útiles, la naturaleza proporciona muchos otros beneficios que podemos pasar por alto o que nos resultan difíciles de captar y cuantificar, señalan los investigadores, cuyo trabajo sobre los servicios culturales de los ecosistemas (CES), los beneficios no materiales que recibimos de la naturaleza, tiene como objetivo comprender mejor estas contribuciones, ya sea a través de la recreación y las experiencias sociales, o el valor espiritual de la naturaleza y nuestro sentido del lugar.
Naturaleza y el bienestar humano
Cientos de estudios sobre los beneficios de la naturaleza han explorado las conexiones entre la naturaleza y el bienestar humano. Sin embargo, a menudo han utilizado métodos y mediciones diferentes, o se han centrado en distintos grupos demográficos y lugares.
Esta fragmentación dificulta la identificación de patrones generales o puntos comunes sobre cómo estas contribuciones intangibles afectan realmente al bienestar humano. Comprenderlas mejor podría ayudar a la toma de decisiones en el mundo real sobre el medio ambiente, lo que podría beneficiar a los individuos y a la sociedad en general, señalan.
Para tratar de obtener una visión "global", el estudiante de posgrado Lam Huynh, del Programa de Posgrado en Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad de Tokio (Japón), y su equipo realizaron una revisión bibliográfica sistemática de 301 artículos académicos.
Tras una lectura crítica, pudieron identificar cientos de vínculos. "Identificamos 227 vínculos únicos entre un solo CES (como la recreación o el valor estético) y un solo componente del bienestar humano (como la conectividad, la espiritualidad o la salud). Sabíamos que había muchos vínculos, pero nos sorprendió encontrar tantos –admite Huynh–. Luego, mediante una lectura crítica más profunda, pudimos identificar los principales puntos en común".
En concreto, identificaron 16 "mecanismos" subyacentes distintos, o tipos de conexión, que se refieren a las diferentes formas en que la interacción de las personas con la naturaleza afecta a su bienestar. Por ejemplo, puede haber interacciones positivas mediante mecanismos "cohesivos", "creativos" y "formativos", pero también interacciones negativas mediante mecanismos "irritativos" y "destructivos".
Los estudios anteriores habían identificado algunos de estos mecanismos, pero se han definido de nuevo 10, incluyendo los efectos más negativos, lo que demuestra claramente que nuestro bienestar está vinculado a los aspectos intangibles de la naturaleza de muchas más maneras de lo que se pensaba.
Molestia por el ruido de la fauna
Según el documento, las contribuciones negativas al bienestar humano se produjeron principalmente a través de la degradación o pérdida de los CES, y a través de los "diservicios" de los ecosistemas, como la molestia por el ruido de la fauna, que puede afectar a la salud mental de algunas personas en particular.
Sin embargo, por otro lado, las mayores contribuciones positivas de los CES fueron tanto para la salud mental como para la física, que se generaron principalmente a través de la recreación, el turismo y el valor estético.
"Resulta especialmente interesante observar que las vías y mecanismos identificados, en lugar de afectar al bienestar humano de forma independiente, suelen interactuar fuertemente –explica el coautor Alexandros Gasparatos, profesor asociado del Instituto de Iniciativas Futuras (IFI) de la Universidad de Tokio–. Esto puede crear compensaciones negativas en algunos contextos, pero también importantes sinergias positivas que pueden aprovecharse para proporcionar múltiples beneficios al bienestar humano".
A pesar de la exhaustividad de la revisión, los investigadores reconocen que todavía puede haber más vínculos que no se han identificado, especialmente porque la revisión reveló lagunas en el panorama actual de la investigación.
Comunidades dependientes de los ecosistemas
"Nuestra hipótesis es que las vías y los mecanismos que faltan podrían estar presentes en las comunidades dependientes de los ecosistemas, y especialmente en las comunidades tradicionales e indígenas, teniendo en cuenta sus relaciones tan singulares con la naturaleza", apunta Gasparatos.
"Otra de las lagunas de conocimiento que identificamos es que la literatura existente sobre estas dimensiones no materiales de las relaciones entre el hombre y la naturaleza se centra principalmente en el bienestar de los individuos y no en el bienestar colectivo de la comunidad –explica Huynh–. Esta importante laguna dificulta nuestra capacidad para identificar posibles sinergias y compensaciones en la investigación y la práctica de la gestión de los ecosistemas".
El equipo ha recibido ahora una subvención para explorar los efectos de la provisión de CES en el bienestar humano en los espacios urbanos de Tokio. "Este proyecto es un seguimiento lógico para comprobar si algunas de las vías y mecanismos identificados se desarrollan en la realidad y se cruzan con el bienestar humano, y cómo lo hacen", señala Gasparatos.
Los investigadores esperan que este estudio y otros similares permitan aplicar las principales conclusiones de este complejo y diverso conjunto de conocimientos para que tengan un impacto en el mundo real.
El profesor Kensuke Fukushi, del IFI, y coautor del estudio, resume su esperanza de que "una mejor comprensión de las múltiples conexiones de la naturaleza con el bienestar humano y de los procesos subyacentes que median en ellas, puede ayudar a los responsables políticos a diseñar intervenciones adecuadas. Esta acción coordinada podría aprovechar las contribuciones positivas de estas conexiones y convertirse en otra vía para proteger y gestionar los ecosistemas de forma sostenible".
Comentarios