Tanto Charles Darwin como sus sucesores en el estudio de la biología evolutiva y la selección sexual, al tratar el tema del tamaño de los mamíferos consideraron que la mayoría de los machos son más grandes que las hembras. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications (1) pone en duda esta teoría.

“Es probable que Darwin y otros científicos tomaran observaciones de taxones más grandes y llamativos como carnívoros, primates y grandes ungulados, en los que son más comunes los machos grandes. En estas especies, no solo son físicamente impresionantes, sino que realizan proezas de fuerza y compiten por el acceso a hembras relativamente más pequeñas, lo que hace que su comportamiento sea llamativo para estudiarlo y formular predicciones y teorías al respecto”, dice a SINC Severine Hex, investigadora de la Universidad de Princeton (EE UU).

De las 429 especies analizadas, en el 45% de los casos los machos eran mayores, en el 16 % lo eran las hembras y en el 39 % restante, del mismo tamaño

Las autoras y autores compararon las masas corporales de mamíferos macho y hembra de 429 especies en la naturaleza. De esta forma hallaron que, en muchas de ellas, ambos sexos tienen tamaño similar, como ocurre en los lémures, los caballos, las cebras o los tenrecs.

Una proporción menor de especies sí mostró grandes diferencias de tamaño corporal entre sexos, como el elefante marino del norte, donde los machos son tres veces más grandes que las hembras, o el murciélago de nariz tubular, con hembras que son 1,4 veces más grandes que los machos.

De las especies analizadas, en el 45% de los casos los machos eran mayores, pero en más de la mitad de los casos no era así: en el 16 % lo eran las hembras y en el 39 % restante, del mismo tamaño.

“Entre los excelentes ejemplos de megafauna carismática con un dimorfismo de tamaño sexual exagerado se encuentran los grandes carnívoros, así como algunas especies de primates, como los gorilas u orangutanes, y especies de ungulados, como los ciervos rojos y los bisontes”, apunta Hex.

Entre los excelentes ejemplos de megafauna carismática con un dimorfismo de tamaño sexual exagerado se encuentran los grandes carnívoros, así como algunas especies de primates, como los gorilas u orangutanes, y especies de ungulados

EVERINE HEX, investigadora de la Universidad de Princeton

Las investigadoras/es sugieren que los sesgos en la literatura científica, que han existido durante más de un siglo, pueden haber llevado a este concepto erróneo.

“A menudo, en las especies de mamíferos en las que las hembras son más grandes, se han propuesto hipótesis de por qué es así. Una de ellas es que los machos no están bajo selección para ser grandes, sino más bien para ser ágiles, en cuyo caso el tamaño sería un obstáculo. Pero, como con todas las cosas, se trata de hipótesis dignas de seguir investigando y comprobando, sobre todo a medida que sigamos aprendiendo más sobre otras especies”, remarca la científica.

Un macho y una hembra de búfalo africano en Kenia. Se trata de una especie con dimorfismo sexual de tamaño sesgado hacia el macho. / Kaia Tombak

Un macho y una hembra de búfalo africano en Kenia. Se trata de una especie con dimorfismo sexual de tamaño sesgado hacia el macho. / Kaia Tombak

Las autoras y autores sugieren que la razón de la narrativa del macho más grande puede deberse a los sesgos hacia la investigación sobre estos animales carismáticos. Sin embargo, en el caso, por ejemplo, de roedores y murciélagos –que constituyen una gran proporción de mamíferos–, tienen diferencias de tamaño corporal menos frecuentes entre sexos y aproximadamente la mitad de los murciélagos tienen hembras más grandes.

Muchas especies de lémures son famosas también por su dimorfismo sexual femenino

SEVERINE HEX

“Muchas especies de lémures son famosas también por su dimorfismo sexual femenino. Las hienas manchadas son otro ejemplo en el que se sabe que las hembras suelen ser más grandes que los machos, así como muchas especies de murciélagos”, recalca Hex.

 

¿Qué los hace variar de tamaño?

 

Según las investigaciones, existen presiones selectivas que actúan sobre los animales para que sean grandes o pequeños, y la dimensión que triunfe dependerá de la especie y de la interacción entre su fisiología, entorno y sistema social.

El tamaño es ventajoso en muchas especies de invertebrados y peces, por ejemplo, porque las hembras más grandes pueden llevar más huevos, lo que aumenta su fecundidad.

Esta característica da a los individuos de ambos sexos una ventaja competitiva en el conflicto directo, pero conlleva el inconveniente de dificultar la termorregulación en entornos de altas temperaturas, ya que los cuerpos más grandes tienen una menor relación entre superficie y masa corporal y, por tanto, no pueden disipar el calor con tanta eficacia.

“Se han propuesto otras hipótesis para taxones específicos; por ejemplo, se cree que las hembras de murciélago pueden ser más grandes en muchas especies para mantener la energía del vuelo mientras transportan a sus crías relativamente grandes. Pero el tamaño no es necesariamente lo mejor”, asegura la experta.

La base de la ciencia consiste en hacer predicciones basadas en datos, y cuando las especies que son más fáciles de estudiar siguen un patrón específico, aunque no sea universal, va a dar forma a las teorías que se desarrollen

SEVERINE HEX

Las diferencias de masa corporal entre los individuos machos y hembras de la misma especie también pueden variar en los mamíferos dependiendo de la competencia por las parejas y de cómo los padres invierten en su descendencia.

Por ejemplo, los leones y babuinos macho relativamente más grandes compiten físicamente entre sí por parejas, y las conejas relativamente más grandes suelen tener varias camadas en cada temporada de apareamiento.

Una hembra (izquierda) y un macho (derecha) de gacela de Grant. / Kaia Tombak

Una hembra (izquierda) y un macho (derecha) de gacela de Grant. / Kaia Tombak

El caso de los seres humanos no es muy significativo en este aspecto. “Presentan dimorfismo sexual de tamaño, siendo los machos, por término medio, aproximadamente un 14 % más grandes que las hembras. Aunque este dista mucho de ser el ejemplo más extremo de dimorfismo sexual de tamaño en primates, como el que se observa en gorilas o mandriles, el dimorfismo de tamaño con sesgo masculino es más común en primates que en otras familias, como roedores o murciélagos”, argumenta la investigadora.

 

Realizar más estudios

 

Las autoras advierten que sus hallazgos pueden cambiar a medida que se recopilen más datos en el futuro y recomiendan que se realicen más investigaciones sobre la biología de las hembras en todas las especies.

“La base de la ciencia consiste en hacer predicciones basadas en datos, y cuando las especies que son más fáciles de estudiar siguen un patrón específico, aunque no sea universal, va a dar forma a las teorías que se desarrollen”, apunta Hex.

Para la científica es importante disponer de información actualizada a medida que se mejora nuestro conocimiento del mundo natural, para reevaluar hipótesis y teorías y determinar si siguen teniendo sustento.

“Seguirá siendo increíblemente crítico prestar atención a las especies pequeñas y relativamente poco estudiadas para continuar desarrollando nuestra comprensión. Además, la investigación básica del ciclo biológico es fundamental para avanzar y todavía hay muchas cosas que no entendemos”, concluye.

Referencias