Galicia está en guerra con un invasor voraz que amenaza uno de sus principales medios de vida. Una oleada de estrellas de mar está devorando sus cosechas de mejillones, almejas y berberechos. “Están por todas partes y se lo comen todo”, afirma Marco Antonio Ruibal, de la asociación de pescadores de Raxó en Pontevedra.

Las cuerdas de las que cuelgan los moluscos en las bateas no son obstáculo para las estrellas, que trepan por ellas y abren las conchas para consumir a la criatura que se oculta dentro. Les basta una apertura de una décima de milímetro entre las dos valvas del escudo protector para poder acceder a su presa haciendo entrar su estómago por la ranura y absorbiéndola.

La entrada de las estrellas en las rías y sus ataques a los moluscos no es algo nuevo en la zona, donde se cultiva con el sistema de cuerdas desde mediados del siglo pasado pero, según los criadores, la actual invasión está alcanzando una escala sin precedentes, especialmente en la ría de Pontevedra. La plaga se ha detectado tanto en los bancos marisqueros frente a Poio, como A Brenxa y Aguillóns, como al otro lado de la ría en la costa de Beluso y Bueu.

"Lo que no sabemos es si esto es coyuntural o algo más a largo plazo", dice Carlos Gabín, director del Centro de Investigaciones Marinas con sede en Santiago de Compostela, donde se especula con algún factor ambiental aún desconocido que ha favorecido la plaga. Las pocas tormentas de este año o la gran cantidad de alimento disponible en las rías podrían tener relación con la invasión masiva.

"Están por todas partes y se lo comen todo", denuncian los productores

Desde el Gobierno gallego todavía se rehúye el término “plaga” por carecer de “elementos suficientes” para ello, aunque se reconoce lo inusual y grave de la situación. Victoriano Urgorri, catedrático de zoología en la Universidad de Santiago de Compostela y especialista en zoología marina, descarta que pueda usarse esa palabra. Afirma que la invasión “se da en todas las rías todos los años” y cuantos más mejillones encuentran, más comen y se reproducen.

El marisco es uno de los pilares de la economía gallega, donde la pesquería y las conservas llegaron a suponer el 10% del PIB hace pocos años. España produce anualmente 200.000 toneladas de mejillones al año, casi la mitad de la producción europea, y el 90% de las mismas proceden de Galicia, donde también se producen 2.000 toneladas de almejas. Las aproximadamente 3.500 bateas gallegas pertenecen a 2.000 familias, lo que significa que se trata de un sector de pequeñas explotaciones familiares, con lo que la pérdida de la producción afectaría a gran cantidad de personas.

Reproducción sexual y asexual

Las dos especies de estrellas invasoras son la estrella espinosa (Marthasterias glacialis), de color amarillento, y la estrella de mar común (Asterias rubens), azulada, y que, como otros miembros de este género, tienen un sistema nervioso descentralizado, pueden reproducirse tanto sexual como asexualmente y vivir hasta 10 años.

Un solo brazo seccionado puede dar lugar a un nuevo ejemplar entero

Al igual que otras especies de esta familia, si pierden un brazo les vuelve a crecer en pocos días. Y ese brazo seccionado puede regenerar una nueva estrella completa, así que, ni siquiera tras cortarlas por la mitad, “nunca puedes volver a tirarlos al agua”, señalan los mariscadores. Entre sus depredadores se cuentan otras estrellas de mar, tiburones, peces, gaviotas y nutrias, pero este año parecen incapaces de contener su número.

Por el momento, la única estrategia aplicada contra la invasión es la recogida manual de cuantos ejemplares sea posible, puesto que fuera del agua sobreviven muy poco tiempo, aunque desafortunadamente no se les puede dar ningún aprovechamiento. La Xunta de Galicia (gobierno de la región) autorizó este sacrificio en julio y grupos de submarinistas empezaron a retirar cientos de kilos de estrellas de mar al día. En julio, explica Ruibal, se llegaron a sacar media tonelada en tres horas.

En California se mueren

Mientras tanto, en la costa estadounidense del Pacífico se produce un fenómeno exactamente contrario. Estos equinodermos están desapareciendo a causa del llamado “síndrome debilitante de la estrella de mar”, una enfermedad que desde 2013 ha aniquilado más de 20 especies de estrellas de mar desde México a Alaska.

Un estudio conducido este año por Joe Gaydos, de la Universidad de California en Davis, publicado en Science Advances, ha descubierto que la infección está diezmando a la estrella girasol (Pycnopodia helianthoides), un depredador clave en los bosques de kelp (grandes algas), donde se alimenta de erizos y otras estrellas de mar.

Veinte especies están amenazadas en el Pacífico por una extraña epidemia

En cuanto enferma, y en cuestión de días, la estrella empieza a perder sus miembros y a reblandecerse hasta convertirse en una pasta viscosa y blanquecina y acaba desintegrándose totalmente. Los científicos aun no han identificado el patógeno responsable de la enfermedad, aunque algunos estudios sugieren que se trata de un virus.

El problema es que la desaparición de las estrellas ha conllevado una explosión demográfica de erizos de mar, una de sus presas favoritas, que están arrasando los bosques de kelp y con ello dejando sin hábitat a muchísimas otras especies marinas. Según el Departamento de Vida Marina y Silvestre de California, la costa norte del estado ha perdido el 90% de estos bosques.