El armamento militar se pone al servicio de la lucha contra el mosquito. Aviones no tripulados (conocidos como drones por su nombre en inglés, como los tristemente célebres en los últimos años por su uso en Afganistán y otros frentes de guerra), serán empleados en los Cayos de Florida –un archipiélago de 1.700 islas que se extiende por 360 kilómetros cuadrados al sur de Miami, cerca de Cuba– para controlar las plagas de mosquitos.

En concreto, las aeronaves se emplearán para detectar los puntos de reproducción de los insectos. Si supera la fase de pruebas, el nuevo instrumento completará las acciones que los técnicos realizan sobre el terreno para erradicarlos.

Florida es uno de los territorios de los Estados Unidos en los que la presencia de mosquitos causa más problemas. Actualmente, según el Laboratorio de Entomología Médica de la Universidad de Florida, viven en su territorio 80 especies de mosquitos, más que en cualquier otro estado norteamericano.

En el estado hay 80 especies de mosquitos, y 13 de ellas transmiten enfermedades graves

De éstas, 33 pueden causar problemas para el hombre y los animales domésticos. Y 13 pueden transportar agentes patógenos que transmiten enfermedades como el dengue, propagado principalmente por la picadura de la especie de mosquito Aedes aegypti, pero también por la del Aedes albopictus, ambas presentes en la zona.

Otras afecciones que pueden contagiar los diminutos dípteros son la malaria, la fiebre amarilla, la fiebre de chikungunya y la fiebre del Valle del Rift. En lo que llevamos de año se han documentado en Florida dos casos de infección en humanos por el virus de la encefalomielitis equina del este (EEE), un caso de contagio del virus del Nilo Occidental y al menos 12 de dengue.

Para luchar contra los mosquitos, las autoridades de los Cayos de Florida han optado por emplear aviones no tripulados equipados con cámaras infrarrojas para visualizar con precisión las zonas de aguas estancadas poco profundas en las que los mosquitos ponen sus huevos y, así, permitir una más rápida destrucción de los mismos. Los drones, del modelo comercial Maveric, pueden volar más de 90 minutos y pesan poco más de un kilogramo. Cada aparato cuesta unos 65.000 dólares (alrededor de 49.000 euros).

Dependencia de un antibiótico

Cuando la aeronave identifica un área de reproducción de mosquitos, manda una señal para que los expertos revisen la zona y decidan si llamar a uno de los cuatro helicópteros que trabajan para el Distrito de Control de Mosquitos de los Cayos de la Florida (FKMCD, por sus siglas en inglés), que rociarían el sector con un insecticida que acaba con las larvas antes de que completen su metamorfosis y puedan salir del agua y comenzar a volar.

En la batalla contra los mosquitos también ha entrado en juego la criatura creada por la empresa de biotecnología británica Oxitec: los mosquitos transgénicos, que están a la espera de su aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) para ser liberados sobre los Cayos de Florida, una posibilidad que cuenta con la abierta oposición de las organizaciones medioambientales.

Los nuevos Aedes aegypti modificados (identificados por la compañía como OX513A) han sido diseñados para sobrevivir sólo en presencia de tetraciclina, un antibiótico común usado en la agricultura y que por ello se encuentra a menudo en las aguas residuales.

Oxitec propone usar insectos transgénicos cuya descendencia está programada para morir

Los insectos se crían en laboratorio hasta que alcanzan la edad adulta y se introducen en la naturaleza para que se apareen con ejemplares salvajes y después mueran (al menos, esa es la teoría). El gen dependiente de la tetraciclina pasa a su descendencia, que ante la ausencia del fármaco fallece antes de convertirse en adulto. Así, según la compañía, se puede acabar con la población de mosquitos en una zona determinada.

Los mosquitos transgénicos ya fueron lanzados entre 2009 y 2010 en las islas Caimán, un archipiélago británico también situado en el Caribe, y su intervención redujo en un 80% la población de Aedes aegypti, asegura la empresa. A finales de 2010 fueron dispersados por Malasia y entre febrero y junio de 2011 se soltaron más de 33.000 en Brasil.

Los insectos artificiales de Oxitec también podrían aterrizar en breve en Europa. La empresa solicitó en enero de 2013 permiso a las autoridades españolas para liberar machos de moscas del olivo transgénicas en los campos de Tarragona.

Estos ejemplares han sido programados para que transmitan a su descendencia una información genética que acabará con su vida en la fase de larva. De esta forma, la mosca del olivo, muy dañina para las cosechas de aceituna, iría desapareciendo progresivamente. La propuesta está actualmente sobre la mesa de la Generalitat catalana, si bien la luz verde definitiva corresponde a la Comisión Nacional de Bioseguridad (CNB) de la administración central española.