Podemos, junto a ERC, EH Bildu, Más País, Compromís, la CUP, JxCat y el BNG, ha registrado este jueves una proposición no de ley para su debate en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso en la que piden "el cierre y desmantelamiento de la central nuclear de Cofrentes cuando finalice la actual licencia de funcionamiento en marzo de 2021".

Esta petición la realizan los morados cuando este mismo jueves el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha aprobado la orden ministerial por la que extiende la autorización de explotación de esta central valenciana hasta el 30 de noviembre de 2030, una fecha en la que fija su cierre definitivo.

Según manifiestan los portavoces de dichos grupos, Cofrentes va camino de los 36 años de actividad (se conectó a la red en marzo de 1984), cuando "el periodo razonable de vida útil en una central nuclear oscila entre los 25 y los 30 años".

Instalaciones obsoletas y deterioradas

 

"Sus instalaciones están obsoletas y deterioradas; el tipo de actividad a la que está sometida la planta y la fatiga del material -provocada por las condiciones de alta presión, temperaturas y radiación-, provoca que muchas de las piezas de la planta sean insustituibles. Esto supone el riesgo de sufrir accidentes y que la gravedad de los mismos aumente exponencialmente cada año que se alarga la vida de la central", denuncian.

Los firmantes de la iniciativa aseguran que "prolongar el funcionamiento de las nucleares supone agravar el problema ya existente de gestionar los residuos radiactivos" y, en el caso concreto de Cofrentes, alargar su actividad hasta 2030 supondría "añadir entre 250 y 300 toneladas de residuos radiactivos de alta actividad, para los que no hay tratamiento posible, a los ya existentes". En este sentido, recuerdan también que las piscinas de combustible generado de la central "ya están llenas".

Cofrentes es "el mayor consumidor de agua"

 

Además, exponen que Cofrentes es "el mayor consumidor de agua" de toda la Comunidad Valenciana. Consume, según estos ocho partidos, hasta 32 hm3 de agua al año, "el equivalente a 10.500 piscinas olímpicas", agua que procede del río Júcar.

"En un contexto de cambio climático acelerado, los modelos indican para el área mediterránea, que la temperatura y los requerimientos hídricos ya han aumentado, mientras que la precipitación, la escorrentía superficial y la recarga de acuíferos están descendiendo desde hace décadas", explican. Por este motivo, consideran que "es necesaria urgentemente este agua que ahora consume la central de Cofrentes para el consumo humano, la agricultura y el mantenimiento de un caudal ecológico en el río Júcar".

Las renovables superan a la nuclear

 

Por otro lado, los firmantes indican que la producción eléctrica de fuentes renovables como el viento o el sol "ya superan ampliamente" a la producción procedente de las centrales nucleares. "Y en pocos años la puede sustituir fácilmente", añaden, para recalcar también que "sustituir la energía nuclear por renovables supondrá un aumento del grado de autosuficiencia e independencia energética del Estado español".

Asimismo, señalan que las centrales nucleares tampoco son necesarias como "energía de respaldo" para cuando no se puedan aprovechar las fuentes de energía renovables simultáneamente: "Para la flexibilidad de respaldo que necesitan las renovables, la rigidez de la nuclear es absolutamente incompatible".

En este sentido, recuerdan que las centrales no tienen, ni tienen previsto invertir en ello, seguimiento de carga, por lo que "esa flexibilidad para la evolución de las renovables nunca va a venir desde la producción nuclear". "Este papel de flexibilidad lo puede realizar (lo está haciendo ya) la energía hidroeléctrica, pero también se podría generar a través de otras energías renovables de producción gestionable, como la biomasa y la termosolar con almacenamiento térmico", dicen.

10 veces más empleo

 

Finalmente, los firmantes aseguran que el cierre de Cofrentes podría suponer "una oportunidad de mejora del empleo". En concreto, la sustitución de la energía generada por la central por renovables supondría la creación de "hasta 10 veces más puestos de trabajo" de los que genera actualmente la central. En cualquier caso, al cerrar la central, "una parte de sus trabajadores seguirán trabajando durante un periodo de desmantelamiento de la central, que durará décadas", agregan.

A ello destacan que el impacto socioeconómico del cierre de una central nuclear y su sustitución por renovables es "claramente favorable". "Sólo el desmantelamiento de una central nuclear puede suponer un impacto socioeconómico mayor que el de la misma central en funcionamiento, como ya ocurrió en el caso de Vandellós II", advierten, calificando finalmente en la iniciativa de "intolerable" e "inasumible" que Iberdrola haya pedido alargar la vida de la central hasta 2030, es decir, hasta los 46 años.