David Ottone contribuye todo lo que puede a cuidar el planeta. Porque “todos somos parte del problema y parte de la solución”, afirma el director creativo de Yllana. Y Greenpiss, el nuevo espectáculo de la compañía teatral, ofrece “un desmadre eco-ilógico” (sic) con gags sobre el calentamiento global, el uso abusivo de los plásticos, la exterminación de especies animales o el consumismo desenfrenado... Incluso aparece una Greta Thunberg asaz hilarante. “El humor es una manera fantástica para transmitir ideas”, confiesa Ottone a Ecoavant. Y aquí, comedia y concienciación van de la mano.

Greenpiss cuenta la historia de un grupo de ecologistas frente a los desmanes medioambientales de una gran corporación. Ritmo trepidante, risas y sorpresas marca de la casa. La entrevista se celebra en el Centro Cultural Pérez de la Riva de Las Rozas de Madrid, tras una representación vitoreada por el público. Yllana lo ha vuelto a hacer, sí: una función disparatada y realista, divertida y agridulce sobre “el tema más importante que podíamos hacer”, recalca Ottone.

Cartel del nuevo espectáculo 'Greenpiss' Cartel del nuevo espectáculo 'Greenpiss'

 

¿De qué va Greenpiss, una fiesta teatral cómica con trasfondo trágico?

Es un desmadre eco-ilógico, decimos. Una sátira sobre la ecología y todo lo que rodea al medio ambiente. Todos estos personajes ecologistas de Greenpiss se enfrentan a una multinacional. Una de esas grandes multinacionales que impiden un cambio radical, como estamos viendo ahora. Hemos encontrado estos personajes y esa especie de malo que representa a las mega-corporaciones, los gobiernos e intereses económicos que impiden que se solucione este problema tan acuciante. Y nos va la vida a todos los seres humanos.

 

¿Cómo os habéis inspirado para este nuevo trabajo?

Después de casi 30 años como compañía haciendo espectáculos de todo tipo, ha sido una de las búsquedas más complejas. Nos costó mucho el proceso. Pero vimos que el medio ambiente era el tema más importante que podíamos hacer. Lo más actual, novedoso y candente. Siempre hemos intentado tocar la fibra, no solo hacer reír, sino poder hablar a través del humor de las cosas que nos rodean. Nos gusta hacer sátira social, hacer nuestro pequeño comentario más o menos incorrecto sobre lo que pasa en el mundo. Este tema fue una especie de revelación porque es el espectáculo que teníamos que hacer. Ahora mismo es completamente necesario. ¿La inspiración? Pones encima de la mesa las problemáticas, en este caso la contaminación del mar, la ingeniería genética, cómo las corporaciones pagan para poder contaminar en ciertos sitios, todas esas cuotas y trapicheos. También hay muchos temas, como un número de pingüinos en el Ártico, que no han podido entrar en el espectáculo. Pero hasta aquí hemos llegado... En Yllana tenemos la incorrección por norma. Y hay una especie de realidad aplastante: el otro día leíamos que no se cumplen los compromisos climáticos. Entonces, hacemos un espectáculo que ojalá abra los ojos a la gente. Aunque termina de una forma bastante realista. Greenpiss es nuestra pequeña aportación para mover conciencias desde el teatro en torno a este gran problema.

 

En Yllana habéis interpretado muchos papeles y denunciado numerosas situaciones a través del humor. ¿Por qué ahora la concienciación medioambiental? ¿Es tan importante?

Es el tema más importante. No hay otra cosa más importante ahora mismo. Vas por el campo y te encuentras un botellón, todo tirado y dices: “¿Qué hace falta para cambiar esto?”. En la obra tenemos también un número de Greta Thunberg para poder mostrar con cariño cierto extremismo ecologista porque son esas personas las que están dando voz y conciencia. Y son fundamentales. Si sale Greta Thunberg en el espectáculo es porque la queremos.

 

¿Sirven el humor y el teatro como arma de construcción masiva, en este caso, para ser más conscientes del maltrato humano a la naturaleza?

El humor es una manera fantástica para transmitir ideas y siempre lo ha sido. El teatro es una manera de hacer humor y estamos muy concienciados en este espectáculo y con muchas ganas de poder aportar nuestro grano de arena en torno a este gran problema. Y creo que es un tema que los humanos entienden, pero nos hemos acostumbrado a una forma de vida que no podemos parar. Los seres humanos tenemos una parte hipócrita: ¿de qué prescindimos para mejorar esto? Estamos en una encrucijada. Este es un espectáculo intermedio entre la realidad y las soluciones, que no son fáciles. Desde Yllana lo plasmamos pero, por supuesto, queremos hacer reír, como siempre.

 

¿Cómo recibe el público Greenpiss? Aparte de las risas, ¿creéis que se valora el mensaje de fondo? ¿Qué os dice la gente?

Estamos testando el espectáculo... El final es agridulce para la gente. Queremos que no todo sea risa, sino dejar un mensaje y que cale. El público reacciona fantásticamente porque está viviendo esto todos los días. Todos somos parte del problema y parte de la solución.

 

Calentamiento global, uso abusivo de los plásticos, exterminación de especies animales, consumismo desenfrenado... Habláis de “desmadre eco-ilógico”. Pregunta retórica, con permiso: ¿falta más lógica en nuestras acciones?

Sí. Pero creo que las nuevas generaciones están mucho más implicadas. La gente joven empieza a estar más concienciada que antes. En ese sentido, creo que va a haber un cambio y algún día seremos conscientes todos de que vivimos en este planeta y hay que cuidarlo. Y tocará sacrificar cosas. Costará. Pero ojalá haya otra visión, nuevas energías más sostenibles y baratas. En Greenpiss hay un sketch donde planteamos esto. Hay que ser optimistas porque somos una gran especie que hemos hecho grandes cosas y no somos tan idiotas como parece.

 

¿Y qué preocupa a los Yllana en materia medioambiental? ¿Qué hacéis para dar ejemplo en vuestra vida cotidiana?

Vivimos envueltos en esta sociedad. Y somos conscientes, claro. Yo intento cuidar el medio ambiente, hago lo que puedo y reciclo, pero también sé que vivo en este mundo y, a veces, también tengo más de lo que necesito. En Yllana intentamos ser muy conscientes de nuestro alrededor. ¡Creo que somos buenos chicos con la naturaleza!

 

Cambiando un poco de tercio, ¿cómo estáis pasando esta pandemia? ¿Y cómo está afectando esto a la cultura (que, como la naturaleza, anda maltrecha)?

Mira, justo íbamos a empezar este espectáculo antes de la pandemia, pero tuvimos que parar. Al final, fue un periodo muy creativo y el espectáculo creció con el tiempo; y acabamos de entregarlo al público. Dentro de unos meses lo habremos afinado, pero  la gente ya está reaccionando muy bien a Greenpiss. Y sobre la cultura, es obvio que la pandemia está afectando a toda la industria. En Yllana estamos en una posición curiosa, una posición potente; y estamos trabajando bastante, pero hay muchísima incertidumbre. Creo que es la época con mayor incertidumbre de la historia. Y estamos todos asustados porque no sabemos qué puede pasar y cómo afectará a nuestra industria, la del ocio, donde hay que juntar a gente en espacios...

 

¿Un mensaje de Yllana para conseguir un futuro más verde?

En Yllana somos optimistas. Pensamos que el mundo va a ir a mejor y el futuro puede ser más verde.