La recuperación turística excepcional disfrutada este verano en toda España podría verse amenazada en años posteriores en el caso de que el cambio climático provocara que las olas de calor fueran más intensas y extremas disuadiendo al turista de disfrutar de sus vacaciones en España al optar por destinos con temperaturas más llevaderas.

La recuperación de los flujos turísticos previos al Covid y el regreso de niveles de facturación de 2019 en hoteles, bares, restaurantes y empresas de ocio podría verse diluido por el impacto negativo de las altas temperaturas.

Y es que según los últimos datos de la Agencia Estatal de Meteorología, España ha sufrido 42 días de olas de calor desde junio. Una temperatura insufrible para muchos viajeros que disfrutan de paseos callejeros para conocer la ciudad, que con ese excesivo calor se convierten en indeseados. El verano y las vacaciones han estado siempre relacionadas con viajes y traslados. Pero esta concepción puede cambiar para todos a raíz de los últimos acontecimientos climáticos caracterizados por olas de calor extremas en diferentes zonas del mundo.

El clima ha sido históricamente uno de los principales motivos para elegir un destino, por lo que si un cliente queda insatisfecho con este factor, puede decidir no regresar al mismo lugar, o al menos durante la misma temporada.

La firma de análisis de datos Mabrian ha actualizado el índice de percepción climática, que realiza cada año y en el que calcula el efecto de la climatología en los destinos turísticos y cómo los turistas quedan satisfechos con el clima durante su estancia.

El índice utiliza diferentes técnicas avanzadas de inteligencia artificial y el uso de datos procedentes de millones de interacciones de los visitantes en redes sociales que son captadas diariamente.

 

Francia, Grecia y España, los destinos más afectados

 

Después de analizar el impacto de las olas de calor de este verano a partir de este índice, se detecta que Francia, Grecia y España han sido los destinos más afectados en cuanto a pérdida de satisfacción climática.

Esto hace que su percepción sobre el viaje en general también haya sufrido cambios. Así, en los turistas que han sufrido una ola de calor durante su estancia en el destino su experiencia y su percepción global del viaje es inferior.

Esta caída de satisfacción supone una alta posibilidad de que estos visitantes no repitan. Más incluso teniendo en cuenta el efecto del gran encarecimiento del alojamiento en destinos como Grecia y España durante esta temporada. A esto se suma que los turistas que visitaron el Reino Unido este verano han mostrado una mejor percepción general del clima en comparación con 2021.

Los expertos aseguran que si esta tendencia hacia un clima más cálido continúa, como apunta el cambio climático, la industria turística tendrá que replantearse las vacaciones de verano tal y como las conocemos ahora. Así los viajeros podrían tener más interés en lugares más frescos durante los meses de verano. O, tal vez, podrían cambiar la temporada en la que visitan estos lugares, llegando antes o después de la temporada veraniega.

 

¿Oportunidades o amenaza?

 

Los expertos consideran que analizar la satisfacción climática y sus efectos en la experiencia global de los visitantes, podría servir a la industria turística a ser más resiliente y tomar mejores decisiones en un futuro. Se puede analizar la percepción climática en un destino y los efectos de fenómenos como las olas de calor, lluvias intensas, nevadas, erupciones volcánicas, huracanes, etc

Así, se pueden identificar mercados y temporadas menos sensibles a esta climatología adversa y segmentar la comunicación y acciones de marketing para cada uno de los mercados. También se pueden anticipar fluctuaciones de demanda asociadas a esta variación de la climatología. Los turistas podrían preferir destinos menos populares pero más amables climáticamente, aprovechando también que serán destinos menos masificados que verán potenciada su economía. Así, destinos del norte de Francia o España pueden empezar a ser más populares con las nueva oportunidades para su economía que esto supondría.

De igual modo, las compañías hoteleras deberían empezar a tomar estos indicadores en cuenta a la hora de decidir su próximas aperturas e inversiones.

Las previsiones por tanto indican que los destinos azotados por las olas de calor quizás vean más desestacionalizada la demanda y puedan dirigir sus esfuerzos a los turistas que tengan interés en visitar el destino fuera de temporada.

Otro cambio u oportunidad es que las actividades en el destino puedan verse afectadas, despertando más interés los planes o actividades que empiecen cuando el sol se esté yendo o por la noche. Lo que podría significar que los tours turísticos, bares o restaurantes tengan que modificar sus horarios adaptándose a la nueva situación.

Los hoteles y complejos turísticos de los lugares más calurosos también tendrán que replantearse sus zonas de descanso al aire libre, con mayores zonas protegidas del sol, piscinas y cubiertas al aire libre. Se modificarían las actividades en los centros de spa, y los campos de golf también se podrían ver afectados.

Además, el calor extremo está impulsando un mayor incremento de la conciencia medioambiental entre los turistas, que cada vez se muestran más interesados en destinos y hoteles más sostenibles que apuesten por la lucha contra la emergencia climática que llegará inexorablemente.