Se llama Paul Stamets y es, si no el que más, uno de los micólogos (especialistas en hongos) más reconocidos del mundo. Y afirma que estas formas de vida que no son animales ni vegetales, de las que hay millón y medio de especies y que fueron los primeros organismos en colonizar la tierra firme hace 1.300 millones de años –así que durante largo tiempo dominaron el planeta–, pueden sernos mucho más útiles de lo que ya son como fabricantes del humus –la capa fértil de los suelos–, ingredientes culinarios o sustancias alucinógenas.

De hecho, afirma que los hongos "pueden salvar el mundo". Producen potentes antibióticos y pueden combatir enfermedades como la viruela, la gripe o la tuberculosis y ayudar a prevenir otras como el cáncer, las patologías cardiovasculares o las alergias; también generan eficaces y ecológicos plaguicidas; pueden permitir fabricar biocombustibles limpios y sostenibles y también ayudar a regenerar entornos altamente contaminados al metabolizar hidrocarburos. Y se pueden fabricar embalajes que después contribuyan a reforestar terrenos degradados.

Hay 1,5 millones de especies y fueron los primeros seres en poblar la tierra firme

Stamets, que se ha convertido en el adalid de la micotecnología, ha patentado ya diversas cepas que podrían constituir soluciones revolucionarias para algunos de los más graves problemas de la humanidad. Así, afirma que el hongo Metarhizium anisopliae y otros de su género, cuyos efectos entomopatógenos (capaces de matar insectos) ya eran conocidos desde hacía tiempo, podrían ayudar a controlar hasta 200.000 especies de insectos e invertebrados dañinos para la agricultura o para la integridad de nuestras construcciones sin dañar el medio ambiente.

El micólogo descubrió que la manipulación de los hongos para que no emitieran esporas, que repelían a los insectos, tenía resultados devastadores para las termitas y hormigas que invadían su casa y que morían al ingerir el micelio, los filamentos que constituyen la parte vegetativa del hongo, que se reproduce en su interior generando sustancias letales para el anfitrión. Los cuerpos de los insectos muertos colonizados por el hongo se convierten además en emisores de esporas que previenen la llegada de nuevas invasiones. 

Stamets afirma que directivos de empresas fabricantes de pesticidas le han reconocido que los que él llama pesticidas inteligentes, que patentó por primera vez en 2006, son "la tecnología más revolucionaria que jamás han visto". De hecho, podrían convertirse en una estocada letal para el pujante negocio mundial de estos productos agrotóxicos, dominado por multinacionales como Monsanto, que según un reciente estudio podría dispararse este año hasta los 59.000 millones de dólares (52.400 millones de euros) cuando en 2000 estaba en los 24.600 millones de dólares (21.916 millones de euros al cambio actual).

Por su parte, una cepa de hongos ostra, de la especie Pleurotus ostreatus, que Stamets contribuyó a desarrollar se ha mostrado tolerante al agua salada –lo que permitiría su uso en el mar– y logró reducir la contaminación por hidrocarburos de un suelo de las 10.000 partes por millón a 200 en tan solo cuatro meses. Y Stamets y sus colegas de investigación comprobaron que el micelio de este hongo mezclado con materia orgánica aumentaba su efectividad en la descontaminación de suelos que habían sufrido vertidos de petróleo. 

 

El descubrimiento de la penicilina

 

Y hay otras aplicaciones de estos seres que podrían ser enormemente beneficiosas para frenar el deterioro ambiental planetario provocado por el ser humano: otros hongos, como el Mycena alcalina, pueden descomponer los policlorobifenilos (PCB), sustancias ampliamente empleadas durante décadas en la industria que presentan una elevada toxicidad y pueden provocar cáncer. Y algunos micelios permiten obtener etanol de la celulosa, proporcionando un combustible limpio y renovable para la automoción que Stamets y sus colaboradores han dado en bautizar como Econol.

Por su parte, otras especies también estudiadas por el micólogo norteamericano tienen grandes propiedades curativas. Un enorme ejemplo de ello fue ya hace casi un siglo el descubrimiento de la penicilina, un revolucionario antibiótico basada en el hongo Penicillium rubens, por Alexander Fleming, en lo que constituyó uno de los mayores avances de la medicina de la historia.

Pues bien: tres variedades del hongo Fomitopsis officinalis, conocido por el nombre común de agarikon, un espécimen bulboso que coloniza troncos en los bosques húmedos del noroeste americano –vivió también en Europa pero ha desaparecido de este continente–, han demostrado su capacidad de combatir al virus de la viruela, y otros tres se han mostrado prometedoramente útiles frente a diferentes tipos de gripe, incluida la aviar, o la tuberculosis. Y lo hacen sin provocar aparente toxicidad.

La mayor forma de vida del mundo es un micelio de 8.900 kilómetros cuadrados

Por ello, afirma Stamets, el Departamento de Defensa estadounidense ha vuelto sus ojos hacia estos seres como una posible forma de prevenir un ataque biológico al país, así que le pidieron colaborar con un programa militar llamado BioShield (Escudo Biológico). Y hay más: el Agrocybe aegerita ha inducido en laboratorio la regresión de tumores malignos y ayudado a controlar el nivel de azúcar provocado por la diabetes. 

Además de ser muy útiles, los hongos, levaduras y mohos tienen una elevadísima capacidad reproductiva y pueden llegar a adquirir dimensiones colosales, dado que el micelio se extiende entrando en contacto con otros similares formando una enorme red que finalmente constituye un único ser vivo. "El organismo más grande del mundo está en el este del estado de Oregón. Mide 8.900 kilómetros cuadrados y tiene 2.000 años de edad", revela Stamets, quien señala que una cepa del tamaño de una uña puede crear 100 kilos de biomasa en apenas unos meses.

Los descubrimientos de Stamets, que ha creado una empresa de venta de hongos llamada Fungi Perfecti (Hongos Perfectos),  le han llevado a ser invitado en varias ocasiones a las Conferencias TED, siglas de Tecnología, Entretenimiento, Diseño, una organización sin ánimo de lucro dedicada a promover las "ideas dignas de ser difundidas" en los terrenos de las ciencias, arte y diseño, política, educación, cultura, negocios, asuntos globales, tecnología y desarrollo y entretenimiento. En ellas han participado premios Nobel, exdirigentes mundiales o algunos de los empresarios de más éxito en el mundo. El vídeo de la de 2008 ha superado los 3,4 millones de visitas en internet. Tal vez al final conseguirá salvar el mundo con los hongos.