El mundo sigue perdiendo masa forestal, aunque a un ritmo mucho menos acelerado que en anteriores décadas. Nuestro planeta tiene ahora un 3% menos de superficie cubierta de bosques que hace 25 años. Las selvas arrasadas durante este periodo suman más que esa extensión pérdida, pero eso se ha visto compensado porque, paralelamente, algunos países han visto incrementarse su área boscosa.

Y, afortunadamente, el avance destructor de la maquinaria también se ha visto ralentizado. La tasa neta de deforestación ha pasado de una media de siete millones de hectáreas anuales perdidas en los países tropicales en el periodo 2000-2010 a tres millones en los últimos años, según constata el último informe El estado de los bosques del mundo, la edición correspondiente a 2016, del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en sus siglas en inglés). 

España ha ganado un 33% de área boscosa debido al abandono del mundo rural

El avance de las hachas y las sierras se concentra en África, América del Sur y Central y Asia meridional y sudoriental, y las actividades humanas que más árboles se llevan por delante son, según la FAO, la agricultura comercial a gran escala (culpable del 40% de la deforestación), la agricultura de subsistencia local (con el 33% de la responsabilidad), las infraestructuras (10%), la expansión urbana (10%) y la minería (7%).

Pero el informe se felicita de que se haya demostrado que "es posible incrementar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria y detener o incluso invertir a un tiempo la deforestación", y pone como ejemplo de ellos "los esfuerzos satisfactorios realizados por Chile, Costa Rica, Gambia, Georgia, Ghana, Túnez y Vietnam".

Y mientras en algunos lugares se pierden bosques, en otros se ganan. El balance final se va equilibrando porque los países más desarrollados sumaron más de tres millones de superficie arbolada entre 2000 y 2010, mientras los más pobres perdieron más de dos millones. En total, desde 1990, el mundo ha pasado de 41.282.694,8 kilómetros cuadrados de bosques a 39.991.336,2 kilómetros cuadrados según los datos de la FAO.

Países sin árboles

Uno de los países que más ha ganado en términos porcentuales es España. Y también en términos de superficie real. Porque en las estadísticas del periodo 1990-2015 recopiladas por el Banco Mundial aparecen crecimientos espectaculares, como los de Islandia, que triplicó su extensión boscosa en el periodo estudiado, o Baréin, que ganó un 172% de árboles.

Pero en ambos casos se trata de países con una muy reducida área forestal (en la volcánica y gélida isla nórdica, apenas el 0,5% del territorio está cubierto de bosque, y lo mismo cabe decir del desértico archipiélago del mar Rojo), por lo que cualquier actuación reforestadora que en otro lugar sería casi irrelevante allí resulta estadísticamente significativa.

De hecho, ambos están entre los 10 países con menor superficie forestal relativa, triste ámbito en el que dominan las islas Feroe, Egipto y Libia, con el 0,1% de bosque. Eso, entre los países que tienen bosques, porque hay cinco en el mundo, San Marino, Catar, Gibraltar, Mónaco y Naurú, que no tienen ni uno por pequeño que sea.

Surinam tiene el 98% de su territorio cubierto por una espesa jungla amazónica

Más estimable resulta el 62% de incremento forestal de Irlanda. Y tampoco está mal el 33% ganado por España. Los árboles ocupan el 37% de la superficie total de la península y las islas, que han pasado de tener 13,8 millones de hectáreas de bosque a 18,4 millones. Las razones han sido las repoblaciones forestales, el despoblamiento humano rural y la expansión natural de la vegetación salvaje en las zonas abandonadas por la agricultura.

El país con mayor porcentaje de territorio cubierto de bosques es Surinam, la antigua posesión holandesa en América del Sur, con nada menos que un 98% de sus 164.000 kilómetros cuadrados. Le siguen las islas de la Micronesia, pero aquí de nuevo su pequeña extensión total resta relevancia al dato. El tercero en la lista, con un 89%, es Gabón, una nación centroafricana de 267.000 kilómetros cuadrados que apostó por la protección de sus selvas mediante grandes parques nacionales gracias al impulso del conservacionista J. Michael Fay, que, acompañado de un grupo de pigmeos, recorrió a pie durante un año largo más de 5.000 kilómetros de bosques lluviosos para dar a conocer la importancia de estos ecosistemas. 

Los puestos posteriores en el ranking los ocupan de nuevo varios pequeños estados insulares del Pacífico y el Índico, y el siguiente país con una extensión estimable es Guyana, vecino amazónico de Surinam, con el 84% de su territorio. El primer país desarrollado, y lo es mucho, y también europeo aparece en el puesto número 11 y es Finlandia, que tiene el 73% de su superficie densamente forestada.

Entre los gigantes del mapa político mundial que tienen grandes áreas de bosque, mientras Brasil sigue perdiendo selva, aunque por fortuna a un ritmo más lento, y también lo hizo Canadá, Estados Unidos y Rusia experimentaron modestos crecimientos. Pero el caso más destacable es el de China, que ha pasado de 1,5 a más de dos millones de kilómetros cuadrados de bosques. El país asiático anunció el año pasado un gran plan de reforestación que pretende que una cuarta parte de sus 9,6 millones de kilómetros cuadrados se cubran de verde en 2020. A la humanidad entera le va mucho en el cumplimiento de esa promesa.