La inminente llegada del frío pondrá de nuevo de manifiesto uno de les efectos más graves y menos conocidos de la crisis económica. Cientos de miles de hogares españoles pasarán el invierno a temperaturas mucho más bajas de lo que exigirían, no ya el confort, sino incluso la salud humana. La llamada pobreza energética —falta de medios económicos para atender las facturas de la electricidad, el gas u otros combustibles— podría estar costando la vida a entre 2.300 y 9.300 personas al año en todo el país.

“En invierno se registra una tasa de mortalidad adicional, que en España se cifra en unos 20.000 fallecimientos al año, una de las más elevadas de Europa. Nosotros intentamos establecer qué parte de esa mortalidad se debía a la pobreza energética, y los diferentes estudios consultados nos indicaron que podría estar detrás de entre el 10 y el 40% del total”, explica a EcoAvant.com el investigador de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) José Luís López.

Habitar en una casa cuya temperatura es demasiado baja no sólo puede agravar los síntomas de dolencias respiratorias y cardiovasculares preexistentes, sino “afectar incluso a la salud mental, causando trastornos emocionales, como depresiones, especialmente entre niños y adolescentes, según han demostrado algunas investigaciones”, añade.

El problema podría causar entre 2.300 y 9.300 muertes evitables cada invierno

Los datos de la ACA indican que las familias españolas pagan por la energía un 80% más de lo que abonaban hace 10 años, y deben hacerlo con un nivel adquisitivo mucho menor. La crisis económica ha multiplicado el problema con el incremento de la tasa de paro hasta el 26% y una media de reducción salarial del 7%.

La ACA realizó el año pasado el primer intento de cuantificar el problema de la pobreza energética en España. No había ningún estudio al respecto. Bajo la dirección del experto Sergio Tirado, se analizaron los últimos datos disponibles, de 2010, de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) y la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) para elaborar el informe Estudio de Pobreza Energética. Potencial de generación de empleo derivado de la rehabilitación energética de viviendas.

Los investigadores tuvieron en cuenta dos variables. Por una parte, la proporción entre el peso de los gastos en energía y los ingresos anuales. Se considera excesiva si los primeros suponen más del 10%, el doble de la media nacional. Por otra, si los encuestados se declaraban incapaces de mantener la vivienda a temperatura adecuada los meses fríos. La principal conclusión del trabajo, del que José Luis López fue coautor, fue que en torno al 10% de los hogares españoles (en los que viven unos cuatro millones de personas) eran víctimas de la pobreza energética.

Según los datos sobre el peso de los gastos, las regiones con tasas más elevadas de pobreza energética son Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja, Navarra o Aragón, comunidades del norte y el interior de inviernos rigurosos. El indicador subjetivo de incapacidad de conseguir una temperatura adecuada basado en la ECV indicó que las más afectadas eran, por este orden, Canarias, Murcia, Galicia, Andalucía, Extremadura e Islas Baleares, todas ellas de clima más templado.

Más víctimas que el tráfico

Otro dato impactante aportado por el estudio es que la parte de la tasa de mortalidad adicional invernal achacable a la falta de recursos económicos podría estar causando ya más muertes prematuras (y por tanto, evitables) en España que los accidentes de tráfico, que en 2011 costaron la vida a 1.480 personas.

Como señala el título del estudio, el mismo defiende que el acondicionamiento de los edificios para que sean energéticamente más eficientes sería la mejor solución. “No sólo se crearía mucho empleo, y de calidad, y se conseguiría que las viviendas ahorraran energía, con el consiguiente menor impacto sobre el cambio climático, sino que se aportaría una mejor calidad de vida a sus ocupantes y se evitarían todas esas muertes prematuras”, apunta López.

El problema, por supuesto, sería la financiación de las reformas. Las familias que no pueden afrontar las facturas de la luz o el gas difícilmente podrán costear la rehabilitación energética de sus inmuebles. Por ello, desde la ACA se reclama un fondo público específico para la adecuación de las viviendas del colectivo afectado.

La primera definición de pobreza energética la hizo la británica Brenda Boardman a principios de la década de 1990. Para ella, era la “incapacidad para un hogar de obtener una cantidad adecuada de servicios de la energía por el 10% de la renta disponible”. Esta definición se ha vinculado posteriormente, también en el Reino Unido, a la posibilidad de mantener un régimen térmico adecuado en la casa (21 ºC en la sala de estar y 18 ºC en el resto de estancias). Si bien las primeras definiciones se centraban en el problema de la calefacción, las más actuales incluyen también el consumo de los electrodomésticos, el agua caliente e incluso de la refrigeración de la vivienda en los meses más calurosos.

La solución ideal sería la rehabilitación energética integral de todos los edificios

No existen políticas públicas destinadas a combatir el problema en España. La Comisión Europea ha empezado a incluir el concepto en sus políticas energéticas y de protección de los consumidores: las Directivas 2009/72/CE y 2009/73/CE obligan a los países miembros a desarrollar planes para hacerle frente. Pero su trasposición a la legislación interna está pendiente en nuestro país, si bien Cataluña ha incorporado sus disposiciones a su planificación energética para 2015.

Por ahora, tan sólo palían la situación algunas ONG u organizaciones asistenciales que ayudan a personas con problemas a abonar sus recibos, les proporcionan mantas y ropa de abrigo o les permiten cargar las baterías de algunos aparatos, como teléfonos móviles, en los enchufes de sus sedes.

Una manera de ayudar a estas familias es enseñarles a recortar su factura empleando la energía de manera más eficaz. Éste es el objetivo de un proyecto desarrollado en Cataluña por Ecoserveis y la Fundación Acción, Bienestar y Desarrollo. Han formado a 15 voluntarios que visitarán los hogares con problemas para enseñar de qué manera se puede reducir el consumo eléctrico sin perder calidad de vida.

Asimismo, una veintena de organizaciones medioambientales, sociales y vecinales —entre las que se encuentran Greenpeace, el WWF, Intermón-Oxfam o la misma Ecoserveis— han puesto en marcha la campaña Bájate la potencia para protestar contra la reforma energética del Gobierno.

Sus impulsores animan a la ciudadanía a reducir al mínimo la potencia eléctrica contratada ante la inminente tercera subida del recibo de la luz en un año, que lo encarecerá en otro 4% más impuestos y afecta precisamente a esta parte fija de la factura. Los interesados pueden informarse sobre cómo hacerlo en sus webs. 

Para mañana miércoles han sido convocadas en toda España concentraciones de protesta contra la pobreza energética, que se llevarán a cabo a las 20.30 horas en las principales capitales. Más de 200 organizaciones dan apoyo a la iniciativa, a la que se invita a participar a los ciudadanos arropados con mantas y portando velas encendidas. Como las que cada vez se usan más en los empobrecidos hogares españoles.